14. El dibujo del nargle.

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Harry despertó varias veces durante la noche, a veces ponía el dedo índice debajo de la nariz de Draco, como asegurándose que siguiera respirando.

Cuando la ansiedad de lo que había sucedido invadía su cuerpo, se distraía contando partes de la anatomía de Mallfoy, los rubios cabellos rebeldes que caían sobre su amplia frente, sus pecas, sus larguísimas pestañas.

Hubo un momento en la madrugada en el que un trueno los despertó a ambos, la habitación estaba helada, por lo cual Harry tuvo que buscar una manta en el baúl de Draco.

Cuando la encontró y se recostó en la cama, Draco lo miraba atento con sus brillantes ojos grises, Harry lo abrazó de la cintura y los tapó a ambos.

Era probable que para ese punto Draco ya no estuviera borracho, probablemente ya no necesitaba que Harry durmiera abrazado de él, pero Harry lo hizo de todas maneras.

Y Draco se lo permitió de todas maneras.

Harry no sabía por qué, pero la dinámica parecía tan sencilla, como si algo los uniera, la piel de Draco contra la suya se sentía bien, electrificante y simplemente correcta, adecuada.

Lo observó dormir durante varios minutos, la cabeza de Harry no paraba de pensar, estaba confundido.

¿Por qué estar con Draco lo hacía sentir tan bien?

¿Por qué hablar con L lo hacía sentir tan bien?

Harry ciertamente no sentía esas cosas por Ron, o Neville o Seamus y jamás las había sentido.

Draco y L eran los únicos que lo hacían sentir como...diferente.

Harry nunca se había planteado la idea de ser gay anteriormente, no podía serlo, había besado a Cho Chang, había besado a Ginny, muchas veces.

Una vez incluso había tomado a Ginny de la cintura.

Pero en esos momentos, sostenía a Draco más fuerte de lo que alguna vez lo hubiera hecho con Ginny, con ella nunca había compartido cama, ni habían dormidos abrazados tapados con una manta.

Cuando Harry despertó en la mañana siguiente, la habitación estaba totalmente vacía, se estiró en la cama y se colocó sus lentes.

¿Dónde estaba Draco?

Harry estaba seguro que ya se había perdido el desayuno y las primeras clases del día, genial, Draco lo había dejado solo en su habitación, no sabía por qué eso lo enojaba tanto, los pensamientos de Harry se vieron interrumpidos al escuchar que alguien tocaba la puerta.

—Draco, ¿estás ahí? —era la voz de Blaise, mierda, mierda.

Harry no respondió, comenzó a escuchar murmullos detrás de la puerta.

—Draco, no podemos abrir la puerta—sonó la voz de Nott, Harry miraba con los ojos abiertos como la perilla giraba pero no se abría.

—Sólo queremos saber si estás bien—gritó Blaise.

—Draco, abre la maldita puerta—exclamó Nott.

Blaise y Nott parecían tener una discusión afuera de la habitación, pues al parecer Nott quería tirar la puerta para ver a su amigo y Blaise sólo quería que Draco le confirmara que estaba bien.

—De acuerdo, tú lo pediste, vamos a entrar.

Harry corrió a la primera puerta que vio, dándose cuenta que había entrado a un baño, su teoría de que su habitación era la única con baño en Hogwarts acababa de desmentirse, pues se encontraba en el baño de Draco.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora