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C: 110 - CUARTOS DE FINAL

Hogwarts-

—La sala común de Gryffindor estaba en calma esa tarde de viernes, con solo el crepitar del fuego rompiendo el silencio. El calor de la chimenea llenaba el lugar mientras las llamas bailaban de manera hipnótica.

Los estudiantes disfrutaban de su tiempo libre después de las clases, algunos jugando al ajedrez mágico, otros leyendo o charlando en grupos pequeños. Pero en un rincón cerca de la chimenea, Ginny Weasley y Benjamín, su novio, estaban en su propio mundo.

Ginny, con su falda de uniforme y su cabello pelirrojo cayendo suavemente sobre sus hombros, se encontraba sentada en el regazo de Benjamín, quien vestía su uniforme verde y plateado de Slytherin.

A pesar de pertenecer a casas rivales, ellos estaban ajenos a eso en este momento. Se miraban a los ojos, sonriendo, intercambiando pequeñas bromas y palabras dulces, envueltos en esa burbuja de intimidad que solo dos personas profundamente enamoradas pueden compartir-

Ben: ¿Sabes? -le preguntó el rubio en voz baja, acariciando el cabello de Ginny- Eres como un Saeta de Fuego... rápida, impredecible y completamente inalcanzable para cualquiera que no sea yo.

-Ginny soltó una pequeña risa, divertida por la comparación-

Ginny: ¿Y tú? -replicó, inclinándose hacia él- Eres como un buscador novato que no sabe cuándo detenerse. Siempre corriendo tras la Snitch, pero sin darte cuenta de que la tienes justo frente a ti.

-Ben fingió estar ofendido, aunque sus ojos brillaban con diversión-

Ben: Bueno, al menos no soy un golpeador torpe. Tú me das la impresión de ser una Bludger... siempre golpeando cuando menos me lo espero.

Ginny: ¡Vaya cumplido! -respondió la pelirroja, dándole un pequeño beso en la mejilla- Aunque si soy una Bludger, solo te golpeo para mantenerte en línea.

-Se dieron otro beso, pequeño y suave, mientras seguían intercambiando esas bromas que, para cualquier otro, podrían parecer extrañas, pero para ellos eran la forma perfecta de expresar su cariño.

El calor de la chimenea los rodeaba, intensificando esa sensación de seguridad y conexión entre ambos mientras Ginny apoyó su cabeza en el hombro de Ben-

Ginny: Nunca pensé que me enamoraría de alguien de Slytherin, pero aquí estoy, completamente atrapada. -le susurró sonriendo-

-Ben sonrió, rodeándola con los brazos-

Ben: Lo mismo podría decir yo de ti, Weasley. Pero a veces las mejores jugadas son las que nadie ve venir.

-El tiempo parecía haberse detenido para ellos, hasta que la puerta de la sala común se abrió y tres figuras familiares entraron.

Hermione, Harry y Ron llegaron juntos, riendo por algo que habían visto en el pasillo. Al cruzar la entrada, Ron fue el primero en ver a Ginny y Benjamín, y su sonrisa se desvaneció rápidamente al notar la posición en la que estaban.

Ginny seguía sentada en el regazo de Ben, pero ni siquiera notó la mirada de su hermano, por estar besando a su novio de una forma lenta y profunda.

Ron hizo una mueca de disgusto, y Hermione, quien estaba a su lado, lo notó de inmediato-

Hermione: Oh, vamos, Ron. -le comentó con una risa suave- Déjalos en paz. Ginny tiene derecho a hacer su vida amorosa como quiera.

-Ron resopló, cruzando los brazos, mientras Harry se quedaba callado, observando la escena con una expresión diferente.

No era solo desagrado; había algo más profundo en sus ojos, una mezcla de celos y frustración que comenzaba a hacerse evidente.

Harry caminó hacia el sofá donde estaban Ginny y Ben, acercándose tanto que Ginny tuvo que levantar la cabeza. Sus ojos se encontraron con los de Harry, y se sobresaltó al verlo tan cerca-