C: 62 - ¿ME QUIERES FRANKLIN?

1.2K 125 9
                                    

La Madriguera-

-El día había llegado, y Ginny Weasley despertó gracias a los rayos del sol entrando por su ventana y golpeando sus párpados.

La pelirroja gruñó fastidiada, pero apenas recordó a quien tenía de inquilino en su hogar, sonrió feliz. Se levantó de golpe y corrió directamente por su ropa para meterse lo más pronto posible a la ducha.

Una vez bañada, cambiada e incluso con su cabello cepillado, salió de su habitación con el objetivo de ir a la de Franklin y Charlie. Estaba a punto tocar, cuando la puerta fue abierta por un pelirrojo mayor.

Era Charlie Weasley. Él sonrió, traía una toalla en la cabeza y entonces la pelirroja menor se dio cuenta de que tenía el cabello húmedo-

Ginny: Charlie, yo...

Charlie: Tranquila, hermanita. Entiendo. -sonrió- Anda, entra. Esta dormido aún. Nos la pasamos platicando casi toda la noche sobre dragones y Quidditch. -rió bajo- Es un buen chico.

Ginny: ¿Te cayo bien? -preguntó sonriendo e impaciente por la respuesta-

Charlie: Es interesante. -sonrió- Sí, sí me cae bien.

-Ginny sonrió emocionada y abrazó a su hermano, quien rió divertido, pero le correspondió el abrazo con mucho cariño-

Charlie: Bueno, iré a buscar a Bill y a Fleur. Prometí pasar tiempo con ellos en la mañana para saber sobre mi hermano y su prometida.

Ginny: ¿Bill te lo pidió? -preguntó divertida-

Charlie: Más bien me lo rogó. -rió bajo- Bueno, nos vemos.

-asintió despidiéndose de Charlie, y entrando a la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Apenas lo hizo, caminó en dirección al rubio acostado en una cama, muy a gusto y con un antifaz en los ojos.

La pelirroja rodó los ojos divertida al verlo así, ¿en serio dormía con esa cosa? Por Merlín, ella creyó con más fuerza que el chico era delicado.

Ginny se sentó en la orilla de la cama, a la altura de la cabeza de Benjamín, y fue entonces donde empezó a hacerle caricias en el cabello y sonreir como una loca acosadora por mirarlo dormir.

Pero Ginny debía admitir que era lindo. El cabello despeinado, esa pijama de seda finísima, incluso su antifaz lo hacía ver tierno a los ojos de la pelirroja. Estaba a punto de dejar su cabello, cuando vio como el chico sonrió-

Ben: Sigue haciendo eso, me gusta. -sonrió-

Ginny: ¿A qué hora despertaste? -preguntó asombrada-

Ben: Apenas tocaste mi cabeza, pelirroja. -sonrió quitándose el antifaz-

Ginny: Eres un tramposo. -sonrió rodando los ojos-

Ben: No es mi culpa. -sonrió- Por cierto, buenos días. -la miró-

Ginny: Buenos días, rubio. -sonrió, perdiéndose en esos ojos tan intensos-

-Sinceramente Ginny no sabía cuánto tiempo habían estado mirándose, pero cuando menos se dio cuenta, Benjamín estaba sentado a su lado y mirándola aún con esa sonrisa que la pelirroja estaba empezando a adorar con mucha facilidad.

Poco a poco se iban acercando, hasta que de la nada, Benjamín se separó sonriendo-

Ginny: ¿Qué pasa? -lo miró-

Ben: Creo que debo lavar mis dientes antes de besar a una chica tan linda como tu. -sonrió-

Ginny: No me molesta besarte así. -sonrió-

CONSENTIRTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora