- ¿Sabes?, Sigo sin entenderte. - cuestiona.
- Ni yo me entiendo. - le respondo.
- Te gusta la ensalada, pero solo cuando tiene algún tipo de condimento. No te gusta las verduras, pero no te importa comértelas en comida rápida.
- El resto de los ingredientes enmascara su sabor. - respondo con simpleza mientras sigo observando mi teléfono con aburrimiento.
- Yo mejor te quiero, porque no te entiendo.
- Sabía decisión, Ashido. - respondo, luego conecto cables.
¿Me quiere?
Disimulo la incomodidad, sigo revisando mi teléfono. Sé que suena malo pero no estoy acostumbrada al afecto que no sea de alguien con quien no estoy demasiado acostumbrada.
- Dios, como es que tu cama es tan cómoda. - comenta mientras se acurruca en ella.
- Me tomo toda una semana dignarme a arreglarla, así que no la desorganices, Mina. - le pido, ella parece aceptarlo y se acomoda de forma que no se dañe el orden. Es una de las razones por las que me agrada Mina, ella no se esfuerza por que yo cambie, no altera mi espacio seguro y entiende como funciona.
- Tu cuarto es algo...
- Simple - termino por ella -, lo sé, no me tomo demasiado tiempo con el.
- ¿Me dejarías hacer algo? - pregunta.
- Lo pensare. - es lo único que le digo. Mi cuarto en la Heights Alliance era algo simple, no quise llevarme demasiadas cosas de mi casa, y lo que necesite simplemente lo creó. La imagen cómica del maestro Aisawa arreglado y All Migth pidiéndole perdón a mis hermanas - ya que ella querían decapitarlos por "no cuidar bien de mi" - para poder estar en la Heights Alliance es simplemente una joya.
La Heights Alliance fue creada para proteger a los alumnos de la U.A. debido a los últimos ataques de La Liga de Villanos en nuestra contra. No fue una decisión sencilla, tuve que que hablar con mis hermanas y con Loren, ya que sus padres siempre se ofrecían a cuidarlas y por mi no había problema, eso ayudaba mucho.
Ella sigue sintiéndose culpable por aquella noche.
Estaba emocionada de ver a Loren otra vez después de mucho tiempo, Alice parecía sentirse igual ya que no paraban de ir de un lado a otro imaginándose como se vería Loren en su cumpleaños. Yo no era menos, estaba muy contenta de poder ver a mi única amiga después de mucho tiempo, y felicitarla por sus logros.
Loren y yo hemos sido amigas desde siempre, nacimos en el mismo barrio de bajos recursos, por lo que nuestra infancia fue un poco parecida. A sus padres no les disgustaba que estuviera conmigo, pero siempre me pedían que nunca llevara o diera a conocer a Loren a mis padres, lo entendía perfectamente, me asustaba la idea de perder a la única amiga que tenía por culpa de ellos. Un día, simplemente desaparecieron, no volví a verla. Sus padres se contactaron conmigo y me contaron lo sucedido, a sus padres les resulto la idea de un negocio y habían invertido en ello, eran millonarios, por lo que no necesitaban seguir en un barrio sucio y peligroso.
Me alegraba por Loren, pero al mismo tiempo me sentía triste por tener que seguir allí. Cuando sus padres me llamaron para invitarme a su cumpleaños yo era la más feliz, me puse el mejor vestido que tenía, e incluso tome algo de mi dinero ahorrado para comprarle un juego de accesorios muy bonito, estaba segura que a ella le encantarían.
Tenía la dirección de su casa, así que con parte de mis ahorros tome un taxi y me fui. Al llegar me sorprendí por la enorme mansión frente a mí, maravillada, con la amabilidad que me caracterizaba, saludaba a todos los invitados con una sonrisa, ellos me la devuelven, algunos me juzgan con la mirada por mi atuendo barato a lo que yo no le tomo mucha importancia.
Le muestro mi invitación a uno de los hombres trajeados de la entrada y me deja pasar. Al entrar, me deslumbro con el salón en el que estoy.
Todo tiene un toque delicado y sutil, y al mismo tiempo elegante, las mesas están decoradas, la gente sentada y platicando felizmente. Busco a Loren con la mirada y la veo. Ella luce hermosa. Lleva un vestido color blanco y unas sandalias que adornan sus piernas como una enredadera, unos aretes dorados adornan con delicadeza sus orejas, un collar de perlas y un brazalete en la muñeca izquierda a juego. Luce hermosa. Esta hablando con un niño más o menos de mi edad.
La felicidad me inunda, no dudo ni un momento y corro hacía su dirección, envolviéndola en un fuerte abrazo. No puedo describir con palabras lo mucho que la extrañe y lo sola que me sentí. En mi imaginación, Loren se sorprendía, me miraba, y me abrazaba con el doble de fuerza, me decía lo mucho que me extraño, y volveríamos a estar igual de juntas que antes.
Que tonta había sido.
- Eh, disculpa - me dice, la lejanía con la que me habla no pasa desapercibido para mí, ella toma mis brazos y me aparta -, ¿Quién eres?
La sorpresa es clara en mi rostro, siento mi corazón arrugarse un poco.
- ¿Q-que quien soy? - el tartamudeo se hace presente en mis labios por la sorpresa de lo que estoy asimilando. Loren suelta mis brazos y me aparta de manera algo brusca.
- Loren, ¿No me recuerdas? - pregunto, incrédula. Solo quiero confirmar que esto no es una broma.
- ¿Debería? - la mirada de mi mejor amiga de toda la vida no es nada de lo que solía recordar. Esta es fría, y hasta con desprecio. La Loren que yo conocía tenía una mirad cálida y feliz, dondequiera que fuera irradiaba felicidad.
- Lo lamento, pero tengo que irme. - y finalmente, ella se va. El comienzo de mi odio por mi "Don" es aquí. Alcanzo a escuchar un: "¿Quien es esa niña?" de parte de uno de lo que supongo que son sus nuevos amigos.
Una pequeña parte de mí aún tenía esperanza de que ella dijera; "Es mi mejor amiga, ella es genial, su don es increíble. Ven, te la presento" y me llamara y nos divertiríamos juntas, como siempre lo habíamos hecho. La cruel y abrumadora realidad me azota con fuerza ante sus palabras.
"No es nadie."
Con esas simples palabras, lo único bueno de mi mundo se derrumbo. Mi corazón empieza a palpitar con fuerza en mi pecho, la mirada de rechazo de mi mejor amiga de toda la vida ronda por mi mente, el sentimiento de rechazo hacía la única persona que de verdad me acepto había negado mi existencia.
Con lagrimas amenazando con salir, salgo de allí, apartando a los invitados de mi camino, una vez que salgo al jardín noto gotas cayendo del cielo: Lluvia. Me recordaba tanto a mis Arise y a lo mucho que le gustaba. ¿Cómo se lo diría?, Ella también la quería mucho.
Veo a algunos meseros recogiendo todo y llevándolo a dentro junto con los otros invitados, y yo estoy parada allí, como una estúpida.
Ya no detengo mis lagrimas. Me acerco a uno de los meseros y le entrego la caja de mi regalo, envuelta en un plástico color rojo barato que tanto me costó envolver.
- Entrégueselo a la señorita Loren. - dije con la voz entrecortada, el mesero se veía confundido, pero aún así, asintió en silencio y entro al establecimiento.
Reviso el pequeño bolsillo que tengo en el vestido: vacío. Supongo que tendré que irme a casa a pie. Si es que a ese lugar se le puede llamar casa. El dolor en mi pecho empieza a ser abrumante, lagrimas recorren mis mejillas, camuflándose entre las gotas de lluvia, mi vestido se empapa y simplemente, comienzo mi camino hacia el lugar donde me quedo. Porque no es más que eso, no es lugar al que le pueda llamar hogar, un lugar donde he vivido tanto dolor y sufrimiento no se le puede llamar hogar.
Es el único lugar a donde ir.
Ese día, la pequeña Aguni entendió que estaba sola. Nadie la protegería.
Así que, si ella quería escapar de el infierno lleno de demonios tenía que hacerlo por su propía cuenta.
Ese día, ella murió. Pero renació.
En algo mucho mejor...
En un monstruo.
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«Un Amor Nacido Entre Rivales» Katsuki Bakugo x OC. (Traición #1)
FanfictionElla es un cliché de libro. Alta, hermosa, lista y fuerte. Cualquiera que viera estas cuatro características diría que tenía una vida perfecta, ¡Qué vil mentira! Lo tenía todo para ser una villana, lo tenía todo para hacer que el mundo estuviera a s...