Capitulo 18

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Se produjeron muchos gritos. Jungkook era demasiado educado para no ayudar a Taehyung a levantarse. Él no se lo agradeció, claro que Jungkook ya estaba acostumbrado a eso. El joven siguió lanzando improperios a su hermano mientras se sacudía el polvo y la tierra de su pantalón.

Seokjin no prestaba la menor atención a la diatriba. Dami miraba a Taehyung, con aspecto preocupado, pero el solterón la tomo del brazo y lo instó con tacto a entrar en la casa. Jungkook decidió que él también prefería estar dentro y se unió con ellos.

Al cruzar la puerta apenas reconoció el interior. Dami habia sacado del trastero, o habia conseguido encontrar, todo tipo de estatuillas y adornos delicados, habia cambiado las cortinas prácticas por otras muy elegantes y puesto alfombras nuevas en el suelo. La cornamenta sobre la repisa de la chimenea del salón principal había desaparecido y un espejo enmarcado la sustituía. De las paredes colgaban nuevos cuadros. Reconoció uno de la consulta del doctor Wilton. Se preguntó cuánto le habría costado.

Dami habia intentado conferir a su hogar un aire del Este, al que los chicos estaban mas acostumbrados. A él le gustaba mas como antes, cuando un hombre no tenía que ir con cuidado de no tirar nada. Eso demostraba lo nerviosa que estaba Dami en realidad por tener que recibir a sus sobrinos.

Mientras examinaba los nuevos objetos de decoración, no le pasó desapercibido el hombre que estaba sentado en uno de los sofás, con los brazos extendidos sobre el respaldo como si la casa fuera suya. No , era imposible que aquel tejano corpulento de ojos azules y cabellos negros pasar desapercibido. Pero Jungkook no quiso verlo.

Dami, sin embargo, tenia buenos modales y condujo hacia alli a Seokjin para presentarlo.

—Jeon DoYeon, un vecino mio. Posee el mayor rancho del condado, tal vez del estado.

—Estoy en ello— bromeo DoYeon a la vez que se levantaba y estrechaba con fuerza la mano de Seokjin—. Encantado de conocerlo, jóven Kim.

—Igualmente señor Jeon.

—Su tía me lo ha contado todo de ustedes, además de algunas de las dificultades que han tenido para llegar aquí.

—¿Cómo?

—Jungkook mandó algunos telegramas —explicó Dami.

—La semana que viene tendre que celebrar una barbacoa —persiguió DoYeon —. Para darles la bienvenida.

—Que...campestre— exclamo Taehyung con sequedad tras abrir la puerta con un fuerte empujón para que golpeara la pared—. Querría tomar un baño tia Dami. Caliente. Supongo que tendreis instalación de agua. Agua caliente.

—Si nos disculpas, DoYeon, acompañaré a los chicos a sus habitaciones para que se instalen— comentó Dami, que se había vuelto a sonrojar—. Espero que te quedes otra vez a cenar.

Se produjo un silencio incómodo cuando Dami se llevo a los chicos escaleras arriba. Padre e hijo se miraron, pero ninguno de los dos abrió la boca todavía.

Jungkook había extrañado a su padre, aunque no lo admitiría. Caramba, esta encantado de volver a verlo. Él era alto, pero su padre le sacaba unos centímetros. A sus cincuenta y dos años, DoYeon tenia aun los cabellos negros como el azabache, como si tuviera la edad de Jungkook, y también llevaba bigote, pero el parecido terminaba ahí. Tenia los hombros más anchos, las piernas mas largas, sus modales mas bruscos y era dogmático... Bueno, quiza se parecieran más de lo que Jungkook quería reconocer.

Como habia pasado bastante tiempo, esperaba poder reconciliarse con él. Esperaba, pero no estaba seguro. Ambos eran testarudos y podian perder fácilmente los estribos de nuevo.

Un Hombre Para Mi (KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora