«Un Amor Nacido Entre Rivales» Katsuki Bakugo x OC. (Traición #1)

Capitulo 6.

Solo me ausente tres putos días

¡Tres. Putos. Días!.

¡No pueden dejar de tocarle las pelotas a los estudiantes por tres días!

Estaba cargada de tarea, y si no fuera por Loren, estaría perdida. Me había ayudado bastante.

Supongo que le era fiel a eso de ser "aliadas."

Loren a estado viniendo muy seguido. Ella es morena, con pecas, ojos verdes y un bonito pelo negro que tenga mechones color azul y las puntas de color rojo.

- Solo tienes que elevar...

- El cuadrado y multiplicar lo restante. - Complete. - Vamos, hasta Arise resolvería esto.

- ¿Arise?, Pff, solo tiene ocho años, Estrella. - ah, que recuerdos. - Seré tu maldita sirvienta si ella llega a hacerlo.

«Pues ves arrodillándote, Mon amour »

- 1) ¿Nunca superarás ese apodó?, Y 2) ¿Quieres apostar?. - La rete, ella me dio una mirada de: "Recio". Llame a Arise, que estaba jugando con Alice.

- ¿Qué paso?

- Ari, ¿Recuerdas las clases de matemáticas que te di? - ella asintió -, pues, demuéstrale a Loren como se hace.

- ¿Qué obtendré a cambio?

- Helado extra de cena, y chocolate.

- Trato.

Le cedi el espacio, ella se sentó en la silla, fijo su vista en los problemas de matemáticas. Los estaba analizando, luego, tomo en lápiz y empezó a escribir en el cuaderno. Yo la miraba con una sonrisa orgullosa, cómo diciendo; "Hay tienes, Loren, no los ha terminado y tú ya me debes tu salario de tres meses", después de dos minutos exactos, Arise soltó el lápiz tirándolo de una manera deliberada, y luego, le enseño el cuaderno de matemáticas a Loren, que miraba todo con la boca abierta.

- ¿Que?, ¿Cómo...? - la sorpresa no le permitía pronunciar palabra alguna.

- De Oreo, por favor, y, extra chispas de chocolate. - Declaró Arise antes de salir de la habitación con un tono de sarcasmo y diversión disimulados.

Mire a Loren que aún seguía en shock.

- Sorprendente, ¿No?

- Esa niña es un puto genio.

Me reí.

- Yo le enseñe, ¿Qué esperabas?. - Dije con orgullo, ambas nos reímos.

Fue como aquella noche del seis de septiembre.

- ¡Vamos, estrella, no seas cobarde!

- ¡Suéñalo, Loren, es demasiado alto!

Se escucharon risas por parte de el grupo de chicos de mi edad que se encontraban abajo, demasiado abajo.

Se veían diminutos desde esta altura.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al sentir aquella brisa que hacía que temblará por la altura.