51. El lago negro y la habitación dorada.

161 22 0
                                    

Draco se encontraba de espaldas enfrente del enorme lago negro, pero al escuchar las pisadas de Harry sobre el pasto se giró rápidamente, llevaba un suéter verde oscuro que se le asentaba a su torso de la manera correcta y sus perfectos, planchados y limpios pantalones negros de vestir.

Harry le había escrito por el pergamino que se encontraran ahí, pensando que no había un mejor lugar para decirle todo lo que tenía guardado.

Harry muy apenas se había terminado de bañar minutos atrás, no podía esperar más para hablarle a Draco y confesarle todo lo que había descubierto, no encontraba más sentido en ocultar secretos, en seguirle darle vueltas al asunto, mucho menos ahora que sabía que eran almas gemelas.

Estaban destinados a encontrarse durante la eternidad, así estuvieran cerca o separados.

Pero la verdad era que Harry no sólo quería volver a estar con su novio por ese pequeño gran detalle, era porque lo extrañaba como loco y lo amaba profundamente, no podía soportar estar un momento más lejos de él.

—Harry—murmuró Draco lo suficientemente fuerte para que Harry lo pudiera escuchar, sacándolo de su trance.

Los ojos de su novio se veían más azules que nunca, Harry sintió una ráfaga incendiando su pecho, un amor profundo que sabía que jamás se iría, por inercia se tocó a si mismo el tatuaje de la luna sobre su mano, Draco sería su hogar por siempre.

—Me comporté como un estúpido—inició diciendo acercándose al chico, el cual lo veía con ojos bien abiertos—. La directora me explicó lo de los pergaminos, debí dejar que me explicaras, prometo no volver a irme de esa manera sin antes dejar que hablemos pacíficamente, no sentía todas las cosas horribles que te dije, sólo las dije porque me encontraba enojado—comenzó a decir rápidamente, entre más hablaba más estúpido se sentía.

—Yo no debí haberle pedido eso en primer lugar de todas maneras, yo también debería pedirte disculpas—dijo el chico con voz algo apagada y fue como si una bombilla de luz se hubiera incendiado sobre la cabeza de Harry.

¿Por qué Draco le había pedido ese favor a la profesora McGonagall desde un inicio?

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué querías hablar conmigo en primer lugar? —murmuró Harry tomándolo de las manos, asegurándole que se lo estaba preguntando por genuina curiosidad, no porque lo estuviera retando.

Draco resopló y le jaló las manos, invitándolo a que se sentaran en el césped, así que lo hicieron.

Tenían muchas cosas que hablar.

—Poco después de la batalla—empezó a decir mientras jugaba con los dedos de Harry—. Comencé a pensar muchísimo en ti, es decir, siempre lo había hecho porque siempre tuve un crush enfermizo contigo o como sea—dijo rodando los ojos, Harry soltó una risita al recordar la manera en la que Narcissa le había dicho que cuando eran niños, Harry era lo único de lo que Draco podía hablar cada que regresaba de Hogwarts—. Pero esas veces eran diferentes, no recuerdo con exactitud qué era lo que pensaba, sólo sabía que todos mis pensamientos iban conducidos a ti, intentaba distraerme a mi mismo, pero siempre mis pensamientos terminaban contigo, yo sólo podía preguntarme cómo estabas, qué estabas haciendo, si te sentías feliz por haber ganado la batalla, o si eso te había roto lo suficiente como para no poder celebrar—dijo viéndolo fijamente.

Harry conocía el sentimiento en parte, la verdad es que después de la batalla no había pensado en Draco en lo absoluto, pero si que lo había llegado a soñar varias veces.

Y claro, que se había encontrado miserable después de la batalla.

—Al principio pensé que era culpabilidad por todo lo que te había hecho, en parte lo era—explicó—. Pero comenzó a volverse más intenso, ¿sabes? Después me llegó la carta para volver a Hogwarts y acepté sin pensarlo dos veces.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora