Capítulo 23.

248 20 4
                                    


Todos estábamos entrenando arduamente, hasta el punto de sentir el verdadero infierno.

Aisawa-sensei no mentía cuando dijo que íbamos a experimentar la muerte misma.

Mis dones estaban muy bien desarrollados, por lo que me centre en crear resistencia. El profesor Mic gritaba y gritaba continuamente mientras yo me centraba en una cosa: Ignorar las ondas sonoras. Crear una especie de campo para evadir sus gritos, y que así, mis oídos no dolieran con las ondas sonoras excesivamente fuertes.

Me duele la cabeza como si me fuera a reventar. Me di cuenta de que no tengo tanta resistencia, y esto se debe a que casi nunca recibo golpes ya que suelo esquivarlos fácilmente. En la batalla con Bakugo los golpes no dolieran por el momento por la adrenalina, pero en cuanto desperté me dolían bastante.

Debo trabajar en eso.

#

- Como dijimos, solo los atenderíamos el día de ayer, así que hoy tendrán que hacer su comida ustedes mismo. En esta ocasión es, Curry. - nos dijo la tercera de las Pussycats, todos estábamos cansados, pero aun teníamos hambre así que no nos quedaba de otra.

Usaron a Todoroki de encendedor humano para prender la leña y hacer el Curry, Bakugo trato de hacer lo mismo y terminó explotándolo y se fue.

Y antes de que me diera cuenta lo seguí.

Me asegure de no hacer ningún ruido, me escondí tras unos arbustos y observe.

Sus cejas fruncidas como siempre, estaba tirado en el suelo bajo un árbol.

Joder, se veía jodidamente atractivo.

No se por que lo hice, pero salí de mi escondite.

Sus ojos color fuego se encontraron con los míos, una corriente eléctrica nos atravesó, y como era costumbre cuando estaba junto a él, mi corazón empezó a acelerarse, como si quisiera salirse de mi pecho y correr junto con el.

- Hola. - fue lo único que salió de mis labios, un silencio incomodo se formo. No hacíamos nada, solo nos mirábamos.

Como si nuestros ojos trataran de comunicarse y decir una y mil cosas.

Cosas de las que unas simples palabras no pueden encargarse.

Luego, Bakugo dio tres palmadas en su regazo. Mi cara dio a entender que no entendía así que hablo.

- Siéntate.

Mis pies se mueven solos, y me siento al lado de él. Otro silencio incomodo se forma, yo estaba a la espera de que él hablara, y él, a la espera de que yo hiciera algo.

- Tks, tonta. 

Siento dos fuertes brazos tomarme de la cintura. Bakugo me sentó sobre su regazo.

- ¿Q-que? - es lo único que puedo formular, un sonrojo se apodera de mis mejillas ante la cercanía. Intentó quitarme del lugar, pero Bakugo hace algo aún más inesperado.

Siento los brazos de Bakugo rodear mi cintura, apretujándome, no de una manera dolorosa, más bien dulce, como si me estuviera pidiendo que me quedara allí, así, con él. Me quedo inmóvil ante la sorpresa, siento su pecho moverse al compás de su respiración en mi espalda.

- Quédate aquí... Conmigo. - lo último lo dice en un susurro, y lo escucho perfectamente. Siento que mis mejillas arden el doble, pero finalmente, me relajó al sentir su aliento en mi cuello.

Ninguno dice nada.

No necesitamos decirnos nada.

Nuestros latidos son lo único que se escuchan, ambos, danzando en silencio, siendo una hermosa melodía, la cual me pregunto si solo yo puedo oír.

- Aguni... - dice mi nombre en un susurro, no me giró para verlo, no puedo, estoy segura que luzco como un tomate podrido.

Y luego, él me obliga. Toma mi mentón con una de sus manos acorralándome, sin escapatoria.

Sus manos son suaves, y dulces, no me lastiman. Es como si estuviera dando todo de sí para ser lo más suave posible.

Y sucede.

Se acerca mas y mas, nuestras respiraciones chocando una y otra vez, mi corazón se acelera el doble, como si fuera a darme un ataque cardiaco. Sus labios rozan los míos.

Ya no puedo más.

Tomó la iniciativa y me acerco más, pegándonos completamente, muevo mis labios lentamente, sin experiencia, al parecer Bakugo se da cuenta de esto, y se mueve. Mis manos se dirigen a las suyas, aprisionándolas en el césped, como si le estuviera diciendo "Eres mío"

Giro mi cuerpo, pegándonos aún más, profundizando el beso, sin previo aviso, Bakugo se abre paso en mi boca y su lengua entra en mi cavidad bucal, es descarado, y se mueve con agilidad, cada roce es eléctrico e hipnotizante.

Él me atrae más hacia sí, si es que eso es posible. Mi cuerpo lo desea continuamente, nuestros labios encajan perfectamente, así como nuestros cuerpos, como si fuéramos dos piezas de rompecabezas en su lugar determinado.

Luego, la falta de aire nos traiciona, obligándonos a separarnos.

Nuestras respiraciones son un desastre, están aceleradas, nuestras miradas conectan.

Miedo.

El miedo se apodera de mí de manera instantánea, me levanto de allí, y salgo corriendo.

No puedo.

Es demasiado peligroso.

No lo haré.

#

Era el tercer día en el campamento.

Entrenábamos sin descanso, yo daba todo de mí, mi cuerpo dolía al igual que mi cabeza.

- Recuerden. Cuando entrenan, no sólo entrenan su cuerpo, también su mente. Así que siempre recuerden su origen. - nos alentó el maestro Aisawa.

Mi origen.

Quería pensar en todo, menos en eso.

Mi vista se fijo en Bakugo, notando que él también estaba mirándome, mi vista se va a lo que estoy haciendo nuevamente y sigo con mis asuntos.

Ni siquiera me atrevo a mirarlo a la cara.

Pixie-Bob anunció que en la noche la clase A y la clase B harían una prueba de valor.

No tenía ganas de hacer eso.

No tenía ganas de hacer nada.

Solo quería que la maldita tierra me tragara y desaparecer entre ella.

Solo...

Quería paz.

«Un Amor Nacido Entre Rivales» Katsuki Bakugo x OC. (Traición #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora