C: 53 - YA BAJAME, GREENGRASS

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Mansión Greengrass-

-Al descender de mi escoba, me baje y ayude a la pelirroja a salir de ella. Cuando vio el lugar donde estábamos me miró confundida-

Ben: ¿Qué? -pregunté riendo-

Ginny: ¿Dónde estamos? -preguntó mirando absolutamente todo el lugar-

Ben: Es donde tendremos nuestra cita, Weasley. -sonreí-

Ginny: ¿Aquí? -preguntó confundida-

Ben: No, este solo es el punto de descenso. -reí- Ven, te llevaré al verdadero escenario.

Ginny: Menos mal, creí que tendríamos nuestra primera cita en medio del bosque. -suspiro aliviada-

Ben: De cierta forma si es así. -reí-

Ginny: ¿Qué? -preguntó asustada-

Ben: Ven conmigo. -sonreí extendiéndole mi mano libre-

-La pelirroja miro frunciendo el ceño mi mano pero al final acepto y entrelazo su mano con la mía.

Yo sonreí y camine en dirección al árbol hueco que estaba frente a nosotros. Al llegar a éste, quite los arbustos que estaban en su raíz e inmediatamente el pasadizo secreto apareció frente a nuestros ojos.

Ginny vio sorprendida aquel pasaje y me miró intentando buscar una respuesta a lo que estaba pasando. Yo solo sonreí, estaba nervioso pero feliz de traer a alguien a este lugar, y nadie mejor que Ginevra Weasley.

Entre en el pasadizo junto a mi escoba, la deje a un lado y me gire hacía la pelirroja que estaba frente a mi esperando-

Ben: Déjame ayudarte. -dije extendiéndole mi mano una vez más-

Ginny: Puedo bajar sola, no te preocupes. -sonrió-

-Yo suspire, definitivamente era una terca. Aun así, la pelirroja intento bajar por cuenta propia pero como creí que pasaría, piso mal y estaba a punto de caer encima de mi.

Por suerte logre agarrarla y la cargue como recién casados. Ella me miró apenada y rodó los ojos intentando bajar de mi-

Ginny: Puedo bajar yo sola. -bufo-

Ben: Si claro, lo dice la que casi cae de boca hace un segundo. -dije mirándola-

Ginny: Acepto que me equivoque hace un segundo, pero creo que ahora puedo caminar sola.

Ben: Ajá.

Ginny: Ya bajame, Greengrass. -gruñó-

Ben: Entonces deja de aferrarte a mi como un Koala, Comadreja. -reí-

-Y en ese momento Ginny se dio cuenta de que en serio estaba aferrada a mi e intento bajarse, pero no la deje, al contrario. Agarré mejor a la pelirroja y empecé a caminar con ella dejando mi escoba atrás.

Ginny me golpeó y me maldijo en todo el camino por no dejarla caminar, pero apenas llegamos a nuestro destino y vio la manta junto a una canasta de día de campo a su lado y velas que iluminaban el bosque, me miró sorprendida.

Yo reí y bajé por fin a la chica. Ella camino hacía el lugar donde sería nuestra cita y me miró aún con esa expresión de sorpresa-

Ginny: ¿Qué es esto?

Ben: Un dragón. -dije sarcástico-

-Ginny rodó los ojos-

Ben: Es el lugar de nuestra cita, Ginevra. -sonreí- 

Ginny: ¿Tú hiciste todo esto? -preguntó sorprendida-

Ben: Podrías dejar de mirarme como si estuvieras descubriendo algo por primera vez. -rodé los ojos-

Ginny: Es que... Es raro.

Ben: ¿Qué cosa? -pregunté mientras caminaba hasta la manta-

Ginny: Jamás creí que tendría una cita con Benjamín Greengrass en primer lugar.

Ben: Me halaga saber que no lo pensabas, eso significa mucho para mi. -sonreí-

Ginny: Si claro. De igual forma, se me hace raro que tu seas quien haya organizado todo esto. -dijo acercándose-

Ben: Si me conocieras mejor, no te sorprendería. -dije abriendo la canasta-

-Empecé a sacar las cosas dejando ver algunas frutas, cerveza de mantequilla y queso de leche de cabra.

Invite a Ginevra a sentarse junto a mi, ella no muy convencida acepto, pero una vez probó todo vi como se dejó llevar.

Ginny: Sinceramente creí que me llevarías a un lugar caro e intentarías presumir.

Ben: ¿Por qué pensaste eso? -pregunté confundido-

-Vi como la pelirroja se llevó un queso a su boca dejándome con la pregunta en el aire e inmediatamente una respuesta llego a mi-

Ben: ¿Fueron mis hermanas?

Ginny: Ehh, no, claro que no. -dijo con nervios-

Ben: No sabes mentir, Ginevra. -suspire- Mis hermanas no me conocen del todo.

Ginny: Ya me di cuenta, perdón.

Ben: Ya qué, mejor dime. ¿Qué tal van tus entrenamientos?, ¿lista para hacer la prueba de Quidditch? -pregunté sonriendo-

-La cara de Ginny se iluminó al hacerle esa pregunta y me miró con una sonrisa y un brillo en sus ojos.

Yo sonreí cuando empezó a hablar. Me gustaba verla feliz y escucharla hablar de algo que a ella le encantaba.

Era sin duda alguna una gran escena de ver y yo estaba gustoso de escucharla hablar. Sí, Ginevra Weasley era una chica increíble y estaba empezando a dejar un efecto en mi-

Ginny: ...Y entonces Fred voló a mi lado junto a George y pude esquivarlos a ambos logrando anotar. -sonrió orgullosa- Ellos quedaron boquiabiertos cuando deje a Ron inmóvil y sin saber qué había pasado por su lado, fui muy rápida. -dije emocionada-

Ben: Eso debió ser grandioso. -sonreí- ¿Te dijeron algo?

Ginny: Si, los gemelos me felicitaron y dijeron que estaban felices de saber que su hermanita era igual de asombrosa que ellos en el quidditch, incluso George lloró por no haberse dado cuenta antes de mi talento. -rió-

Ben: Bueno, al menos ya todos saben que eres increíble. -sonreí- 

Ginny: Lo sé, incluso papá se sorprendió cuando me vio entrenando con los chicos.

Ben: Me alegra oír que te fue bien apenas llegaste a casa. -sonreí- Sabía que algún día todos verían lo increíble que eres en la escoba.

Ginny: Gracias. -sonrió con sus mejillas sonrojadas-

Ben: De nada, espero con ansias a que entres al equipo de quidditch de Gryffindor. -sonreí-  Así podré hacerte comer polvo. -reí-

-Ginevra me miró ofendida y me arrojó el queso que tenía en su mano a la cara. Yo solo la miré dolido-

Ben: Eso dolió. -dije riendo-

Ginny: Aquí el único que comerá polvo eres tu, rubio. -sonrió- Te mostraré que soy mejor que tu.

Ben: Pronto lo sabremos, Comadreja. -sonreí alzando mis cejas una y otra vez-

-Ginny rodó los ojos y me dio un pequeño golpe en el hombro.

Y fue así como pasamos la noche. Ambos hablando de Quidditch, sobre nuestros equipos favoritos e incluso sobre cómo haríamos comer polvo al otro.

Después, ya al final, nos dimos una vuelta por mi escoba juntos. Volando y mirando el cielo nocturno iluminado por las estrellas más brillantes que alguna vez haya visto.

Ni la luna brillaba tanto como lo hacían sus ojos y las estrellas eran opacadas cuando ella sonreía. Ni si quiera el bosque entero era tan sorprendente de ver como yo veía a la pelirroja frente a mi-.











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