Capítulo 27

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Joy..

Atlas esta noche salió a tomar algo con sus amigos festejando el que serán padres de una nena Joss y Miko un varon, ambos estan encantados con sus hijos por venir.

Ya son mas de media noche pensaba esperarlo a que viniera pero estoy muy cansada, me duermo sentada en el sillón, sin mas opciones me levanto para encaminarme a mi habitación, compruebo primero que esten bien cerradas las ventanas y puertas, una vez hecho la rutina ahora sí a mi habitación.


Siento un ruido sordo, un golpe me despierta asustada, miro a mi alrededor comprobando que todavia es de noche, prendo el velador que esta a lado de mi cama, al mirar el reloj son las cuatro de la mañana, ¿Sera que llegó Atlas? Si es así por que no me aviso que venía tomado lo ubiera buscado.

—P...utaaa madre, que borracho estoy— eso responde mi pregunta, borracho al tope— Joy... Muñeca rubia que me la pone duraaa.

¡Que vergüenza! Menos mal que Iker esta dormido así no tiene que escuchar al padre borracho. Decido salir de la cama, me  asomo en la puerta asustandome por encontrarlo frente a mi puerta.

—Atlas estas muy borracho, ¿Cómo llegaste?— le hablo bajito para no hacer tanto bullicio.

—Shhh quiero besar a mi novia— se me acerca poniendome un dedo sobre mis labios para que no siga hablando, me mira fijamente poniendome nerviosa.

—Amanda no esta acá, te ayudo a subir a tu habitación— frunce los labios a la vez que tuerce las cejas.

—¿Quien habla de Amanda? ¿La nombre acaso?— quiero que se valla no lo quiero cerca.

—Es tu novia, ¿No es asi? Deberias ir a dormir— niega con la cabeza como un niño caprichoso.

—Vos sos mi novia Rubia, a Amanda no la quiero siempre te quise a vos— intento ocultar la emocion que sus palabras me generan, pero no debo olvidar que la metió en su habitación cuando intentaba algo conmigo, eso me hizo pensar que no le importaba tanto como decia.

—Primero, no lo soy metiste a ella en tu habitación cuando querias intentar algo conmigo, y segundo no soy tu novia, me cuestiono bastante el darte una oportunidad— suelta un sollozo que creo es actuado pero cuando veo las lagrimas en sus ojos de borracho creo que va a llorar.

—No paso nada con ella, la hice venir por otro motivo... Que me devuelva las llaves que le di y luego la heche amablemente— sorbe los mocos y siento una lagrima en mi nariz, vienen de él.

Automáticamente lo abrazo, es un impulso al verlo vulnerable frente a mi, quien siempre muestra fortaleza, este sentimiento lo hace mas fuerte.

—Me hiciste pensar otra cosa Atlas, la hiciste venir a tu casa haciendome creer que ella era mas importante que yo y lo que pudiera sentir con su presencia— entierra la nariz en mi cuello abrazandome mas fuerte.

—Estaba enojado por eso te dije asi, no me Di cuenta del impacto que ocasionaria en vos que ella valla, lo siento rubia ¿me perdonas?— me arrincona contra la pared con su cuerpo... Su aroma... Su presencia que impone calor.

—Por eso me fui el fin de semana, no quería escucharlos tener relaciones y quedar como el secreto sucio escondido— no me deja apartar la mirada, me levanta la barbilla mirándome directo a los ojos.

—Mierda Jo, estuve a punto de volverme loco por que no te encontraba, no me di cuenta lo que hice en ese momento, perdón preciosa no quise hacerte sentir menos o que no me importan tus sentimientos, por que me importan y mucho— no digo nada, lo miro, me muerdo el labio, el sigue cada movimiento que hago, lo veo pasar saliva por como se mueve su nuez.

—Decidí irme y estuve a esto— junto dedo gordo con anular para mostrarle lo cerca que estuve— de no volver, pero volví y acá estoy.

—Gracias a ese no se qué, volviste y estas acá, no quiero estar lejos de ti preciosa, ¿Puedo dormir con vos?— se abraza mas firme a mis caderas presionando mis tetas en su torso con camisa abierta dandome una vista espectacular.

—Sólo te dejo por que quiero pasar mi dedo ahí— le señaló el pecho y abdomen, sonrie satisfecho.

Baja las manos a mis nalgas y me sube a su cintura, rodeo su cadera con mis piernas abrazandome a su cuello, paso mi nariz por su cuello viendo como se le pone la piel de gallina.

—Me encanta sentir tu respiración en mi cuello— sonrió a gusto por la comodidad del momento.

Se sienta en la cama sin soltarme, corre la trazada se acuesta y quedó en su pecho, luego se corre a la izquierda ocasionando que quede a su lado, automaticamente me abraza atrayendome a su pecho.

—Esto es lo mas cómodo del mundo, la mejor almohada que pueda existir— me besa la frente, suelta un suspiro abrazandome mas si es posible.

—Tenerte entre mis brazos es la mejor sensacion del mundo, me siento a salvo— le beso el pecho cierro los ojos dejandome envolver con su calor y aroma.

—Joy... Joy... Ah hola papi, ¡Vamos a desayunar juntoooooosssss!— aparece Iker corriendo en mi habitación, apenas nos ve se tira encima nuestro— Buenos dias a ambos.

Nos abraza... Ahí caigo en cuenta.

Estamos Dur-mi-en-do jun-tos.

—Shh tranquila, no te preocupes por nada nos ahorra tener que explicarle lo que ocurre— me susurra al oído al ver el pánico surcando mi expresión.

—Esta bien, ¿Como es que no te duele la cabeza? Por que llegaste super borracho— sus mejillas se sonrojan un poco mientras muestra sus brillantes dientes en una sonrisa.

—Tome una pastilla para una posible descompostura y dolor de cabeza, me siento renovado— se sienta en la cama abrazando a Iker— Buen dia campeón, vamos a desayunar.

Me guiña el ojo mientras se levanta, la sabana que estaba enrollada en su cuerpo cae al piso en cama lenta revelando su firme y redondo culo.

Que maravillosa vista está magnifica mañana.

El sueño de Atlas (#3 S. Amores Tercos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora