Capítulo 32

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Joy..

Desde la mañana estoy sola por que mamá tenía que hacer unos tramites para la cuestión de mi rehabilitación. Tom está trabajando. Y mi amiga está en casa de su mamá visitando.

Por suerte mi amiga Amber no a podido venir, sino seria el tiempo que Atlas se quedaría sin pelotas directamente. Ahora que es mamá y está casada la noto muy feliz. Como merece. Como todos deseamos.

Salgo de mis pensamientos al sentir que tocan la puerta suavemente. Se abre lentamente para mostrar una joven peineta de ojos grandes y verdes.

—Hola.. Me llamo Isis, estoy en la habitacion de enfrente. Me dio curiosidad ver que estabas sola y le pedí que me traiga— su voz es muy dulce, está en sillas de ruedas guiada por un joven que es muy parecido a ella.

—Hola, entra por favor— me sonrie y ambos entran hasta posicionarse a mi lado.

El joven de traje y cabello igual al de ella, pero con unos ojos mas tirando a celeste verdoso, se acerca a cerrar la puerta.

—Mucho gusto Isis, me llamo Joy, ¿Que te ocurrio? Si se puede saber, no quiero incomodar— me sonríe melancolicamente.

—Un gusto Joy, presiento que seremos muy buenas amigas. Por cierto disculpa mis modales, él es Mael, mi guardaespaldas— Ella sonríe calidamente haciéndote sentir a gusto en su presencia, tiene un no se qué. Reconfortante.

—Eso me agrada, un gusto Mael, es una pena que nos conozcamos de esta manera, pero tuve un accidente— ¡Dios que mirada!

—Un gusto Joy— saluda amablemente, tiene una voz profunda y varonil.

—¿Chocaste con un auto?— pregunta curiosamente Isis.

—Iba cruzando la calle y me llevaron por delante— suelta un jadeo de sorpresa. Me mira con ojos brillantes de lágrimas.

—Lo siento tanto por mi indiscreción, ¡Que vergüenza!— se lamenta y Mael la abraza calmandola.

—Tranquilizate Is, les puede hacer mal— le habla dulcemente.

—A ti ¿Que te paso?— le pregunto. Si vamos a ser curiosos seamos curiosos.

—Mi marido tuvo un accidente, un auto se cruzo en la ruta cuando él volvía de un viaje. Al despertar no me recordaba. En una discusión sin darse cuenta me empujó y caí tres escaleras abajo lo que me produjo un poco de pérdidas— habla con voz estrangulada. se me cae una lágrima.

—¿Estas embarazada?— asiente con la cabeza mientras se soba el vientre y sonríe.

—Por suerte mi pequeñín está perfecto— Mael el que debo decir es el hermano. Se parecen mucho. La abraza fraternalmente con amor.

—¿El lo sabe?— niega con la cabeza, me mira con ojos tristes.

—Al volver del viaje le había dicho que le tenia una sorpresa, ya lo habia planeado todo. Me sorprendio el accidente, los médicos recomendaron que no se lo diga por su frágil estado mental. Eso sería todo, doy gracias que él me escuchó— le da la mano como enviandole fuerzas— ¿Me llevas hasta el baño Mael? Ahora vuelvo Joy.

Mael la lleva, la ayuda a bajar de la silla de ruedas para luego regresar y sentarse en la silla a mi lado mientras la espera.

—Supongo que ella no lo sabe ¿Verdad?— pega un salto de sorpresa.

—Disculpe, ¿A que se refiere?

—Los observo desde que entraron a mi habitación, son hermanos ¿No?— apoya los dedos en los labios diciendome que no hable fuerte.

—¿Como te diste cuenta?— pregunta con las mejillas rojas.

—Los observo, tu color de ojos es mezclado con azul, mientras los de ella un verde potente— me sonrie con tristeza, seguramente tiene una historia de fondo.

—A ella la robaron de chiquita, por años la estuve buscando, y cuando la encontré decidí usar la oportunidad de ser su guardaespaldas hasta que pueda decírselo, pero luego paso lo del accidente cambiando los planes— me cuenta rápido para que ella no escuche.

—Que dulce. Si necesitas ayuda conta conmigo— me sonrie mostrando unos lindos oyuelos.

—Muchas gracias Joy, ya veré como decírselo— le brilla la mirada.

Presiento que seremos muy buenas amigas..

Un mes después..

—Hija es el gran día, voy a llevarte a rehabilitación en los brazos. La proxima semana comenzamos con las caminatas— anuncia mamá entrando a mi habitación en el hospital.

—Genial mamá, va a ser un suplicio— comento un poco dramática, pero sí es doloroso.

Me suben a una silla de ruedas. Luego de tener yeso por semanas, ahora puedo decir que soy libre, de ese encierro. Todavía me cuesta mover mis extremidades pero voy mejorando notablemente.

—Hay no seas dramática hija, son buenas noticias, se que va a doler pero es parte del proceso. Valdrá la pena— Me sonríe mientras empuja mi silla.

Estos ejercicios son un poco frustrantes, debo mover mucho las articulaciones y ahí viene el dolor, al haberlos tenido quietos por semanas ahora al hacer los benditos ejercicios duele como la mierda. Ademas de sentir como un latigazo de corriente me recorre.

—Hola linda, te vi que estas sufriendo y vine a sufrir contigo— un muchacho muy apuesto por cierto. No de la manera de belleza como es Atlas, sino una mas exótica, como una mezcla de rasgos. Ojos achinados pero grandes. Color de piel morena, unos ojos color miel muy brillantes y cálidos. Enmarcados por gruesas pestañas. Cabello castaño con claros caramelo.

—Hola un gusto, me llamó Joy— se acerca a mi lado y recién soy conciente de las muletas que usa.

—El gusto es mío linda, me llamó Dominic pero puedes decirme Dom. Dime ¿que te ocurrio?— se sienta en un banco ubicado a mi lado sobre la pared.

—Me atropellaron hace unas semanas. Ahora me dan terapia para recuperar mis articulaciones que están entumecidas— me escucha atentamente como si fuese lo más interesante de escuchar.

—¡Que horror cielo! ¿Que pasó con el desgraciado?— me emcantan sus expresiones muy dramáticas.

—Al parecer me dejó dandose a la fuga, lo encontraron una semana después intentando salir del país. Lo retuvieron apenas lo reconocieron, ahora esta a la espera del juicio que no se cuando comenzará— me masajea las manos y brazos haciendome arrugar la cara del dolor.

—Maldito desgraciado, las pagará de eso podés estar segura cielo, lo bueno es que estas viva. Y dime ¿Algún chongo? Digo para sacarle el cuero— me hace reir. Como tengo un poco magulladas las costillas por el impacto me duelen, el respirar profundo o reirme me hacen resentirlas.

—Hay eso espero, muchas veces los liberan por no sé que trampas. No no tengo nadie en mi vida. Planeo seguir así por un tiempo. ¿Que hay de ti?—levanta la mano izquierda mostrandome un reluciente anillo de casado acompañado de un hermoso sintillo con piedra brillante. Brillante como su sonrisa.

—Estoy felizmente casado hace un año, mi esposo se llama Sebastián de hecho en cinco lo vas a conocer. Esta por venir por este torpe hombre— de repente escuchó una voz que no olvidaría jamás.

—¿Quien limpia el piso descalzo?— se saca los anteojos de sol y ese brillo gris en su mirada es inconfundible para mi.

Misha..

—Misha...— recién se da cuenta de que no estan solos, al verme su cara se transforma de amor por su marido a alegria inmensa y al verme en silla de ruedas su mirada se transforma en confusion total.

—Joy.. ¡Joy! ¡Eres tuuuu!— se acerca corriendo dándome un abrazo de oso que me saca el aire por la efusividad. Me besa por toda la cara mientras habla en ruso— De ella es la que te e hablado cariño.

Dom aplaude de felicidad. Despacio lo abrazo como vengo necesitando desde que perdí el contacto con él.

—¡Te extrañe hermanito! ¿Casado?— le pongo cara picara automaticamente sonríe orgulloso.

Gran momento este reencuentro.

El sueño de Atlas (#3 S. Amores Tercos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora