Capítulo 67: Reunión

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Entre los cientos de pokémon que caminaban por las calles de la concurrida capital actual de Sinnoh, Ciudad Corazón, en aquella mañana, había 2 que destacaban más que nada por sus particulares accesorios, una era una glaceon que llevaba en su cuello la pañoleta de un famoso gremio el cual, pese a haber estado inactivo durante ya casi un año, seguía imponiendo respeto con solo ver su insignia, además de un collar con una piedra activadora incrustada. El otro era un lucario el cual llevaba un peculiar bolso de color marrón típico de los exploradores de varios gremios, pero lo que en verdad se llevaba las miradas de la gente era el cinturón metálico en su cadera y siendo más específicos, la brillante lucarionita en el centro del cinturón.

Ambos se encontraban cerca de la entrada oeste de la ciudad, era obvio para cualquiera que los viera que ellos estaban esperando que algo o alguien viniera de ese lugar.

— Sigo sin entenderlo del todo... — A Mery se le notaba un tanto confundida — ¿A qué te refieres con que no estás seguro de si los sentiste?

— Es que... Desde hace un rato estoy sintiendo auras que son muy parecidas a las suyas... Pero también son muy diferentes... — Respondió Kinzo un tanto pensativo — No sé si es porque mi percepción del aura ha mejorado, pero no creo que sea eso... Se sienten demasiado distintos...

— ¿Debería preocuparme? — Cuestionó la glaceon al notar la incertidumbre en su compañero.

— Pues... No, la verdad no — Replicó el lucario aún pensativo — si de verdad son ellos, entonces el cambio es a mejor, sus auras se sienten mucho más cálidas e intensas que la última vez.

— Eso significa que están más animados — Contestó Mery en base a lo que aprendió del aura observando los entrenamientos de su compañero — entonces ¿Por qué estás así?

— Es que enserio... Es un cambio demasiado grande... — Respondió Kinzo manteniendo su seriedad — Si son ellos entonces parecen otros pokémon...

— Pues es lo normal, 6 meses son mucho tiempo y el tiempo hace cambiar a los Pokémon — Dijo la glaceon con tranquilidad — aun así, no creo que sean tan distintos como dices, debes estar exagerando.

Poco después de esas palabras 3 pokémon pasaron por la entrada de la ciudad que ellos vigilaban, estos eran un luxray, el cual portaba en su cuello un collar con un misterioso cristal naranja rojizo y el símbolo de una estrella de 4 puntas en color negro y en su espalda una alforja de color marrón, una absol de piel rojiza con una cicatriz en la cara que atravesaba su ojo izquierdo y una tenue, pero alegré sonrisa y finalmente una ninetales de aspecto grácil y majestuoso.

— . . . Son ellos ¿Cierto? — Mery, aun siendo consciente que nadie más estaría tan cerca de un absol variocolor y que era imposible que hubiera otro absol con una cicatriz exactamente igual, no podía dar crédito a lo que veía, pues aún sin tomar en cuenta las evoluciones, el cambio en ellos era algo notorio con solo observar sus miradas y gestos.

— Si... Son las auras que sentía... — Confirmó Kinzo mirando a sus compañeros sorprendido de igual forma — Tienen que ser ellos...

— Oh, ¡Hola onee-chan, Kinzo! — Al oír vagamente las voces de su hermana y amigo, Shine volteó a ver a ambos con una sonrisa alegre — Ha pasado mucho tiempo.

— Hola chicos — Amai también saludo a aquel par, con una sonrisa tranquila y un tono de voz totalmente carente del nerviosismo que antes la caracterizaba — es bueno verlos de nuevo.

— ¡Hola! — Seki fue la última en saludar, con un tono enérgico y una sonrisa algo nostálgica, pues verlos le hacía recordar los días que entreno con ellos, que ya parecían lejanos pese a que ni había pasado siquiera un año.

Pokecuento: Cambiar al mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora