Capitulo 43

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Seokjin tenia la impresión de que le dolía todo el cuerpo. Dami le había advertido que estaría dolorido después de la larga cabalgada hasta el pueblo, pero se había reído para sí. Al fin y al cabo, el último par de días había cabalgado largas distancias sin que se le quejaran los músculos. Pero no era lo mismo ir a sentadillas en el regazo de alguien que ahorcadas intentando conservar el equilibrio sobre el caballo.

Habría pasado el resto del día en la habitación del hotel si no hubiese tenido hambre. Y Namjoon no estaba para ir a buscarle algo de comer. Él había preferido quedarse en el rancho, Ya que no iban a llevar la carreta al pueblo y tampoco había aprendido nunca a montar.

También sentía curiosidad por lo que había pasado ese día. Dami no había vuelto aún al hotel a contárselo o, por lo menos, no había subido a su habitación. Teniendo en cuenta la hora que era, seguramente estaría cenando en el hotel y pensaría que Seokjin dormiría hasta el día siguiente.

La empleada del hotel que le había llevado el agua para el baño se había encargado además de la ropa con la que había viajado y se la había devuelto planchada. En esta ocasión se puso ropa de un color gris pálido. Sin  la ayuda de Namjoon, su cabello era, en cambio, una causa perdida. El único peinado que Seokjin había conseguido hacerse solo era un moñito, que no le quedaba tan a gusto con el nuevo corte. Además, no quería impresionar a nadie; solo le apetecía comer algo.

Al bajar las escaleras, sus movimientos eran un poco más rápidos pero aún muy rígidos. Esperaba encontrar a su tía en el comedor pero, si no, no se moriría por tener que cenar solo. Eso sí, su curiosidad podía más que él, y era tan intensa como su apetito.

Tuvo suerte en ambas cosas. Bueno, en realidad no. Dami estaba en el comedor, pero no sola. Jungkook la acompañaba. Seokjin no había contado con eso y estuvo a punto de no reunirse con ellos. Si veía a Jungkook con el corazón roto por la pérdida de Taehyung, le daría una paliza.

Se sentó con toda la dignidad que le permitieron los músculos doloridos. Evitó mirar a Jungkook, aunque notaba sus ojos puestos en él.

—¿Lo encontraste?— preguntó a su tía a la vez que procuraba no prestar atención a Jungkook de momento.

—Si— contestó ella.

—¿Y?— insistió Seokjin.

—Ahora están casados —dijo Dami.

—¿De verdad? ¿No protesto Taehyung?

—Claro que si. Y él también. Pero las balas hacen que una persona cambie de opinión.

—¡Les disparaste!

Esa conclusión provocó una carcajada en Dami, y también en Jungkook, en realidad, lo que llevo a Seokjin a mirarle. Solo pudo haber buen humor, lo que no encajaba. ¿No Debería ser desconsolado por haber perdido a Taehyung ante otro hombre? Pero no parecías consolado, ni siquiera un poquito. Claro que tal vez se le daba muy bien ocultar sus sentimientos.

Sin embargo, había una cosa evidente: todavía no sabía que quién había estado en la cuadra con él aquel día había sido él y no Taehyung. Eso era algo que su hermano tampoco aclararía, tanto si se presentaba la ocasión como si no, porque seguiría queriendo tener ese vínculo con él y poder regodearse de ello si Seokjin hubiera estado mintiendo al decir que ya no lo quería.

Se había distraído de la cuestión principal. Taehyung estaba casado. Tanto si había sido por decisión propia como si no, ya no viviría más con él, así que por fin podría ser él mismo. Debería ser un día de celebración. Sin dudas. Era una lástima que hubiera tantas otras emociones que obstaculizaran su alegría.

—Siento haberme perdido la boda— dijo, y volvió su atención a Dami.

—no te perdiste gran cosa. No fue lo que se dice una boda típica.

—Aun asi, Supongo que debería haber asistido en lugar de quedarme para cuidar unos músculos doloridos— insistió Seokjin—. Después de todo, es mi hermano.

—Dudo que hubiera agradecido tu presencia, cielo.

Eso era cierto. Se le olvidaba que Taehyung se había casado por fuerza, de modo que le habría molestado que Seokjin presenciara la ceremonia.

Por suerte, la camarera llegó para decirle que había para cenar y no tuvo que hacer ningún comentario más sobre la boda. Por desgracia, la pareja infelizmente casada también llegó.

—¿Os importa si nos sentamos con vosotros? —preguntó Sandeul mientras se acomodaba junto a Jungkook y tiraba una silla de la mesa continua para Taehyung.

—Si —contestó Jungkook sin rodeos.

—Lastima— dijo Sandeul con una sonrisa tensa.

—¿No deberíais estar celebrando la noche de bodas? —especuló Jungkook, recostado—. ¿En privado?

—Eso lo hicimos ayer, ¿recuerdas? ¿O acaso me perdi la pretendida causa de la farsa que ha tenido lugar hoy?

Las palabras eran muy amargas, pero del tono no. Seokjin tuvo la impresión de que a Sandeul no le disgustaba demasiado su nuevo estado marital. Era probable que si le habían tenido que obligar, hubiera sido porque Taehyung le había enojado. Era algo que hacía con facilidad.

—Se cosecha lo que... —comenzó a decir Jungkook.

—Ahorrate el sermón, gracias— le interrumpió Sandeul—. Pero quiero preguntar algo a Red. ¿De verdad me habrías disparado y habría salpicado de sangre a todos los presentes, me habrías visto gritar y lo habrías vuelto a hacer si me hubiera seguido negando a cooperar?

—No llevas un rancho como yo si sientes a presión cuando hay que disparar, Sandeul. Si, lo habría hecho. Y ahora deja que sea yo quien te pregunte: ¿De veras creías que podría seguir toda la vida arruinando la reputación de muchachos decentes sin tener que pagar por ello? Puede que el padre de Choi Min Young no tuviera agallas para pedirte cuentas, pero yo, si.

—Detesto recordartelo, Red de verdad, pero la reputación de tu sobrino ya estaba arruinada.

—Bueno, eso lo sabemos todos. Y también que iba camino del altar antes de que tú te entrometieras.

—Tienes razón— Sandeul rió, y luego dirigió su atención a Seokjin. Como si no lo hubiera visto hasta ese momento, dijo—: Vaya, vaya. La oruga por fin salió del capullo.

Seokjin no pudo evitar el rubor que él deseaba provocarle. Detestaba ser  el centro de atención. Y Taehyung no soportaba que lo fuera, de modo que su réplica no lo sorprendió.

—Tenia miedo de competir conmigo— explicó Taehyung—. Sabía que no tenía ninguna posibilidad. Pero ahora que el campo está libre, cree que puede seguirme los pasos.

—Pareces celoso, querido.— Sandeul sorprendió con sus palabras a todo el mundo—. No es necesario. Sigue siendo más hermoso que él

—La belleza está en los ojos de quien mira— intervino Jungkook y, luego, añadió con ironía—: menos mal que Sandeul es medio ciego.

Taehyung farfullo indignado. Dami intento contener la risa. Sandeul ni siquiera eso, y soltó una carcajada. Seokjin se quedo mirando a Jungkook, sin saber muy bien porque había acudido en su auxilio, a no ser que solo fuera una excusa para meterse con Sandeul, que le había robado a Taehyung. Eso era lo más probable, ya que desde el principio había notado que se caían mal.

Pero a Taehyung no le gustó será el blanco de una broma, y se volvió enfadado hacia Jungkook.

—Si hay alguien ciego aquí, ése...

—¿Porque no recuerdas nuestra charla, querido?— le interrumpió Sandeul—: cuidado con esa lengua.

Taehyung cerró la boca y se recostó con el ceño fruncido. Seokjin no se lo podía creer. Sandeul había logrado ejercer cierta clase de control sobre su hermano. ¿Con amenazas? ¿O prometiendole lo que quería? En cualquier caso, era sorprendente verlo. Ni siquiera su padre había tenido ese tipo de influencia sobre Taehyung.

Y Sandeul no podía haber sido más oportuno. Seokjin sabía muy bien lo que Taehyung iba a revelar, por puro rencor. Ahora que estaba casado, le molestaba ver cómo Seokjin disfrutaba del grupo de pretendientes que debería ser suyo, y tenía los medios de imponer a su hermano un matrimonio. Por supuesto, nadie le creería a estas alturas, ni siquiera Jungkook.

{Si que lo revelé porque tal parece que Seokjin va a seguir callado}

Un Hombre Para Mi (KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora