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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 6


Cada noche, después de las clases, Larissa y yo nos reuníamos para cenar. A veces en su habitación, otras veces en mi casa. Y esa noche, ella quiso visitarme. Compramos vino, preparamos salmón.

Me gustaba cuando se acercaba por detrás y me abrazaba, cuando la sorprendía oliendo mi cabello, cuando me daba besos en la mejilla. Cada día y cada noche a su lado era mejor que el anterior.

—Creo que en mi otra vida fui chef —le dije mientras servía. La vi sonreír. Estaba sentada en la barra, con los codos apoyados en ella y sosteniendo su rostro.

—Sí, seguramente —respondió, fingiendo seriedad.

Me gustaban todas las versiones de Larissa. Cuando era seria e imponente en el trabajo, pero también me gustaba verla tan relajada, sonriente y soltando bromas. Conocer ese lado de ella se sentía como un privilegio.

—¿Puedes traer las copas, por favor? —tomé los dos platos para llevarlos a la mesa.

Desde que ella había llegado, yo tuve la impresión de que se sentía inquieta. Como si estuviera preocupada o quisiera decirme algo. Había sido difícil al principio, pero Larissa finalmente estaba empezando a abrirse conmigo.

Larissa me estaba permitiendo entrar a su vida y conocer sus sentimientos. Confiaba en mí. Y yo me sentía la mujer más afortunada del planeta. Pero a veces aún era necesario darle pequeños empujones.

—¿Qué tal el trabajo hoy? —pregunté entonces.

—Tuve un par de reuniones y un pequeño problema con un estudiante —respondió mientras se servía el vino—. Pero todo estuvo muy bien.

—¿Y lo demás?

—¿Lo demás? —alzó la vista, con las cejas arqueadas.

—¿Cómo estás tú? —aclaré.

—Bien, Lili. Muy bien —me mostró una media sonrisa que me hizo ver que estaba siendo sincera. Asentí y volví a concentrarme en mi comida. Un segundo después, sentí su mano sobre la mía. La miré—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro —respondí—. La que quieras.

—¿Cuántas veces te has enamorado?

Alcé las cejas, desviando la mirada de ella a mi plato nuevamente. Me esperé a que preguntara cualquier otra cosa, menos eso. Lo pensé muy bien antes de responder, así que Larissa terminó impacientándose, pero no se molestó, sino que simplemente cambió de tema.

—El vino está muy dulce, ¿no crees? —mencionó, agitando la copa.

—No creo que... —musité. Me aclaré la garganta y me gané su atención—. No creo que las otras veces cuenten. Es decir, he tenido muchas relaciones. No me llena de orgullo, que quede claro, pero... gracias a eso ahora puedo distinguir que esta es la primera vez.

—¿Esta? —cuestionó con sorpresa.

—Contigo.

—No te creo, Lilith Hart —dijo con una sonrisa desafiante. Se llevó la copa a los labios sin dejar de mirarme.

—No es necesario que lo creas —me encogí de hombros, ligeramente molesta. Como si tuviera el derecho de sentirme así—. Yo sé lo que digo, eso me basta.

Larissa asintió con culpa, apartó un poco el plato para inclinarse hacia mí. Sujetó mi rostro con una mano y miró directo a mis ojos. Me desarmaba cada vez que miraba de esa forma, tan profunda e intensa. Como si tratara de leer mis pensamientos. Vi sus labios entreabiertos y húmedos por el vino.

𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡 | 𝐋𝐚𝐫𝐢𝐬𝐬𝐚 𝐖𝐞𝐞𝐦𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora