Con sus maletas en mano, Ron, Hermione y Harry se encontraban caminando entre los matorrales para llegar a la madriguera, desde que el mundo mágico había vuelto a la tranquilidad, los amigos disfrutaban de largas y lentas caminatas.
Caminar a veces resultaba una actividad aburrida para cualquier otro mago, pero para aquellos chicos que habían pasado casi la mitad de sus vidas huyendo, el caminar les resultaba la cosa más placentera y pacífica del mundo.
Sus maletas no eran muy pesadas, pues desde años atrás, Hermione y Harry tenían designados cajones en los armarios de la familia Wesley para guardar parte de su ropa.
Hermione en la habitación de Ginny y Harry en la habitación de Ron.
—No puedo hacerlo—dijo Ron de golpe, haciendo que sus dos amigos se detuvieran a unos 5 metros antes de llegar a la casa.
Hermione, que iba a unos cuantos pasos más adelante que su mejor amigo y su novio, se regresó al escuchar la voz del chico.
—Ron—susurró de manera delicada, tono que sólo parecía utilizar con el pelirrojo.
—No puedo, Hermione—dijo bajando la mirada—. No puedo, Harry.
—Estamos juntos en esto, Ron—le afirmó su amigo, soltando la maleta en el suelo para posar una mano en su hombro, mientras que Hermione le dio un suave apretón en el antebrazo de la extremidad contraria.
Harry odiaba el hecho de que había visto a sus personas favoritas sufrir a lo largo de los años, odiaba eso, daría lo que fuera por poder sanar el dolor de las personas.
Por sanar el dolor de Ron y el resto de los Wesley, tal como ellos lo habían hecho con él.
—Ya lo sé—habló Ron, sus ojos habían comenzado a humedecerse, Harry sintió una presión en su pecho, eran pocas las veces en las que Ron se mostraba vulnerable, pero cada que lo hacía algo se rompía dentro de Harry—. Sé que tengo que estar con ellos, ¿verdad? Es decir, es lo que se supone que debes de hacer cuando pierdes a alguien.
—Ron, no hay reglas que indiquen cómo se supone que debes de vivir tu duelo, pero considero que a tus padres les gustaría que sus hijos estuvieran juntos esta navidad—habló Hermione con el mismo tono de voz que había empleado anteriormente, sus ojos también habían comenzado a humedecerse, Harry la admiraba, pues ella nunca había soltado a Ron ni un solo momento desde la trágica perdida que la familia había experimentado meses atrás.
—No tengo ánimo para celebrar navidad—admitió Ron limpiándose las lágrimas violentamente, su rostro comenzaba a ponerse más rojo que de costumbre, Harry rezaba internamente que ninguno de los Wesley los estuvieran viendo, pues no quería que se sintieran mal.
—Pues no la celebremos—dijo Harry—. No será una celebración, sólo estaremos juntos.
Hermione asintió al escuchar a su amigo.
—De acuerdo—asintió Ron—. Pero de todas maneras, no me siento preparado por volver aún.
Y así fue como decidieron que pasarían los primeros días antes de navidad en Grimmauld Place.
Era extraño para Harry volver a su casa, la cosa es que no podía dejar de pensar en el antes y el después que sentía por culpa de Draco Malfoy.
La última vez que había pisado aquél piso jamás se imaginó que llegaría a unirse a aquél chico.
Kreacher les preparó la comida apenas llegaron y Hermione se encargó de decirle a Molly que habían presentado un imprevisto (no quería comentarle del estado de ánimo de Ron, pues no quería preocuparlo) pero le aseguró que volverían para navidad para pasar el resto de las vacaciones ahí antes de volver a Hogwarts.
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The calm before (after) the storm | Drarry |
Hayran KurguA varios meses de la muerte de Lord Voldemort y la batalla, Harry debería sentirse con más ganas de vivir que nunca, pero la verdad, es que Harry lleva tiempo sintiéndose miserable. Desesperados por ayudar a su amigo de la indudable depresión que l...