Experimentar [Extra] [Parte 2]

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Lilith


—¿Quieres más? 

La respiración agitada y tibia de Larissa me golpea el cuello. Está completamente fuera de sí, embistiéndome como una salvaje. Todo el cuerpo me tiembla, estoy sudando a mares y me duele cada músculo. Pero aún así...

—Más, por favor —le pido en un susurro.

Con esta mujer mi respuesta siempre será un sí. Porque nunca tengo suficiente de mi esposa. Le aprieto el muslo con la mano y la otra la aferro a la sábana. Gimo, me retuerzo y jadeo cuando tira de mi cabello con tanta fuerza que me hace alzar la cabeza. Apoya una mano en mi vientre y hace que me incorpore. Me muerde el mentón y después los labios. 

—No te escuché.

—Ay, por Dios —grito. Larissa se ha vuelto loca. Pero no lo voy a negar, me gusta—. ¡Más! No te detengas.

La escucho reír, me da un beso profundo y luego vuelve a empujarme hacia el colchón, sin ser nada cordial. Me sujeta los brazos por arriba de la espalda, lo cual me hace sentir vulnerable. Y al mismo tiempo me hace ascender al paraíso. El corazón se me va a salir del pecho. Yo también estoy fuera de mis sentidos, entera y completamente extasiada, atontada. Tanto que ya ni siquiera recuerdo mi nombre. He perdido la noción del tiempo, de la realidad y del espacio. Solo somos Larissa y yo en esta habitación, envueltas en el calor que brota de nuestros cuerpos.

En un momento Larissa se detiene. Vuelve a pedirme que me incorpore, y cuando lo hago, siento sus brazos alrededor de mi cintura. Me da besitos en el cuello, sin salir de mí. Me acaricia los pechos y me saborea los labios. Luego solo apoya el mentón en mi hombro. permanecemos así por varios minutos, abrazadas, queriendo fundirnos en un solo cuerpo. No puedo siquiera explicar lo mágico que es esto. Sentir su piel contra la mía, tan vibrante, tan despierta por mí. Solo por mí.

—Te amo, Lili —susurra con los ojos cerrados—. Me vuelves tan loca.

—Ya me he dado cuenta —bromeo. Subo una mano a su mejilla y la acaricio con el pulgar—. ¿Estás agotada?

—Un poco.

—De acuerdo, es mi turno —le doy un beso en los labios, uno muy suave, antes de apartarme de ella.

Larissa se acuesta de espaldas en la cama. Me sujeta de la cintura para sentarme en su regazo. Vuelve a estar dentro de mí y mientras yo empiezo a moverme, sus manos me aprietan los pechos. Verla morderse el labio inferior solo me anima a aumentar la velocidad. Alzo las caderas y las dejo caer con fuerza, haciéndonos gemir a ambas. 

Tengo los ojos cerrados, y al abrirlos reparo en la forma que Larissa me mira. Está hipnotizada viendo cómo mis pechos rebotan. Me inclino para besarla. Le muerdo el labio inferior y tironeo de él. Ella me aprisiona con sus brazos y vuelve a tomar el control. Por las siguientes horas nos volvemos un amasijo de temblores, gemidos, jadeos y gititos de placer.

—Qué día —digo en voz baja. 

Tengo la cabeza en el pecho de Larissa mientras ella dibuja círculos con los dedos en mi hombro. Una de mis piernas se abre paso entre las suyas. La abrazo con fuerza y alzo la cabeza un poco para darle un beso en el mentón.

—¿Ese es un buen o mal comentario?

—Muy bueno —contesto con emoción—. Demasiado bueno.

—Pero «bueno» no es tan bueno. Podría llegar a ser excelente, ¿no crees?

—No lo sé —sonrío y deslizo el dedo justo en medio de sus pechos. Suelto un grito de sorpresa cuando Larissa me hace quedar abajo de ella.

—Ya lo creo que sí.

Me sujeta las muñecas por encima de la cabeza y empieza a besarme el cuello mientras su mano baja a mi entrepierna. Sin tantos rodeos Larissa se adentra en mí. Pero esta vez es más cuidadosa, más delicada. Aún así yo contengo el aire. Me tenso.

Ella permanece quieta por un par de minutos, simplemente besándome. Yo la abrazo incluso con las piernas, como si fuera un koala en un árbol. Me está dando todo de sí pero todavía no es suficiente. Por eso empujo sus caderas contra mí. Larissa me mira a los ojos y sonríe.

—Me gustas tanto, mi amor. Te amo tanto.

—Y yo te amo a ti, mi vida.

—Pero esta vez no seré ruda.

Me aparta el cabello de la cara, y un segundo después vuelve a besarme. Su cuerpo se mece contra el mío, de arriba hacia abajo, como una marea suave, creando olas pequeñas pero repletas de placer. Estoy ardiendo. Nunca antes me había percibido tan caliente.

—Te voy a lastimar —susurro contra sus labios. La veo negar con la cabeza.

—Todo va a estar bien, solo relájate. Y en todo caso, estaría más que satisfecha si consigo que incendies la cama. Ardería contigo por la eternidad, Lilith.

El resto de la semana es igual. Al llegar a casa Larissa me arranca la ropa sin contemplaciones, sin importarle dónde nos encontremos. En este punto ya lo hemos hecho en la cocina, en la terraza, en el piso de la sala, en el sofá y hasta en mi taller de la galería. Sin duda comprar este arnés ha sido una de las mejores ideas que he tenido.





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𝕳𝖔𝖑𝖎


Bueno, ya cumplí con la segunda parte. Está cortita pero es trabajo honesto.

Espero que les haya gustado. 💐

Yo lo sentí, vos lo sentiste, todxs lo sentimos.
Ajslajak

En fin. Chaito <3

𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡 | 𝐋𝐚𝐫𝐢𝐬𝐬𝐚 𝐖𝐞𝐞𝐦𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora