Capitulo 58

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Fueron necesarios dos carruajes para transportarlos a todos, ya que ninguno quería quedarse y perderse el enfrentamiento con la hermana de Sehun. Era una lástima que Sehun no fuera a estar presente. Pero tal vez Seonho si. Había ido en esa dirección. Podían llegar a tiempo de ver cómo la mujer y todas sus pertenencias acababan en la calle. Pero también podría ser que Seonho ni siquiera supiera que toda su riqueza había sido transferida su abogado. Era realmente posible que hubiera recuperado la memoria hacía poco y vuelto a Haverhill ese mismo día.

Jungkook contuvo a Seokjin para que no subiera al primer carruaje, al que hizo señas para que iniciase la marcha, y después para otro. Demostró ser bastante enérgico al conseguir quedarse a solas con él en medio de toda aquella confusión. A Seokjin no le importó. En realidad, le complacía dejar de discutir un rato el milagroso regreso de su padre de entre los muertos.

—¿Estas bien?— le preguntó mientras lo rodeaba con el brazo y lo atraía hacia él.

—Ahora si. De verdad—. Y, luego, le sonrió—. —Pero puede que tengamos que fugarnos juntos. Es probable que papá no te acepte como la tía Dami, y ahora el consentimiento volverá a depender de él.

—¿Y eso te parece divertido?— Jungkook había arqueado una ceja.

—No, me importa un comino si da o no su consentimiento. Su regreso apenas significa nada para mí. Lo que hubiera podido sentir por él murió mucho antes de que creyera que él había fallecido. No nos faltaba De nada pero, lo mires como lo mires, no era un buen padre.

—Me gustaría casarme contigo antes de volver a Tejas. Supongo que podría pedirle tu mano después de que se haya aclarado todo.

—No te molestes. Aquí no es posible casarse tan deprisa.

—La idea de tener que esperar, aunque solo sea unos días...— gimió Jungkook.

No terminó la frase. En lugar de eso, empezó a besarlo. En ese beso afloró mucha pasión con una rapidez asombrosa, lo que indicaba la frustración que había sentido desde hacía semanas. La respuesta de Seokjin fue igual de apasionada. Intentar negar que lo amaba había sido inútil. Y era una sensación maravillosa admitir por fin, y estar seguro de que él lo correspondía.

Era realmente el día más feliz de su vida, y uno de los más confusos también. La confusión volvió cuando el coche se detuvo frente a su antigua casa, que, por desgracia, no estaba demasiado lejos del hotel.

—Podría casarnos el capitán de un barco— sugirió Seokjin, algo sin aliento, tras interrumpir el beso—. De hecho, Me parece que me gustaría estar confinado contigo en un reducido camarote en altamar. No tenemos que volver en tren con los demás, ¿verdad?

—No. —Jungkook gimió la idea de tenerlo para él solo durante unas semanas en el mar—. Tampoco tenemos que estar aquí. Preferiría enterarme lo que ocurre por otra persona.

—Se te nota la impaciencia— Seokjin rió.

—Ya lo creo— gruñó Jungkook, pero a continuación suspiro—. De acuerdo, acabemos con esto. No voy a tener toda tu atención hasta que se haya resuelto esta extraña situación. Deberíamos haber traído una partida de hombres. Suelen solucionar las cosas muy deprisa.

Seokjin reía al bajar del carruaje, pero se puso serio al instante al ver a su hermano subiendo por el camino que conducía a la puerta principal de su vieja casa. Conociendolo, Taehyung seguía considerándola su casa, y entraría sin llamar. Lo que tal vez no fuera demasiado buena idea, porque ya no era suya en realidad, y no lo sería hasta que detuvieran a Sehun y lo acusaran de sus delitos.

Así que corrió por el camino para llegar antes que Taehyung a la puerta y la aporreó, abrió un mayordomo al que ninguno de los dos reconoció.

Taehyung abrió la boca para exigir entrar, Pero esta vez quién se le adelantó fue el mayordomo.

Un Hombre Para Mi (KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora