65. Legeremancia.

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—¡TIENE UN GIRATIEMPO! ¡HAY QUE QUITARSELO!—gritó Hermione horrorizada, y justo cuando estuvo a punto de girarlo, Kingsley gritó ''expelliarmus''  haciendo que el objeto volara hacia él.

Lo colocó en el suelo y lo piso, destruyéndolo por completo.

—Theodore Nott, quedas condenado a pasar el resto de tu vida en Azkaban por haber robado uno de los patrimonios del Hogwarts, el espejo Oesed, así como haber utilizado dos veces una de las maldiciones prohibidas y por haber liberado a Lucius Malfoy, prisionero en Azkaban.

Los guardias esposaron a Theo antes de que alguien pudiera hacer o decir algo más, la cabeza de Draco sentía que iba a explotar después de todo lo que había pasado en los últimos días, Dios, en las últimas horas, cuando supuso que Theo lo había maldecido para robar la espada, quiso perdonarlo mentalmente, quiso pensar que habría tenido sus razones.

Habría ido a Azkaban por su mejor amigo.

Se sentía como un completo estúpido, Theo lo había engañado durante tantos años, sobre todo en los últimos meses y es que Draco no podía pensar cómo pudo haber sido tan ciego...

Ahora todo hacía sentido, todos los cabos sueltos se ataron en su mente, muchas veces se había preguntado del cambio tan repentino del chico, por qué de un día para otro pareció preocuparse más por él, Draco creyó que era porque al estar mejorando, estaba siendo un amigo más estable, más fácil de tener.

Y Draco sólo había necesitado de un amigo.

Harry no lo soltaba ni un solo momento, lo tenía rodeado con sus brazos y aunque su traje olía a la colonia de Ron, la calidez de la piel de su novio lo tranquilizaba.

—Era mi mejor amigo—sollozó sin voltear a verlo, no lo soportaba, Harry se limitó a acariciar su cabello con finos trazos y Draco sintió que si el chico llegaba a soltarlo, probablemente él caería de rodillas al suelo—. Y ahora estará en Azkaban —sollozó y es que le dolía, Theo pudo haber tenido un futuro brillante, era inteligente, tenía carisma, se había ganado la confianza del maldito trío de oro, pudo haber sido alguien.

—Se lo tiene merecido, Draco—le dijo Ron intentando tranquilizarlo—. Dios, no puedo creer lo mucho que confiamos en él—su tono era de arrepentimiento, aunque él no tenía culpa de nada, era como si se sintiera responsable de haber aceptado a Theo en su círculo de amigos, nadie se lo imaginaba, ni siquiera Hermione, la cual lucía totalmente incrédula a lo que estaba sucediendo.

Por la cabeza de Draco pasaban como ráfagas todos los momentos que habían pasado, como se habían conocido desde los malditos once años, las veces que fueron a la casa del otro a jugar, como se distanciaron durante la guerra y como se acercaron cuando esta terminó, por meses, Theo era la única persona que había estado para él, él único que había escuchado sus lamentos, el primero en enterarse que Harry Potter no parecía abandonar sus pensamientos, lo había ayudado maldita sea, o al menos eso había creído.

—No puedo creer que nos haya mentido a todos, a Valerie—dijo Hermione negando con la cabeza, su voz hizo que Draco despegara la cara del cuello de Harry y se dirigiera su mirada a Hermione.

—Gracias por todo, Mione, si no hubieras dicho lo de las almas gemelas las cosas no estarían sucediendo como ahora, me salvaste—dijo Draco con lágrimas en sus ojos, Hermione hizo una sonrisa sincera y lo abrazó.

—Estuviste brillante, Hermione—reconoció Harry palmeando la espalda de la chica.

—Sí, nunca creí que algo como eso tuviera tanta relevancia—dijo Ron.

—La tiene—dijo McGonagall a sus espaldas, la mujer lucía algo cansada y Draco por un momento se sintió mal por la pobre maestra, ella había estado desde el día uno al pie del cañón, tenía tanto que agradecerle—. El profesor Severus Snape me lo dijo antes de que yo saliera de la dirección, no fue necesario que yo dijera algo, pues nuestra Hermione se nos adelantó—dijo la profesora con la voz llena de orgullo, Draco sintió que su corazón se llenaba de calidez, Snape los había ayudado, Snape siempre había estado para ellos, en su extraña y peculiar manera, pero nunca los había dejado solos.

The calm before (after) the storm | Drarry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora