Capitulo 55

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—¿Que haces, pegar la oreja a la pared?

—Claro— admitió Taehyung, que se quejo después—: esta vez mi habitación tenía que estar al otro lado del pasillo de la suya, y no al lado.

Había vuelto a abrir la puerta en el mismo instante en que Jungkook Había salido al pasillo. No trato de evitarlo esta vez. De hecho, estaba en el medio del paso, de modo que no podía.

—Asi debe ser difícil escuchar nada, ¿No?—soltó el en tono irónico.

—Si, a no ser que levanten la voz— corroboró Taehyung. Luego, arqueó una ceja—. ¿Qué tengo que hacer, guiarte paso a paso?

—¿Te importaría meterte en tus asuntos, o es pedir demasiado?

—¿Cuando estás liando tanto los tuyos?

—Tu los liaste. Y lo sigues haciendo. Si no fueras doncel, te...

—Si, si, estoy muy seguro— le interrumpió—. No se lo preguntaste, ¿verdad? Tenías que decirle que sabías la verdad. Es la única forma de que consigas que baje la guardia. No puedes librarte el dolor a no ser que lo dejes al descubierto, y no llegarás a ese punto si no lo encuentras antes. Jamás lo admitirá por sí solo. Es demasiado orgulloso para eso.

—Te vuelves a aburrir, ¿Verdad?—supuso Jungkook—. Tres días sin nada que hacer hasta que Sehun regresa a la ciudad. De eso se trata, ¿no? Nuevo plan para distraerte porque te divierte jugar con las emociones de los demás.

—Estoy intentado ayudarte —suspiró Taehyung—. Si pudieras olvidar unos minutos en los agravios del pasado, te darías cuenta. Incluso te he indicado dónde encontrar la prueba de lo que te conté. Pero ni siquiera te molestaste en mirar los cuadros, ¿verdad?

—El cuadro de un desnudo no prueba nada, Taehyung— suspiro Jungkook.

—¿De qué?

—Jin me dijo que me pintó desnudo porque me consideró un sujeto interesante. No es muy halagueño y, desde luego, no es ninguna prueba.

—Madre mia, es para partirse de risa— Taehyung había soltado una carcajada—. Te habló de él En lugar de dejarte verlo. Bien hecho. Te despisto e impidió que vieras el cuadro. No creí que supiera mentir tan bien.

—Pero tu si.

—Ya lo creo. Es un arte, ¿sabes? Pero, de vez en cuando, no es útil mentir, Y esta es una de esas veces. Ya te lo dije: me siento benévolo, Así que te hablaré del cuadro verdadero. Te dibujo acostado sobre un lecho de heno quitándote la camisa. Y mirando hacia arriba, con una expresión tan llena de pasión, que no hay duda de que estás contemplando a alguien. Seokjin Tendría que haber estado de pie a horcajadas sobre ti para verte así. ¿Lo estaba? Yo solo os oi, pero no os vi. Aunque el cuadro lo hice todo, con un parecido perfecto. Incluso muestra una cicatriz que tiene cerca del ombligo. No es algo que pudiera imaginar, a no ser que no la tengas. ¿La tienes?

—Tu deberías saberlo —masculló Jungkook—. Eras tú quien estaba de pie a horcadas sobre mí en la cuadra.

—Yo no pinto— contestó Taehyung con los ojos en blanco—. Yo intenté una vez y me dio tanta vergüenza mi falta de talento que no volví a tocar un pincel. Siempre he sentido envidia del talento de Jin. Lo admito. Él se quedó con toda la habilidad artística y no me dejó ninguna a mí. De modo que tuve que crearme un talento.

—Manipular a la gente.

—Si, qué astuto eres— afirmó Taehyung con sequedad—. Pero despierta, vaquero. Ahora no lo estoy haciendo. ¿Qué te impide ver la verdad?

—La sencilla razón de que Seokjin me lo habría dicho— masculló él lo que Taehyung pasaba por alto—. No habría permitido que te salieras con la tuya con una mentira así.

—Pues lo hizo. Averigua por qué, y puede que encuentres el dolor que tienes que aliviar.

Por cuarta vez ese día, Jungkook movió el picaporte de la puerta de Seokjin pero ahora estaba cerrada con llave. No le quedaba paciencia para llamar. Golpeó la puerta con el hombro. No cedió.

—¡No te atrevas! —oyó decir desde el otro lado.

Volvió a golpear la puerta con el hombro. La Maldita muerta seguía sin ceder. Pero Seokjin la abrió antes de que lo intentara una tercera vez y se quedó allí plantado, fulminándolo con los ojos airados.

—¡No me puedo creer que hayas hecho esto!— siseó.

—¡Y no me puedo creer que dejarás que pensara, ni siquiera por un segundo, que había hecho el amor con Taehyung!

Seokjin contuvo el aliento y se lo quedó mirando. Jungkook pasó a su lado para entrar en la habitación. En ese momento estaba tan enfado que tal vez no debería decir nada más.

—¡Habrías permitido que me casara con Taehyung a causa de una mentira!—exclamó tras volverse hacia él.

—No.— Seokjin bajo la vista. Habría contado la verdad si te hubieras visto el dictado a seguir adelante con la boda, aunque no creía que fueras a agradecerlo ni que tuviera importancia.

—¿Como no iba a tenerla?

—Podias no creerme. Y entonces estaba seguro de que no lo harías. Pero la habría intentado de todos modos. Sin embargo, después de que Taehyung se casara con Sandeul, ya no servía de nada.

—¿De nada? ¡De nada! ¿Y dejaste que me angustiara por lo que creía ser el mayor error de mi vida? No ibas a decirmelo nunca, ¿verdad?

—No— contestó Seokjin.

—¿Por qué no?

—Ya lo sabes. Creí que estabas haciendo el amor conmigo, pero no era así. Todo el tiempo creías que estabas con él.

—Ya te he dicho que no— insistió Jungkook.

—Y yo ya te había dicho que no te creo. ¡Estaba allí! Si, era yo. Así que no me puedes negar que me llamaste por su nombre. ¡Estaba seguro de que era él!

—Demonios, Jin. ¿Se trata de eso?— soltó Jungkook, incrédulo —. Si, por un brevísimo instante me confundí un poco y que creí que podía ser Taehyung. Me sorprendió tu atrevimiento. Pero solo fue un momento.

Cuando Jungkook se volvió, vio que Jungkook relajaba los hombros. No le importaba. Como aquel día en la cuadra, no iba a decir nada.

Un Hombre Para Mi (KookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora