Desperté repentinamente por el ruido de un coche aparcando cerca de la casa. Parpadeé un par de veces y me encontré con una imagen que hizo que mi corazón diera un vuelco. William y yo estábamos abrazados, y la sensación de su cercanía me tomó por sorpresa. Observé su rostro tranquilo mientras dormía y una extraña mezcla de emociones se apoderó de mí.
Con cuidado, traté de separarme suavemente de William y me levanté de la cama, sintiendo un nudo en el estómago. Necesitaba alejarme de allí y aclarar mis pensamientos, así que me acerqué a la puerta de la habitación para abrirla. Antes de que pudiera largarme de la habitación en ropa interior como en las mil escenas de películas románticas que había visto por la tele, la puerta se abrió bruscamente y Jack apareció frente a mí.
Sus ojos recorrieron rápidamente la habitación y se detuvieron en William y en mí. Me di cuenta de que la escena podía ser malinterpretada, ya que yo solo llevaba puesta una camiseta y William solo unos pantalones.
Sentí una punzada de ansiedad en mi pecho.
–Gatita –exclamó lentamente Jack, su voz llena de escepticismo–. ¿Qué está pasando aquí?
Me apresuré a responder, intentando explicar la situación antes de que las malas interpretaciones se afianzaran.
–No es lo que estás pensando –me excusé rápidamente, tratando de mantener la calma y el control de la situación–. William y yo simplemente... nos quedamos dormidos aquí.
Mi voz temblaba ligeramente por la mentira. Justo cuando Jack abrió la boca para contestar, William se despertó, y sin decir ni media palabra, se levantó de la cama.
El inglés se interpuso entre Jack y yo, con los brazos cruzados.
–Ya la has oído. Nos hemos quedado dormidos aquí –sus ojos azules atravesaron los de Jack, que reflejaban dolor–. No hay más que hablar.
Jack miró de un lado a otro, tratando de procesar la información y controlar su enfado. Parecía luchar con sus propias emociones mientras sus ojos se encontraban con los míos en busca de respuestas. Sentí una profunda tristeza por la confusión y el dolor que mis actos podían causarle, pero...
Recordé cómo él se había liado con Karen, y la culpabilidad se esfumó igual que había aparecido.
Jack exhaló lentamente y suavizó su expresión.
–Está bien –murmuró, mientras se revolvía el pelo con incomodidad–. Solo... necesitaba asegurarme de que no había nada entre vosotros –miró a William con miedo en los ojos–. No quiero que se repita lo de la última vez con Carolina. Si tus padres se enteran de esto...
–No hay nada de lo que enterarse –terció fríamente Will. Sus ojos eran puro hielo–. Y si lo hubiera, tampoco se enterarían. Porque tu no vas a decir nada, ¿verdad?
Jack bajó la mirada hacia el suelo.
–Verdad.
William se puso una camiseta rápidamente y pasó por nuestro lado, sin siquiera mirarnos. Se fue hacia la salida de la casa, y yo seguí su cuerpo a través de la ventana. Lo ví saludar alegremente a Stacy mientras ella le plantaba un beso en la boca.
Algo en mi corazón se desinfló, como un globo de helio después de cierto tiempo. Cogí aire y me giré hacia Jack, haciendo frente a aquella tensión que se interponía entre mi cuerpo y el suyo.
–No se lo tengas en cuenta –rompió el silencio él, dándose cuenta de que estaba mirando el beso entre Stacy y William–. Sea lo que sea que haya pasado entre vosotros, seguro que le afecta más de lo que nunca dirá.
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An Endless Summer Love | DISPONIBLE EN FÍSICO
RomanceCuando a Noah Vázquez, estudiante de último año de instituto, le comunican por carta que deberá pasar el verano en un instituto de Estados Unidos, nunca pensaba que su vida cambiaría por completo. La Academia Élite es un completo Infierno: llena de...