Capitulo dieciocho: un castigo apestoso

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-Jack te gusta.

-A Jack le gusta ella, que es diferente -puntualizó Lucas.

-Lucas, no estés tan ciego. A nuestra amiga Noah la dura le pone Jack el capullo.

-¿A quién no le pone Jack Taylor? Ósea, sinceramente, me pone hasta a mi.

-Lucas, a ti te pone hasta una piedra.

-No voy a negar lo evidente, pero no estamos hablando de mi gran apetito sexual. Estamos hablando de Noah, que es mucho más interesante que mi falta de sexo.

Ambos se miraron y luego redirigieron la mirada hacia mi. Yo tragué saliva.

-¿Te gusta Jack? -preguntaron al unísono.

Dios mio, eran como malditos niños pequeños.

-No me gusta -dije, mientras sorbía un poco de mi cocacola-. A ver, que es todo un pivón, claro. Pero yo no me lío con capullos.

Lucas me amenazó con una cañita de color rosa. Si su intención había sido hacer miedo... la verdad es que no lo había conseguido. Más bien, me hizo entrar risa.

-Cariño, ya te has liado con uno. EN LA FIESTA. Y no lo niegues, porque yo te vi. Y Emily también. Me parece horrible que aún no nos hayas dicho los detalles. ¿Cómo es besar a Jack Taylor?

-Besa de maravilla -eso provocó un "ooooh" de parte de mis amigos, a los que casi les estaba dando un paro cardíaco-. Pero fue un beso de amigos: un par de besos tontos. No se va a volver a repetir.

Emily alzó una ceja.

–Yo vi mucha pasión en vuestro beso.

–Casi se estaban comiendo el alma –Lucas asintió con la cabeza.

-A Jack Taylor no le gusta que le digan que no –terció Emily.

-Y mucho menos las presas que no puede cazar.

Puse los brazos en jarras.

-Chicos, creo que se os está yendo un poco la olla.

-Yo creo que no, amiga mía –Emily levantó una ceja inquisitiva–. Jack te besa en la fiesta, luego te pide esta relación falsa o lo que sea este cuento, ¡y ayer fuistes de cita! Esto son palabras mayores.

Tragué saliva y negué rotundamente con la cabeza. No, ellos no lo entendían. No lo podían entender. Porque todo aquello no había tenido ningúna intención oculta, ¿no?

–Jack me besó en la fiesta porque estábamos borrachos y estábamos jugando a la botella. Me pidió una relación falsa porque quiere ser el rey del baile. Y me invitó a la playa porque... porque no le apetecía ir a clase. –las miradas de Lucas y Emily me hicieron carraspear con nerviosidad–. Somos amigos.

–A los amigos no te los quieres tirar, Noah.

–¿Quién ha dicho que me lo quiera tirar? –me topé con la mirada de circunstancias de Em y suspiré–. Está bien. Quizá me atraiga sexualmente un poco. Quizá yo le atraiga a él. Pero eso no significa que tenga solo una neurona y piense que es una buena idea empezar un rollete con mi compañero de habitación. Por dios, a William le daría un ataque... y a mi también.

-Mejor que a William Adams le de un ataque: es compinche de Stacy Parks. ¿Desde cuándo no quieres que sufra una muerte dolorosa y sangrienta?

Lucas se cruzó de brazos y asintió con la cabeza seriamente.

-¿Dónde se ha quedado eso de "muerte al estirado inglés"?

Me encogí de hombros. El recuerdo de la risa de William aún repiqueteaba en mis orejas.

An Endless Summer Love | DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora