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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 21


Mudarnos fue la mejor decisión que Larissa y yo pudimos haber tomado. A raíz de eso nuestra relación maduró y creció notablemente. El hecho de que Nia estuviera con nosotras también nos ayudó. Ahora éramos una familia.

Ese año pude cumplir mi promesa de ayudar a Larissa con los preparativos del baile además de la graduación. Asistimos juntas y mientras yo estaba buscando un par de bebidas, Zara aprovechó para sentarse en nuestra mesa, al lado de Larissa, donde yo estuve antes.

Cuando Zara me miró yendo hacia ellas puso una mano sobre la de Larissa. La sangre hirvió en mis venas. De no ser porque el salón estaba con las luces atenuadas, todos se habrían dado cuenta de lo roja que estaba mi cara.

—Realizó un excelente trabajo, señorita Weems —le dijo Zara. Larissa retiró la mano con sutileza.

—Muchas gracias —respondió. Cuando Larissa sonreía genuinamente sus ojos se achinaban. Pero cuando fingía, sus labios se fruncían y el resto de su cara permanecía intacta. Me dio gusto ver que con Zara lo estaba fingiendo.

—Es una lástima que el ponche no lleve alcohol —mencioné al estar frente a la mesa.

—¿Cómo podría llevar? —Zara rio con ironía, mirando a Larissa—. Es un baile de secundaria no una fiesta extrema de esas a las que usted frecuenta.

Puse los dos vasos en la mesa y con mucha intención dejé que uno cayera. Todo el ponche se derramó en la falda de Zara. Ella se levantó deprisa, lamentándose, intentando limpiarse. Yo no me molesté en simular que lo sentía ni me deshice en disculpas. Me encogí de hombros cuando Larissa me miró con desaprobación.

—Bueno, al menos su vestido no va a apestar a alcohol —dije mientras retomaba mi lugar. Me incliné hacia Larissa para darle un beso en la mejilla. Para no parecer del todo grosera le tendí mi servilleta a Zara. Ella la tomó con molestia—. Intente ponerlo bajo el secador de manos, quizá le funcione.

—Qué considerada —murmuró antes de irse. Larissa tomó mi mano y se acercó a mi oído.

—No debiste hacer eso, Lili.

—Y ella no debería coquetearte —repliqué—. Sin embargo lo hace. No tengo por qué tolerarla.

—Pues yo no le doy motivos.

—Eso ya lo sé, no estoy diciendo que lo hagas.

—¿Qué tal si mejor nos olvidamos de ese asunto y vamos a bailar? —la vi ponerse de pie. Me tendió la mano—. ¿Quiere bailar conmigo, señorita Hart?

—Está bien —accedí, esforzándome por relajarme.

Yo trataba de no darle mucha importancia a Zara. Ni a su comportamiento ni a sus comentarios. Sabía que no iba a lograr nada con Larissa porque confiaba plenamente en el amor que ella me demostraba. Aún así, a veces, por más que quisiera, simplemente no podía medir mis acciones ni mi carácter tan explosivo. Pero Larissa me ayudaba. Sentirla me hacía estar tranquila.

—Sabes que solo te amo a ti, ¿verdad? Que solo tengo ojos para ti —sus manos estaban en mi cintura, guiaban nuestros movimientos. Me conmovía el hecho de que en eventos de ese tipo, Larissa siempre prefería usar zapatillas sin tacón para que al bailar yo pudiera alcanzarle los hombros.

—Sí, lo sé.

—¿Estás segura? Porque si no es así, puedo demostrártelo una vez más, no tengo problema con eso.

—Cuando lleguemos a casa —susurré, riendo. Larissa asintió, apoyé la cabeza en su pecho y me dejé guiar por ella. En un momento quise besarla. Entonces Larissa me sujetó un poco más fuerte y me alzó. Yo solté una risita.

𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡 | 𝐋𝐚𝐫𝐢𝐬𝐬𝐚 𝐖𝐞𝐞𝐦𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora