C: 104 - NO SE ARREPENTIRÁ, PROFESOR

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-Saber que Benjamín estaba distanciado por culpa de aquella perdida de memoria era algo que sin duda hacía sentir mal, triste y vacía a Ginny Weasley. Había aprendido a amar y querer a aquel chico idiota que ahora ocupaba todo su corazón.

Sabía que no podía hacer nada más que esperar. Las veces en que llegó a visitarlo a su mansión no habían sido de las más placenteras para ella; el chico cada que la veía, le intentaba lanzar alguna que otra maldición diciendo lo mucho que la detestaba.

Incluso una vez casi la tiraba de las escaleras y, de no ser porque fue atrapada en el aire por Leila Greengrass, es que no pasó a mayores. Pero sí, Benjamín Franklin Greengrass había vuelto a odiarla; Ginny aún no podía creer cómo es que después de esos sentimientos, él se había enamorado de ella con el paso del tiempo.

¿Qué había cambiado para que ese comportamiento egoísta y abusivo cambiará en él?  La respuesta era fácil, o al menos es lo que Astoria decía, pero por más que Daphne, Leila, Hermione, e incluso Draco Malfoy y la misma Ginny le pedían que hablara, la pequeña de aquellos tres hermanos, desistía y se mantenía en silencio.

El viaje en el tren fue eso, ver a Astoria Greengrass callada y con una sonrisa positiva. A la pelirroja le daban ganas de golpearle la cabeza con el cristal de la ventana por estar así de calmada. ¿Cómo podía estarlo? Su hermano había perdido la memoria.

Aún así, cuando Astoria se fue junto a la chica Pusey y Benjamín, quien había preferido sentarse con Elinall en vez de sentarse con sus amigos, todos empezaron a decir que Astoria se había vuelto loca.

Y al llegar a Hogwarts, para Ginny Weasley fue más raro de lo usual, Harry Potter estaba más cerca de ella que lo normal, la pelirroja solo lo ignoraba y fingía comer o prestar atención a lo que sea que cualquier viejo o profesor empezará a decir, incluso fingía estar entretenida cuando la selección de casas inició, y todo para evitar hablar con él.

Pero la mente de Ginny solo tenía a aquel rubio presumido que se había sentado junto a Daphne y Blaise Zabini, eso gracias a la persuasión del moreno-

Harry: Ginny, por favor...

-Ella lo vvolvió  ignorar, fingiendo comer su gelatina de cereza con tanto entusiasmo y como si fuera lo más maravilloso que su paladar haya probado en toda su vida-

Harry: Quiero hablar contigo, sobre lo que paso. Ahora que estas soltera...

Ginny: ¿Perdón? -preguntó entre dientes, girandose un poco para ver al azabache a su izquierda-

Harry: No es lo que quise decir, yo..

Ginny: No estoy soltera, Potter. -lo miró mal-

Harry: Dado a los eventos recientes yo creí que así era. Digo, Benjamín perdió la memoria y...

Ginny: ¿A quién le importa si la perdió o no? No es de tu incumbencia, cuatro ojos. -gruñó enojada-

-¿Cómo podía decirle eso en un momento como este? Aún así, Harry parecía que iba a volver a hablarle. Pero gracias a Ron Weasley, quien estaba frente a ambos, no lo hizo. La pelirroja agradeció internamente a su hermano, de seguir escuchando una palabra más del azabache, se hubiera vuelto loca y probablemente, le hubiera enterrado su tonta cara en su plato de avena-


...


-Un nuevo día había iniciado para Benjamín, aunque aún no sabía cómo es que debía comportarse. Supuestamente y para todos, estaba en su sexto año de Hogwarts, pero simplemente no entendía mucho.

Intentó estudiar todo lo que pudo en casa, ponerse al corriente, aprender; según sus hermanas, nuevamente los hechizos, pociones y encantamientos que antes ya sabía.

No creía que a esa edad iba a ser tan bueno, tan conocedor de conocimientos como ahora sabía. Pero le agradaba mucho la idea de que así fuera; aunque lo que más amo y le lleno de alegría fue el saber que era el capitán del equipo de quidditch de Slytherin.

Había esperado toda su vida para recibir tal honor, siempre quiso tener la dicha de serlo y de demostrarle a todos que era el mejor, que podía ser un gran capitán.

Así que ahí estaba, frente al profesor Snape, quien a pesar de los años, seguía viéndose igual de viejo, enojon y ermitaño. Benjamín pensó que algunas cosas no cambiaban-

Severus: ¿Seguro que puede continuar con el equipo? -preguntó con una ceja alzada-

-Sus hermanas le habían dicho que sí, que por más que intentará decirle el profesor Snape que no estaba en condiciones, debía decirle que sí lo estaba. Leila Greengrass había podido persuadir al profesor, informando que los padres del rubio habían firmado el permiso para que él continuará siendo el capitán del equipo de quidditch de Slytherin. Benjamín creía en ellas, eran su familia, así que miró al jefe de su casa y asintió-

Ben: Seré el mejor capitán que puedan tener. Los llevaré a la gloria, estoy en buen estado. -sonrió-

Severus: Lo dudo.

Ben: Vamos, profesor. Me ha visto jugar, sabe que soy el mejor.

Severus: Ser el mejor no es igual que ser un enfermo mental. -se cruzó de brazos-

Ben: Solo perdí la memoria, si me diera la oportunidad...

Severus: Fue golpeado en la cabeza. Su cráneo se quebró...

Ben: Pero ya esta mejor. -sonrió- Los doctores en San...

Severus: El hecho de que su cráneo haya vuelto a crecer sanando las quebraduras, no significa que no vuelva a suceder.

Ben: Mis padres firmaron la autorización y le dieron validez a mi recuperación para seguir jugando quidditch y ser el capitán una vez más del equipo de quidditch.

Severus: Sí, pero...

Ben: Por favor, profesor. Déjeme demostrarle que no estaban equivocados. -suspiró mirando al hombre-

Severus: Bien, pero si vuelves a tener otro golpe, aunque sea mínimo...

Ben: Entiendo, dejaré de ser capitán.

Severus: No, te iras del equipo y jamás volverás a jugar quidditch en tu vida. -lo miró con firmeza-

-Apenas dijo eso, el rubio quedó perplejo por sus palabras. ¿Era posible que hiciera eso? Bueno, era el jefe de su casa solamente, no iba a estar detrás de él en toda su vida.

Y sus padres habían firmado la autorización, así que estaba sano y dispuesto a seguir con el equipo. Pensó en que si lo golpeaban una vez más, no iba a ser dañino; suspiró contento de saber que a pesar de todo eso, podía seguir con el quidditch, así que miró al profesor una vez más y asintió estando de acuerdo con los términos que él decía-

Severus: Bien, bienvenido al equipo de quidditch otra vez, señor Greengrass. -lo miró sin expresión, dándole la insignia de capitán-

Ben: No sé arrepentirá, profesor. -sonrió emocionado, agarrando la insignia y mirándola con emoción-.




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