C: 54 - FLORES, MENTA Y AVENA

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Mansión Greengrass-



Ben: Bueno, señorita Weasley. Estamos de vuelta. -dijo una vez aterrizamos frente a la mansión Greengrass-

-Sonreí al bajarme de la escoba y mirar aquellos ojos azul grisáceos con cierto brillo-

Ginny: Gracias, rubio. -dije cuando el chico quedo frente a mi con la escoba en su mano-

Ben: De nada, pelirroja.

-Benjamín intento acercarse a mi, estaba nerviosa cuando me di cuenta de que veía mis labios y no mis ojos. Sinceramente tenía miedo de lo que pudiera pasar después, así que giré mi cabeza hacía un lado escuchando un pequeño suspiro por parte del rubio que estaba a centímetros de mi-

Ben: ¿Entramos? -preguntó haciendo que regresará mi vista hacía él-

Ginny: Claro. -sonreí-

-Y así fue como Benjamín Greengrass empezó a caminar a mi lado en el gran camino de piedras que había desde la entrada de la mansión hasta la puerta de esta misma-

Ben: ¿Y... pasaste bien la noche? -preguntó antes se que se creará un incómodo silencio-

Ginny: Fue divertido. -sonreí- Gracias por llevarme a ese lugar.

Ben: Lo haría siempre, pelirroja. -sonrió-

Ginny: Sabes, eres muy sorprendente. -dije al darme cuenta de su increíble cambio de actitud hacía mi-

Ben: Eso ya lo sé, soy Benjamín Greengrass, comadreja. -dijo con una sonrisa ladina-

-Yo rodé los ojos. Y aquí estaba el rubio presumido que conocía-

Ginny: Ya volviste a ser tu. -dije riendo-

Ben: Que graciosa. -rodó los ojos-

-Reí bajo al ver que lo había molestado, sonreí victoriosa y miré al chico que se había detenido de la nada-

Ginny: ¿Qué pasa? -pregunté confundida haciendo lo mismo-

Ben: Es que ya llegamos a la puerta. -sonrió-

-Mire a mi derecha y me di cuenta de que era cierto. Las grandes puertas color blanco estaban frente a nosotros.

El rubio abrió la puerta y con una pequeña reverencia hizo que yo pasará primero. Negué con la cabeza mientras reía divertida, el rubio en serio que era presumido.

Entre primero seguida de Benjamín quien cerro la puerta y camino hacía la cocina. Yo lo seguí, aún quería pasar el poco tiempo que quedaba antes de ir a dormir con él-

Ginny: ¿A dónde vas?

Ben: A la cocina, ¿no es obvio? -preguntó sonriendo-

Ginny: Si. -rodé los ojos- Pero, ¿a qué?

Ben: Hiciste galletas en la mañana con mis hermanas y las otras chicas. -me miró- Y también recuerdo que cierta pelirroja de ojos marrones que tengo frente a mi prometió hacerme galletas... galletas especiales para mi. -sonrió-

Ginny: ¿Así que quieres tus galletas, fortachon? -sonreí divertida-

Ben: ¿Fortachon? -preguntó riendo- ¿A qué se debe ese apodo?

Ginny: Te vi sin camisa en la mañana. -sonreí- Ahora me di cuenta de las consecuencias de tanto ejercicio que haces.

Ben: ¿Así que me vistes sin camisa? -preguntó divertido-

Ginny: ¿En serio fue lo único que se te quedó en esa cabeza con rubios teñidos? -rodé los ojos-

Ben: Perdón, perdón. -rió- Pero si quiero esas galletas que preparaste.

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