Capítulo 16

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Nacho está cortando tomate en el centro de la isla, concentrado. Pol pone la mesa, mientras tararea una canción.

Ainhoa y yo nos mantenemos calladas. Aunque no dejamos de lanzarnos sonrisitas cómplices. Pol y Nacho lo notan. Nos preguntan varias veces si nos pasa algo. Pero hasta que estamos los cuatro sentados, alrededor de la isla, no desvelamos el secreto.

—Chicos, tenemos algo que contaros —sentencia Ainhoa, mirándome.

Yo sonrío nerviosa. Ellos esperan, en silencio, a que digamos algo. Se les nota intrigados. Nacho nos mira por encima de sus gafas y Pol espera, reclinado sobre su silla.

—¿Lo dices tú? —me pregunta Ainhoa, con sus manos entrelazadas a la altura de su barbilla y brillo en su mirada.

Niego con la cabeza. Aún sigo perpleja.

—Ainhoa, habla —pide Pol.

—Vale. Pues... Sara y yo... vamos a comprar un local para montar una cafetería librería.

A Nacho se le desencaja el rostro. No se lo esperaba.

La expresión de Pol se torna impresionada.

—¡Te has atrevido! — asiento, tragando saliva.

Pol se levanta y ante mi sorpresa, me abraza.

—Estoy muy orgulloso de ti, Sarita.

—¡Eh! ¿Y a mí no me abrazas, capullo? —protesta Ainhoa, de brazos cruzados.

—Claro que sí, quejica. Ven aquí —y Pol abre sus brazos hacía ella.

Nacho también nos felicita.

—Nacho, si te ilusiona la idea... contaríamos contigo —sentencia Ainhoa —. Eres un experto en organización y tienes experiencias en hostelería. Serías bienvenido al equipo.

Nacho parece sopesar la idea.

—No tengo claro si quiero que seas mi jefa —murmura, serio, dirigiéndose a Ainhoa.

Esta le propina un cachetazo en el brazo, bastante sonoro.

—Serás desagradecido. Además, tu jefa también sería Sara.

—Bueno —Nacho tuerce el gesto —. Eso ya suena mejor.

Ainhoa hace ademán de volver a golpearlo, pero Nacho la esquiva.

El resto de la noche transcurre con Ainhoa hablando, ilusionada, de nuestro nuevo proyecto.

Cuando acabamos de cenar, me lavo los dientes y voy a meterme en cama. Demasiadas emociones para un solo día. Me estoy poniendo el pijama cuando llaman a mi puerta. Es Pol.

—Dime.

—Nada —Pol me sonríe desde el marco de la puerta —. Sólo quería repetirte... que estoy orgullo de ti.

Le lanzo otra sonrisa.

—Gracias, Pol. La verdad... es que aún no me lo creo.

—Bueno. Vete asimilándolo. Ainhoa es un huracán. Como socia será igual.

Nos reímos.

—Que miedo me da —confieso, sentándome en la cama.

Pol me imita. Entra en la habitación y se deja caer a mi lado.

—El miedo es bueno, Sara. Nos impulsa a hacer cosas.

Asiento.

—Esto significa que dejarás la empresa de tu padre.

La magia de dos corazones en movimiento [Parte 2 Bilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora