—Patán insoportable —masculló Taehyung antes de entrar para volver a guardar en los baúles las pocas cosas que había sacado.
Jeon Jungkook se había marchado pero, al parecer, Taehyung no creia que fuera a abandonarlos como había hecho el conductor. Eso jamás se le ocurriría a alguien tan egocéntrico como Taehyung.
Seokjin, que no estaba tan seguro, rodeó deprisa el hotel hasta la parte posterior para asegurarse de que solo habia ido a recoger los caballos de la diligencia. Poco después suspiro de alivió al ver que salía de detrás de dos edificios situados calle abajo para adentrarse en el campo donde pastaban los caballos. Todavía estaban los cinco, aunque muy dispersos.
Lo observó unos minutos mientras empezaba a reunirlos. Uno le dio problemas; no queria volver a trabajar. Jungkook tomo una cuerda que llevaba sujeta detrás de la silla y empezó a ondear un lazo sobre su cabeza para lanzarselo después al caballo. El lazo acertó en la cabeza del animal y quedó ajustado antes de que este pudiera sacudirselo.
Seokjin había oído hablar de la técnica de lanzar el lazo, pero no había tenido nunca la oportunidad de verla. Al parecer, el panadero había estado en lo cierto. Jeon Jungkook era un hombre que sabía trabajar con el ganado y con los caballos. Un vaquero, y el primero que él conocía desde su llegada a Tejas, sin duda conocía la zona y sería el guia perfecto. Ojalá no fuera además tan guapo...
Como la mayoría de los hombres guapos, intentaría cortejar a Taehyung. Todos lo hacían. Si creían tener la menor posibilidad con él, lo intentaban. Taehyung era demasiado hermoso para que no lo probaran. Los pocos a los que había tenido años pendientes de él y a los que había incluso animado ni siquiera sabían lo arpía que era. Si deseaba que volvieran, les mostraba solo su mejor cara. Era muy bueno engañando a sus pretendientes.
Pero Jeon Jungkook no tenía ninguna posibilidad. No entraba en la categoría de guapo y rico que era obligatoria para Taehyung. Seokjin esperaba que cuando su hermano se hubiera calmado un poco, no decidiera qué Jungkook sería un entretenimiento divertido. Si desplegaba sus encantos, Jungkook se enamoraría de él y eso sería terrible para Jungkook.
En cualquier caso no era probable que Taehyung se calmara, por lo menos hasta no estar de camino a casa, en Haverhill. Hasta entonces mostraría cuán desagradable era, y todos los que lo rodeaban iban a sufrir su desagrado porque no soportaba que alguien no se sintiera abatido cuando él lo estaba.
Taehyung detestaba de verdad aquel viaje y lo que lo motivaba. Tener que vivir con su nueva tutora y haber de obedecer sus dictados hacían que yo odiara a su tía, a pesar de no conocerla.
Los dos tenían solo un vago recuerdo de ella, ya que Dami se había ido de casa cuando eran muy pequeños. Lo que más molestaba Taehyung era no poder casarse con quien él quisiera y tener que obedecer antes el permiso de su tía. Su padre debería haberle dejado elegir, sin importar a quien eligiera, porque siempre le había dado todo lo que quería.
Era probable que su tía no fuera tan generosa y que se tomara su deber en serio porque era un deber nuevo e inesperado. Por lo menos, así era como Seokjin habría reaccionado, de modo que daba por sentado que Dami también.
Era de esperar que Jungkook viera a Taehyung tal como era y no tuviera curiosidad por lo que podrían parecerle solo los arrebatos de un niño mimado. Por su parte, Seokjin tomaría las precauciones habituales y lo desanimaría, ya que podía ser muchísimo peor si, por alguna extraña razón, le dedicaba a él su atención.
Volvió al hotel a hacer el equipaje. Antes de subir las escaleras se encontró con el panadero y le pidió que informara al señor Jeon de que solo habían cinco caballos, a fin de que aquel no perdiera el tiempo buscando el sexto. Por un momento había pensado decírse lo él mismo, pero decidió que cuanto menos contacto tuviera con Jungkook, mejor.
No tenía mucho que empaquetar. Ninguno de ellos lo tenía, pues, dado que carecían de cómoda o de armario, habían seguido guardando las cosas en los baúles. Dos eran de Seokjin, uno de Namjoon y los cuatro restantes de Taehyung. Se había resistido a dejar tanto sus objetos de valor como sus baratijas, a pesar de que no había cerrado la casa de Haverhill, sino que había quedado al cuidado de una persona para evitar los robos.
Antes de que los cinco caballos estuvieran enganchados al coche, habían acabado y estaban esperando en el porche. Por lo menos él y Namjoon. Era una buena ocasión para que Jeon Jungkook se enojara lo bastante con Seokjin para eliminarlo por completo de sus pensamientos.
Cuando Jungkook se estaba peleando con el arnés del caballo principal, Seokjin se le acercó.
—¿Tiene alguna prueba de que nuestra tía lo envío a buscarnos? —le preguntó.
Jungkook lo miro de reojo y volvió a dirigir su atención al caballo.
—Yo mencioné a su tía, no ustedes —recordó en tono indiferente.
—Si, es cierto, pero todo el mundo en el pueblo sabe que perdimos hace poco a nuestro padre y que vamos a vivir con nuestra tía —insistió Seokjin.
—No habia pisado nunca este pueblo —replicó mientras lo miraba con el ceño fruncido.
—Eso dice usted, pero ...
—¿Me esta acusando de haber entrado a escondidas en el pueblo ayer, quizá, de haber oido de esa historia que <<todo el mundo>> conoce y de idear un plan para fugarme con usted y su hermano? —exclamó Jungkook.
Dicho asi, sonaba horrible. Tendría que ser una persona de la peor calaña para elaborar un plan como aquel. Se estremeció por dentro. Debería asentir con la cabeza, pero no logró hacerlo y no fue necesario, porque Jungkook ya estaba furioso con él.
Jungkook se metió la mano en un bolsillo del chaleco, sacó una carta y la puso delante de las narices de Taehyung.
—Asi supe como encontrarlos , señor Kim, y ya que no los encontré donde debían estar, desde entonces los he estado buscando.
Sin duda, en sus palabras había cierta dosis de censura, y aún más en el tono. Le había molestado, y por demás, tener mucho más problemas de los previos para encontrarlos. Seokjin se sonrojó, a pesar de que ni siquiera era culpa suya no haber estado en Galveston como deberían. Pero le había molestado mucho más aún su acusación. Bueno, de eso se trataba, ¿no? lograr caerle mal y que, por consiguiente, lo ignorar a partir de entonces.
La carta era la que Oh Sehun había mandado a su tía. Por supuesto, Seokjin no habia dudado que Jungkook fuera quien decía ser. No había necesitado pruebas.
Sin embargo, aparento que la prueba que le presentaba lo había convencido.
—Muy bien —exclamó remilgadamente con un resoplido, tras ajustarse las gafas sobre la nariz—. Me alegra estar en buenas manos —. Y se marchó.
Era probable que fuera el enfado lo que lo llevó a replicar <<¿Buenas? No, sólo en mis manos.>> Por lo menos, Seokjin esperaba que solo fuera el enfado.
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Un Hombre Para Mi (KookJin)
أدب الهواةEsta adaptación sera KookJin, creditos a su creadora original Johanna Lindsey Los gemelos Kim, Taehyung y Seokjin pueden parecer idénticos, pero Taehyung es caprichoso, temperamental y muy vanidoso, mientras que el enérgico Seokjin esconde su belle...