C: 108 - ENTRE EL QUIDDITCH Y LOS CELOS

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Hogwarts-


—Para suerte de Benjamín y de Ginny, apenas bajaron las escaleras para llegar a la sala común de Slytherin, pudieron pasar sin problemas o miradas al darse cuenta de que el lugar estaba totalmente vacío, y era lógico el por qué, todos estaban en el Gran Comedor esperando la cena-

Ginny: Creo que es la primera vez desde que vengo, que este lugar está tan vacío y pacífico. -murmuró sorprendida, caminando de la mano junto a su novio-

Ben: ¿En serio? -la miró confundido-

Ginny: Sí, en serio.

Ben: Que raro, cuando son periodos de examen, normalmente se encuentra así a estas horas. Todos prefieren estudiar en sus habitaciones o la biblioteca, a estar rodeado de muchas distracciones. -sonrió-

Ginny: Sí, creo que todos estamos así en esos tiempos. -lo miró divertida- Pero no puedo decirte nada, literalmente perdiste la memoria. ¿Cómo recordarías eso?

Ben: ¿Debo sentirme halagado por ese comentario? -alzó una ceja-

Ginny: No lo sé, ¿tú cerebro sabe lo que son los piropos? Me sorprende que sigas recordando las jugadas de quidditch. -comentó divertida-

-Benjamín, ofendido por escuchar eso, soltó su mano, caminando a paso veloz lejos de la pelirroja. Ginny sonrió divertida, sin duda había extrañado tanto el irritar a su novio, el verlo hacer berrinche de niño pequeño, incluso cuando llegaban a discutir por cosas absurdas.

Y con la misma sonrisa divertida, se acercó a Benjamín, abrazándolo del antebrazo y pegándose al rubio mientras caminaban ahora por los pasillos de las mazmorras-

Ginny: Vamos, cariño, solo era una broma. -le murmuró sonriendo-

Ben: Sí, no te preocupes por eso, Ginevra. -la miró divertido- Tampoco puedo esperar que alguien que perdió en su primer partido como jugadora de quidditch, entienda lo que es tener un increíble don para este deporte, y pueda llevarlo acabo aún con falta de memoria. -sonrió arrogante- No creo que entiendas el nivel de perfección que se necesita para lograr esto, novata. -susurró-

Ginny: Estas muerto, Greengrass. -lo miró ofendida, antes de aventarse contra el rubio-

-Benjamín rió divertido, cargando a la pelirr sin problema alguno y caminando con ella encima como niña pequeña, hasta llegar a las escaleras e incorporarse en los pasillos del colegio.

Por todo el camino, Ginny se dedicó a abrazar y olfatear a su novio; mientras la noche se volvía cada vez más fría por la temporada de invierno que empezaba a acercarse, la pelirroja se aferraba cada vez más al cuerpo de Benjamín para conseguir ese calor corporal que necesitaba, claro, tampoco pudo evitar hacer alguno que otro comentario de mala gana respecto a la condición de su novio.

Pero Benjamín tampoco se dejaba y siempre le regresaba aquellos insultos, por unos peores. Sin duda, los que los conocían, podían dar fé en que eran una pareja muy rara, pero claramente ninguno iba a entender que el tener la confianza para incluso insultarse sin tomarlo a pecho, era algo que los hacía mejores que el resto.

Al menos así sabían que el otro era sincero y no actuaba solamente como esa pareja que le gusta la comodidad y el conformismo-

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