Introducción.
Lugar: Bangkok, conocida por ser una extensa ciudad ornamentada por santuarios y por tener una activada vida callejera, no solo de día, sino también de noche. Es ahí donde se centra esta historia, la vida nocturna de algunas personas...
Ya habían pasado casi tres años desde que Zee se instaló en Vietnam por decisión de su padre. Todo este tiempo convivió con su madre y hermana, juntos en una casa grande. Con esmero pudo poner a la adolescente en su lugar, se puede decir que llegó en el tiempo justo para ayudar a su hermana a acomodar su vida y no desviarse por caminos errados. Claro que al principio fue chocante su relación pero de apoco pulieron todo desacuerdo. La mamá de Zee estaba agradecida, abrazaba a su hijo cada vez que podía y le decía lo mucho que lo extraño y amaba.
En el trabajo, como era sabido, fue bien recibido, sabía mucho y tenía experiencia en diferentes áreas así que los jefes a cargo sacaron provecho de "la joya" de Tailandia. Máx lo acompañó en todo momento, solo que ahora no tanto como antes, se había puesto de novio con una de las secretarias de la oficina y el mayor estaba feliz por su amigo, la chica resultó ser una buena distracción para Max ayudandole a enfocarse en ese nuevo estilo de vida que habían adaptado lejos de lo ilegal.
Cada tanto realizaban llamadas entre los tres, Max, Zee y Net, y conversaban cosas personales donde a veces se cargaban entre ellos. Net les mantenía informado un poco de las cosas que pasaban en Bangkok lo justo y necesario, Zee no quería saber tanto, hay algo que le quedó pendiente en ese lugar...y aunque ya no era tan torturante como al principio, todavía pensaba en que habrá sido de la vida de ese muchacho a quien no pudo alcanzar a ayudar.
Una noche estaban los tres en una video llamada, Max fue el primero en desconectarse y solo quedaron hablando Net y Zee.
-Cómo van las cosas con James?
-Creo que como toda relación...somos dos adultos y sabemos que es lo primordial...y entiendo que su trabajo es lo primero y comencé a ver las cosas de su mismo modo...no sé, él sabe que me gusta y sé que le gustó, nos llevamos bien...que más...podemos confiar el uno al otro y creo que eso es demasiado. Le tengo mucho aprecio.
-Me tranquiliza saber que estés bien, y que tomaste una decisión correcta en quedarte (...) Qué pasa?! Vamos, sabes que puedes decirme lo que sea.
-Prefiero que lo sepas por mi... Hace un par de semanas comencé a pensar en el joven Charawin y sin comentarle a James un día viene y me muestra un artículo en Internet de productos de cremas y adivina que...
-Net, no soy adivino.
-La cara de ese niño estaba ahí.
Zee se asombra al escuchar esto, quiere demostrar que no le afecta en nada pero su amigo lo conoce muy bien y sabe que es importante lo que le acaba de comentar y continúa.
-Ya sabes como es James, no pudo contenerse y busco información. Parece que comenzó su carrera de modelaje hace un par de meses como aprendis y en esta campaña de publicidad fue elegido para ser la cara representante. Tiene una manager de veinticuatro años y es el contacto directo de él. Manejan su agenda y hay más información de su paradero en las redes sociales de la empresa al que pertenece que es su red social. Si, tiene un instagram con solo cinco fotos sobre esta campaña, tres de las fotos es sobre el producto. Quieres que te pase su usuario?
-No.
-De acuerdo, cumplí en decírtelo y que no te enteres por otro lado.
-Gracias.
Net se desconecta de la llama y del otro lado queda un joven, ya adulto con una información que pensaba que nunca llegaría, o tal vez si, pero en diferente situación, a veces su imaginación era encontrar a Nunew en pésimas condiciones y terminó encontrándose al joven con un inicio en lo laboral, nada más y nada menos como un modelo.
Paso las manos por su rostro llevándolas a su cabeza. Sin perder tiempo tipeo en la computadora el apellido Charawin en las noticias de Bangkok, solo en cuestión de segundos apareció en Google una foto...y si, era él, con sus afilados ojos, su piel perfecta y abultados labios, la imagen mostraba una cara neutra, casi indescifrable. Sólo eso bastó para mover la realidad tranquila que tenía Zee en Vietnam, adueñandose de una necesidad de salir corriendo y encontrarse con ese niño.
