Capitulo 2

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Era un rancho pequeño según la mayoría de los criterios, pero todavía más según los criterios de Tejas. Enclavado en las fértiles llanuras al oeste del Brazos, con medio kilómetro de recorrido de un afluente del río en el extremo nordeste de la finca, el Twisting Barb incluía tierras inmejorables, aunque no fueran muchas. El rancho, que contaba con menos de mil cabezas de ganado, tenía espacio para más, pero sus propietarios no habían aspirado nunca a ser unos <<reyes del ganado>>.

En la actualidad había un único propietario. Dami habia asumido la dirección del rancho tras la muerte de su marido. Habia aprendido bien como había que criar el ganado y podría haberse encargado de todo con facilidad, salvo por algo: carecía de buenos peones que le hicieran caso.

Desesperada, se habia planteado seriamente vender el rancho. Todos sus peones buenos se habían ido cuando su marido había muerto. Había hecho correr la voz en el pueblo de que buscaba personal, pero cualquier peón que valiera algo buscaba trabajo en la finca de los Jeon's. Los únicos dispuestos a trabajar para ella eran adolescentes inexpertos y jóvenes procedentes del Este que se habian dirigido al Oeste por alguna razón, pero a quienes había que enseñar todos los pasos de la cria de ganado.

Estaba dispuesta a enseñar. Pero ellos no lo estaban a aprender, por lo menos no de una mujer mayor a la que consideraban una segunda ladre. Como un montón de jovencitos, la oían pero no la escuchaban. Sus instrucciones les entraban por una oreja y les salía por la otra. Cuando estuvo apunto de rendirse y vender el rancho, habia llegado Jeon Jungkook.

Había conocido a Jungkook desde hacia muchos años. Era el hijo de su vecino, Jeon Do Yeon, un ranchero que si aspiraba a ser conocido como un <<rey del ganado>>. DoYeon poseía el mayor rancho de la zona y siempre habia intentado ampliarlo. Habria llamado a la puerta de Dami si hubiera sabido que pensaba en vender. Solo que Dami no queria vender realmente, sino creía que no le quedaba más remedio que hacerlo, dado lo mal que le había ido tras la muerte de su marido. Pero Jungkook habia cambiado su situación, y Dami seguía dando las gracias por la tormenta que lo habia llevado al Twisting Barb hacia tres meses.

Habia sido la peor tormenta del invierno. Y la única razón por la que Jungkook estaba cerca cuando estalló era que se había peleado con su padre y se iba de casa para siempre. Dami le habia dado alojamiento aquella noche. Cómo era un hombre astuto, se había percatado de que algo no iba bien y a la mañana siguiente, durante el desayuno, le habia sonsacado los problemas que tenía.
Dami no habia esperado que le ofreciera ayuda, aunque debería haberlo hecho, pues Kim DoYeon  podia tener muy mal genio, pero había educado muy bien a su hijo Jungkook.

Le estaba tan agradecida que, de haber sido veinte años más joven se habría enamorado de él. Sin embargo, era lo bastante mayor, o casi lo bastante mayor, para ser la madre de Jungkook, y lo cierto era, que aunque nadie lo sabía, estaba enamorada de su padre. Lo había estado desde el día en que lo conoció hacia doce años, cuando DoYeon fue al rancho a darles la bienvenida a la zona a ella y a su marido, y les había regalado cien cabezas de ganado para ayudarles a poner en marcha su rancho en ciernes.

DoYeon era el hombre más atractivo que Dami había conocido en su vida, lo que, unido a su amabilidad aquel dia, le habría ido abriendo el camino hacia un rincón de su corazón y se había quedado en él. Su marido no lo había sabido nunca. DoYeon no lo había sabido nunca. Nadie lo sabria jamás si podía evitarlo. Y, a pesar de que la mujer de DoYeon habia muerto antes de que ella lo conociera y de que su propio marido había muerto hacia poco, nunca habia pensado hacer algo respecto a lo que sentia por ese alto tejano.

Jeon DoYeon era demasiado imponente para ella, rico, todavía atractivo, con una personalidad destacada; un hombre que podria tener cualquier mujer que quisiera si se lo proponía. Mientras que ella era una pelirroja timorata que no habia despertado nunca admiración de jóven y mucho menos ahora que se acercaba a los cuarenta.

Jungkook era en muchos aspectos como su padre, demasiado guapo para su propio bien; a pesar de todo, Dami no tenía noticia de que hubiera roto ningún corazón por el camino, asi que no creia que se aprovechara de su atractivo en ese sentido. Podía haber sido un poco pendenciero de muchacho, podía haber chocado con su padre bastante a menudo, pero era digno de confianza. Si decía que haria algo, pasara lo que pasara, lo hacia. Y, por supuesto, lo habían educado para convertiste en el mejor ganadero de los alrededores. Lo habían educado para hacerse cargo de la vasta finca de los Jeon.

Jungkook no tardo demasiado en transformar el puñado de novatos con los que Dami no avanzaba en un equipo dinámico. Los peones lo admiraban, que caray, lo adoraban. Sabia como tratar a los hombres, de modo que ni siquiera se sentían mal cuando tenía que reprenderlos. Estaban más que dispuestos a aprender de él, y lo hicieron.

Jungkook era ganadero hasta la médula. Lo lógico seria que montara su propio rancho en algún otro lugar. Claro que, de hacerlo, rompería los lazos con su padre, y Dami no creia que esa fuera su intención. Al irse de cada intentaba decir algo a su padre. Daba tiempo a DoYeon para que entendiera lo que sea algo significaba y lo aceptara.

De todos modos, Dami era realista. Tres meses será suficiente para que alguien entendiera. Jungkook se iría pronto, a otro lugar o a casa para arreglar las cosas con su padre. Aunque parecía que la dejara en buenas manos. Parecía dedicar mucho esfuerzo a preparar a su peón de mas edad, Namjoon, para que se hiciera cargo de todo cuando él ya no estuviera. Uno o dos meses más y Namjoon sería un capataz excelente. No le cabía ninguna duda. Pero no sabia si Jungkook se quedaría ese necesario par de meses más.

Seguramente sí. La semana anterior, Dami se habia torcido un tobillo y, aunque ya se sentia mucho mejor, no lo demostraba. Jungkook estaba preocupado por ella desde el accidente, y estaba bastante segura de que, en ese estado de ánimo, el joven se quedaría.

































































































































































Un Hombre Para Mi (KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora