Capítulo 32

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Pol.

Cojo el móvil y escribo. Aunque haya bloqueado a Sara en el whattsap y no le lleguen mis mensajes, no puedo evitar hacerlo. Como hice ayer. Y antes de ayer.

"Sé que hoy era la inauguración. No he dejado de pensar en ello en todo el día. Igual que no dejo de pensar en ti. En ti, en como estarás. En mí, en lo cobarde que soy. En nosotros, en lo que no seremos. Sé que he hecho lo correcto. Pero también sé que duele, duele mucho, Sara."

──────────

Sara.

Cuando llego a casa y me encuentro en el salón a una Ainhoa embarazadísima, con rostro serio, y a un Nacho con cara de preocupado, sé que algo va mal.

—¿Pero...? ¿Ha pasado algo? ¿Qué haces aquí, Ainhoa? ¿Nacho te ha dejado subir seis pisos de escaleras?

—Sí, a un escalón por minuto.

—¿Le ha pasado algo a Pol? —pregunto, mientras tiro mi chaqueta y bolso al sofá.

—No, cariño —murmura Ainhoa con un tono delicado —. Pol está bien.

—¿Sabéis dónde está? —exijo, nerviosa.

Ambos niegan con la cabeza.

—No estamos aquí por Pol, Sara —exclama Nacho.

—¿Entonces?

—Estamos aquí por ti.

Me dejo caer en el sofá sin entender de qué va esto.

—¿Por... mí?

—Sí. Nacho y yo... creemos que te vendrían bien unas vacaciones.

Creo que me están hablando en otro idioma.

—¿Cómo que... vacaciones? ¡Pero si acabamos de abrir la cafetería! ¿Estáis locos? ¡Si tenemos un montón de trabajo!

—Sí, Sara. Pero no se puede trabajar con el corazón roto.

Sus palabras me quiebran y hacen que las lágrimas se me amontonen en los ojos.

—¿Queréis que me coja una baja por mal de amores? —casi no me sale la voz.

—No, Sarita —murmura Nacho —. Pero aparte de socios, somos amigos. El negocio ha despegado muy bien. Sabemos que vamos a tener una buena carga de trabajo. Por eso, antes de que la cosa vaya a más, nos gustaría que aceptases nuestro consejo de amigos que te quieren. Cógete un tiempo para ti. Coge un vuelo, vete lejos. Descansa, llora, pasea... pero permítete perderte, quererte y sanar un poquito. Luego, vuelves, y seguimos dándolo todo con la cafetería.

—No necesito...

Ainhoa me corta.

—Sara. Haznos caso. Y no lo hagas por nosotros, hazlo por ti.

Asiento. Y me pongo a llorar.

Ainhoa abre mi portátil, el cual descansa sobre la mesa del salón y busca una app de vuelos.

—¿París? Hay vuelos casi regalados.

—Sí, la ciudad del amor es el mejor sitio para superar una ruptura —sentencia Nacho con tono irónico.

Se me escapa una carcajada entre las lágrimas que hace que me atragante y se me salga un moco.

—¡Ai, tía! ¡Que aún me quedan dos meses para limpiar babas y mocos! Oye, mira. Barcelona. ¿Qué te parece?

Niego con la cabeza, no muy convencida.

—He estado un millón de veces.

—¿Berlín?

La magia de dos corazones en movimiento [Parte 2 Bilogía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora