Capitulo 45

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Seokjin era ahora quien tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Se le había hecho un nudo en la boca del estómago al pasar tan deprisa de ser un rico heredero a ser pobre. Sin el menor aviso. Y es que no había habido ninguno. Su padre había actuado como de costumbre antes de emprender el último viaje. Sin duda habría habido alguna señal si hubiera perdido toda su riqueza.

—No dejes que eso te deprima, cielo. Aquí las cosas son muy distintas. Los hombres que quieran casarse contigo, te querrán a ti, no el dinero que podrías aportar en el matrimonio.

—Eso lo entiendo, tía Dami. Lo que no entiendo es como mi padre pudo perder todo su dinero. Según su testamento, era rico, poseía muchos negocios y más propiedades de explotación, mucho mas de lo que Taehyung y yo sabíamos siquiera, y tenía además una importante cuenta bancaria.

—Ya lo sé, y todo eso era cierto, sin duda, cuando redacto el testamento. Era muy próspero en ese momento. Pero, al parecer, el último par de años contrajo demasiadas obligaciones financieras. Demasiadas mejoras de sus propiedades sin esperar a amortizarlas. Demasiadas compras con las que estaba seguro de obtener beneficios al venderlas, pero que no vendió. Parece que tenía previsto un periodo de expansión, pero no lo extendió a lo largo del tiempo suficiente. Empezó a vender con grandes pérdidas solo para cubrir costes y, cuando aun no conseguía recuperar normalmente sus inversiones, comenzó, además, a solicitar préstamos.

—Pero nunca nos dijo nada.

—Claro que no. Todavía debía creer que podía recuperarse, y puede que fuera por esa razón que no actualizó nunca su testamento para reflejar todos estos cambios. El último viaje de negocios que hizo fue precisamente para pedir dinero prestado.

—Entonces ¿Todavía puede salvarse su patrimonio?— preguntó Seokjin esperanzado.

—Por desgracia, no. — Dami suspiro —. No queda nada que salvar. Cuando murió, hubo que venderlo todo para liquidar las deudas.

Seokjin todavía no conseguía digerir la noticia. Era una sorpresa demasiado grande. En las semanas anteriores de su muerte, su padre se había ocupado de sus cosas de costumbre sin parecer preocupado, descontento o enfadado porque las cosas no le fueran bien.

Recordó una ampliación, cuando construyó una nueva zapatería, y él y Taehyung habían ido a la inauguración. Se había pasado semanas alardeando que el negocio estaba en auge. No recordaba que hubiera mencionado ninguna otra mejora.

—¿No habría tenido Oh Sehun algun presentimiento al respecto?— preguntó Seokjin—. ¿Por qué no nos advirtió?

—Oh, él no lo sabía— dijo Dami, indignada—. El muy bastardo no tuvo agallas para decírselos antes de que os marcharais de Haverhill. Bueno, menciona no querer lidiar con el histrionismo de Taehyung, lo que supongo que es comprensible. Esta todo en la carta, cielo. Esperaba que estuvierais bien instalados aquí, conmigo, antes de tener que daros la noticia.

—¿Y el dinero que nos dio para el viaje?

—Era suyo. Un pequeño sacrificio a cambio de cobardia. Son palabras suyas. Adelante, leela.

Seokjin lo hizo, la carta no era en realidad demasiado larga. El grosor se debía a la contabilidad que se incluía de todas las propiedades que se habían vendido, de todas las deudas que se habían saldado. Si casa había sido lo último en ponerse en venta, subastada a un precio ridículamente bajo para satisfacer a los últimos acreedores que quedaban.

—Tendre que cancelar el encargo que acabo de hacer a la costurera— admitió Seokjin.

—No digas tonterías— replico Dami, que puso los ojos en blanco—. No nos vamos a arruinar por unas cuantas prendas. Y Jungkook ha dado un giro a mis finanzas con la ayuda que me ha prestado. Además me ha conseguido bastantes contratos pequeños de venta de ganado en condados cercanos que no exigieran traslados importantes de reses. Desde el punto se vista económico, estoy como antes de que Donghae muriese, y pronto la situación será aún mejor gracias a Jungkook.

Seokjin no comentó nada al respecto, ya que no le apetecía oir más lo bueno que era Jeon Jungkook. Ya sabía lo maravilloso que era. Si no, sus emociones no se habrían complicado tanto. Pero no quería oírlo.

—Y no es que carezca de dinero para gastos personales— prosiguió Dami, pragmatica —. O incluso se un medio para ganar dinero en realidad.

—¿Quieres decir ponerme a trabajar? Si, supongo que podría, aunque tendría que quedarme en...

—No, no. — Dami rió—. Me refiero a que puedes vender alguno de tus cuadros, si lo deseas. Lo creas o no, este pueblo anhela cosas asi. Los pocos que Orvil, el propietario de la tienda, consigue transportar hasta aquí están prácticamente vendidos antes de que los descarguen. Por eso tiene materiales de pintura. Espera que alguien del pueblo se interese por esta afición y produzca algo que pueda venderse.

—¿Por eso estuvo tan contento de enseñarme dónde guardaba los materiales?— Seokjin sonrió.

—Sin duda. ¿Te sientes algo mejor ahora?

De hecho si, no es que contara con su herencia para nada en particular. Sólo que estaba acostumbrado a estar rodeado de riqueza y no había esperado nunca quedarse sin ella. Tendría que empezar a pensar que no podía permitirse todo lo que pudiera necesitar, pero iría enfrentándose a ello a medida que ocurriera.

—Me adaptaré— afirmó—. Pero dudo que Taehyung pueda.

Dami gimió al recordar a su sobrino, ya que no había caido en cuenta.

—No, ha concedido demasiada importancia a su herencia— coincidió—. Aunque solo Dios sabe por qué.

—Porque contaba con que le serviría para comprar un marido que lo tratará como hacia papá.

—¿Te refieres a dejarle hacer lo que le parezca?

—Si.

—Pero ya esta casado— dijo Dami, pues le pareció prudente remarcarlo.

—No, si él no se considera casado —replicó Seokjin—. Por lo que sabemos, ya podría estar pensando en divorciarse.

—¿No lo has visto desde esa noche de la cena?— pregunto Dami.

—No, he procurado evitarlo.

—Pero Sandeul tendria que aceptar el divorcio.— Dami fruncia el ceño.

—Taehyung sabra lograr que no piense en otra cosa, créeme. Pero eso es lo que podía tener planeado. Ahora se lo tendrá que replantear. No le gustará. No le gustará no tener otras opciones, tener que apañarselas con lo que ya tiene.

—Bueno, por lo menos ya esta casado, y Sandeul no es lo que se dice pobre. Tampoco es lo que se dice agraciado. Esta en mejor situación de lo que cree.

—Él no opinara así— advirtió Taehyung.

—Lo sé— gimió de nuevo Dami —. Me parece que encargaré que le entreguen la carta después de que tú y yo nos hayamos ido del pueblo mañana. No tenemos porque presenciar su histrionismo cuando se entere.

Un Hombre Para Mi (KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora