Un Hombre Para Mi (KookJin)

Capitulo 22

Seokjin recibió el nuevo día con una agradable sensación de optimismo. El sol brillaba con fuerza. Hasta el dormitorio le checaba el olor a panecillos recién hechos. Le gustaba la casa donde iba a vivir y la habitación que se le había asignado. Era bastante grande, con muchas ventanas que ofrecían brisas suaves, se hallaba en una esquina, con un lado que daba al barracón, a la cuadra y al jardín trasero de la casa, y el otro con una vista clara y panorámica hasta donde alcanzaba la vista.

Si encontraba los útiles correspondientes en Trenton, podría volver a pintar. Había espacio para un caballete, y mucha luz. Había abandonado ese pasatiempo placentero hacía varios años, cuando quiso colgar su mejor cuadro en el salón y su padre se había reído de la idea, para empezar a menospreciar después su talento, igual que Taehyung. No había vuelto a tomar un pincel.

Pero ahora solo estaba su hermano para burlarse de sus intentos y esperaba que no fuera así por mucho más tiempo. Tanto si Taehyung lograba lo que deseaba y podia regresar a casa con el consentimiento de Dami para casarse con quien quisiera, como si aceptaba la primera propuesta de matrimonio que recibiera y arrastraba a su marido a casa con él. Seokjin sospechaba que sería pronto, ya que Taehyung no perdía tiempo una vez había decidido algo. Lo que explicaba gran parte de su optimismo.

Seokjin sabía que se acercaba el momento de dejar dé alterar su aspecto natural y de empezar a llevar una vida normal. Eso era motivo de entusiasmo. Estaba muy cansado de aparentar, y de tener que insultar a los hombres para que lo esquivaran. Habia quemado todas las naves en casa y conseguido que todos los buenos partidos lo despreciaran. Pero ahora podría empezar desde cero, si Taehyung dr marchaba lo antes posible.

Allí solo habia un hombre que lo despreciara hasta entonces, y esperaba poder mantenerlo asi. Era una lastima que resultara ser el único hombre que le habia acelerado el pulso en toda su vida. Sin embargo, el resto de su optimismo guardaba relación con él. Podría entenderlo si se lo explicaba todo. Podrían empezar de nuevo, sin mas pretendientes de por medio, siempre que Taehyung no decidiera usarlo como medio para volver a casa.

Que estuviera entonces fascinado por Taehyung no era el escollo gigantesco que parecía. La mayoría de los hombres jóvenes lo estaban hasta que se mostraba tal y como era el realidad. Jungkook no parecía haber sucumbido aún por completo al hechizo de Taehyung, ya que había podido prestarle atención a él dos veces durante la cena de la noche anterior. Incluso lo había provocado, o eso había dicho. Asi que tal vez no había logrado que lo despreciara del todo.

Todo ello pensaba Seokjin mientras se vestía para bajar, y no eran sino esperanzas pero, aún asi, se sentía muy optimista. De hecho no podía recordar la última vez que había estado de tan buen humor.

Puede que hubiera estado más preocupado por su recibimiento de lo que había creído. Después de todo, Dami era hermana de Seonho. Podría haber sido como él. Pero no lo era. En absoluto. Y todos los temores de Seokjin se habían desvanecido con la calurosa acogida que había recibido.

El gran comedor estaba vacío cuando llegó. Entró a la cocina, pero en ella solo halló a Consuelo, la cocinera: una mujer corpulenta de mediana edad a la que evidentemente le gustaba comer lo que cocinaba. Consuelo era de ascendencia mexicana, pero había nacido y se había criado en Tejas, asi que tenía el mismo acento perezoso que Seokjin había estado oyendo desde su llegada.

Consuelo puso a Seokjin un plato lleno de comida en las manos sin el menor comentario; más comida de la que podía tomar de una sola sentada. Aun asi, se sentó a la mesa de trabajo y procuro comerse buena parte.

—¿Llegó tarde?

—Depende de lo que piense hacer— contestó la cocinera encogiéndose de hombros—. Si quiere desayunar con Dami, tendrá que levantarse al amanecer. Aquí la jornada empieza pronto; estamos en un rancho de trabajo. Pero no tenemos horarios para las comidas, sirvo a  Dami cuando se levanta y cuando viene hacia mediodia, si viene. No lo hace siempre. Y de nuevo al anochecer. Hay comida disponible en cualquier momento del día, así que venga a servirse cuando me apetezca.