Capitulo 10

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Joy..

Iker es un niño fantástico y super cariñoso que me dice que quiere que sea su mami, me da tanta ternura, pero no soy su mamá, ¿Le deberé decir?

—Joy mira, este es Ramón y maneja a cielo la locomotora loca— me muestra una locomotora muy linda blanca y negra, simula que rs de las que tira vapor.

—Son muy lindas, ¿Vas al jardin?— realmente es un niño super inteligente que aparenta una edad mas adulta.

—Si voy al jardín de mañana, ¿Vas a cuidarme?— sus ojos brillan al preguntarme.

—Si a partir de ahora voy a estar con vos siempre— me abraza fuerte.

—¿Vas a ser mi mami?— veo que me lo a dicho varias veces.

—No corazón, yo no soy tu mamá pero puedo ser tu amiga— me dedica una mirada de ojitos llorosos que me parte el corazón..

—Mi mami se murió cuando era bebé, siempre le pedí una mami a mi papá pero no quiere, yo quiero adoptarte como mi mami, ¿Se puede?— ¿adoptarme? Que ocurrencias tiene.

—No lo sé, pero podemos hacerlo entre nosotros.

—Siiii así mis compañeros del jardín dejan de burlarse de mí— eso carajo, no tiene por qué pasarle.

—Bueno se varias maneras de enseñarte a defenderte por si te molestan— aplaude euforico.

—Siii quiero aprender a pegar— hace unas poses de karate que me dan ternura.

—A pegar no cielo, la violencia no es buena te hace mal aca—toco su corazoncito— a partir de ahora cuando te molesten les podes decir que tu nueva mami sabe artes marciales y le gusta torturar a las personas—¿Me habré excedido?— mejor esa ultima parte no se las digas, pero debemos guardar este secreto hasta que se lo digamos a tu papi.

—Siii, a veces es un poco dramático— este niño es un sol, lo sabe todo.

Iker es un hermoso niño de pelo negro y ojos verdes, deben ser como los de su mami. ¡Que dolor crecer sin mamá!

—¿Por que lloras Joy? Yo nunca te voy abandonar.

Me abraza y me hace reir con sus pequeñas palabras.

—Se me metió una basurita en el ojo—siento un par de ojos observarnos, giro la cabeza encontrandome la penetrante mirada de mi nuevo jefe, lo miro y vuelvo mi atención a Iker, no pienso demostrar mis emociones con él.

—¿Todo bien?—pregunta acercandose donde estamos los dos tirados.

—Si papi, le estaba mostrando a Joy que tengo muchas locomotoras y vagones, le gustó Carlota— habla con un entusiasmo hermoso, aparentemente le caí bien.

—Eso es genial hijo, ¿podrias quedarte jugando mientras hablo con Joy?—nos mira con curiosidad.

—¿Vas a pedirle que se case con vos? Mami nueva siiiii— aplude y salta yo solo me río por que es un niño inocente, Atlas por otro lado aprieta la mandibula y tiene una expresión enojada.

—Hijo calmate no va a ocurrir jamás eso, debo hablar de otras cosas— ¡ouch! No me afectó sus palabras pero me dolió la expresión de ese niño.

—En un rato vuelvo así seguimos jugando, ¿Si?— tiene la cabeza gacha, no me gusta que esté así y menos por dichos del padre sin tacto alguno.

Salimos en silencio, lo espero en el pasillo por que no tengo idea a donde iremos.

—Pido disculpas por el comportamiento de mi hijo, a veces puede ser un poco intenso— hago un gesto restandole implrtancia.

—Por mi parte no tengo ningún problema señor Wells, entiendo que es solo un niño inocente— estamos parados en medio del pasillo, veo su mirada bajar a mis labios pero no puedo caer por él, correría un alto riesgo mi corazón de pollo— ¿Que precisaba hablar Señor?

Sale de su ensimismamiento, pasa por mi lado, indicandome que lo siga, eso mismo hago vamos en silencio por el largo pasillo hasta salir de este y volver al despacho. Me hace seña de que pase y me siente, lo hago y el se sienta atras del escritorio.

—Debemos dejar ciertas cosas claras para que no tengamos malos entendidos a futuro— afirmo con la cabeza sin emitir sonido— Bien con mi hijo tenemos ciertas costumbres y reglas para mantener el orden.

—El unico consejo que le daría seria el de hablarle con mas tacto, es un niño dulce y quiza me pase de la raya con esto, pero no me gustó la expresión de tristeza en él— puedo ver como las aletas de su nariz se ensanchan, ¿Se enojo? Dos problemas.

—En primer lugar— se aclara la garganta— ¿Usted es madre?— niego con la cabeza— ahí tiene su respuesta, el padre soy yo, no necesito a una simple niñera para darme ordenes de como tratar a mi hijo su trabajo es uno sólo, cuidar a mi hijo en mi ausencia y le sugiero señorita Enjell que cumpla con mis espectativas.

—Siento si me pasé, pero es la realidad de lo que vi y estoy calificada para expresar mi punto le guste o no.

—Como decia, tiene unas espectativas por llenar, si no las cumple vuelve de donde vino, no me interesa la noche de sexo que compartimos, después de todo fue eso, simple sexo que no pretendo repetir con alguien como usted.

Al decir así sin quererlo algo dentro de mí se rompe, y las palabras que siempre odié vuelven a burlarse de mi y mi fortaleza debil, no le voy a demostrar lo que sus palabras crueles me provocaron.

—Tenga por seguro que no me acordaba de usted y la noche esa, luego llego Thiago asique no lo recordaba, en cuanto al trabajo no se preocupe no pretendía hacer otra cosa mas que cuidar y proteger a ese ser inocente.

Veo como aprieta la mandíbula, ¿Rabia? No me dejo pisotear mas por idiotas.

—Debe seguir estos horarios— me entrega un papel, son tres en total— son las rutinas, comidas saludables de mi hijo, y sus actividades. La ley de oro inquebrantable, NADA DE COSAS DULCES. La tendré vigilada.

Me pongo de pie con toda la gracia que puedo reunir, casi que me entran unos instintos asesinos con el nombre Atlas al ataque, respiro profundo calmandome.

—¿Algo mas señor?— se pone de pié pero no se acerca, se queda en su lugar.

—Pronto quiero proponerle algo.

—Lo que sea no me interesa, y si me disculpa debo ordenar mis cosas en mi habitación— doy media vuelta y salgo de ese despacho, ya arrancamos mal, todo por abrir mi bocota.

El sueño de Atlas (#3 S. Amores Tercos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora