Capítulo 81: Destrozadas...

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Luego de prepararse un momento, tanto Amai y Seki como Mery partieron a sus respectivos destinos en busca de la información que necesitaban, por parte de la absol y la ninetales el largo camino a Pueblo Hojaverde estuvo acompañado por un incómodo silencio, ambas sabían lo que tendrían que hacer, pero era algo que preferirían evitar... Una vez estando frente a la puerta de la casa de Hoshi y Mangetsu, ambas se miraron a los ojos.

— Yo les diré... — Dijo Seki con algo de pesadez — Se que es más difícil para ti Amai, tu no tienes que hacerlo.

La mencionada absol asintió ante este comentario antes de tocar la puerta, la cual, como la última vez que vinieron, estaba cerrada dentro, por lo que golpeó un par de veces para llamar la atención de quienes estaban dentro, luego de unos minutos, la puerta se abrió dejando ver a un ya conocido mightyena en el marco de esta.

— Hola, Seki, Amai — Mangetsu saludo a ambas pokémon, aunque su tono y expresión denotaban seriedad, carecían de la hostilidad que se percibía en él la primera que lo vieron — ¿Qué las trae por aquí?

— Necesitamos hablar sobre algunos temas... Complicados... — Explicó la ninetales con algo de pesar en su voz.

— Si es sobre lo que ocurrió con Luxy, Hikaru y su gremio no hace falta, Shine ya me lo explicó en privado y luego tuve que explicárselo a Hoshi... Ella sigue tratando de asimilarlo... — Explicó el mightyena con algo de tristeza, más rápidamente intentó cambiar el rumbo de la conversación — Hablando de Shine, ¿Cómo está?, Creo que había dicho que cuando volviera traería a alguien a la que le gustaría mucho este lugar, pero veo que solo vinieron ustedes 2...

Tras las palabras de su contrario a la absol shiny se le humedecieron un poco los ojos y se le formó un nudo en la garganta.

— De hecho... Justo de eso veníamos a hablar — Respondió Seki en un tono algo apagado — no solo sobre Mitsuzō Sake y los padres de Shine, también queremos hablar sobre Shine y el cristal y otras cosas...

— Entiendo... — Al ver el estado anímico de las jóvenes pokémon, Mangetsu ya tenía un mal presentimiento, por lo que prefirió ser precavido — ¿Es algo malo? Porque, como dije, Hoshi no está muy bien luego de que le dije lo de Luxy, así que tampoco quiero que se ponga peor...

— Es malo, pero también es muy importante que lo sepan — Replicó la ninetales con seriedad — de hecho, necesitamos que nos ayude con algo.

— Entiendo, entonces pasen — El mightyena se apartó de la entrada dejando pasar a las jóvenes — es mejor que hablemos de esto adentro.

Al entrar en la casa, lo primero que pudieron notar en la sala fue a la luxray, dormida en el piso con una expresión de pesar incluso en sus sueños y tonos levemente más opacos en su pelaje a comparación de la última vez que la vieron, algo que afectó bastante a sus alumnas pues aún tenían fresco el recuerdo de la personalidad alegré de su maestra, haciendo que la absol en particular desviase la mirada pues, si ya con lo que sabía estaba en ese estado, no quería imaginar cómo se pondría con lo que iban a decirle, Mangetsu se posó al lado de su pareja mirándola con evidente preocupación.

— Siempre se pone así cuando se entera de la muerte de alguien cercano, se deprime tanto que apenas come y pasa la mayor parte del tiempo durmiendo... — Dijo el mightyena acariciando la melena de su amada para despertarla — por eso tengo que cuidarla cuando se deprime y asegurarme de que coma bien y no duerma de más para que se mantenga sana...

— Buenos días Mangetsu... — Hoshi despertó al sentir las caricias de su pareja, saludándole en un tono apagado, totalmente opuesto al júbilo del que rebosaba su actitud de hace apenas poco más de una semana, para luego abrir los ojos y posar su mirada sobre sus visitantes, pues estaban frente a ella — Oh... Hola chicas... Yo... Yo las perdono... A ustedes y a Shine...

Pokecuento: Cambiar al mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora