Capitulo 14

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Atlas..

—¿Donde está Joy?— tengo los ojos cerrados por que me da verguenza mirar a mi hijo a los ojos en estos momentos.

—¿Que haces en el hospital? Alguien puede verte o podes enfermarte— me mira enojado con los bracitos cruzados en el pecho—Se fue hijo, será mejor que llames a la abuela Estela que sé esta atras de la puerta— no se mueve de su lugar.

—La maltrataste, ¿Por que lo hiciste? ¿No te das cuenta que es la primera en quererme?— me ladra indignado, yo tambien me siento así.

—Hijo no fue mi intención, trate de llamarla para disculparme pero no me quiere atender— se larga a llorar.

—Por que sos un idiota que no pensas con la cabeza, ¡Te odio por echar la unica mamá que tenía!

—Hijo no hagas dramas que recién la estabas conociendo, no podes saber si te quería o no— trato de calmar el ambiente.

—Por lo menos ella mostró interés en mi y lo que pasa, me prometió siempre defenderme y cuidarme, la apartaste de mi lado— sale llorando desconsolado, me parte el alma verlo así, y acepto que descargue erroneamente mi frustración en ella.

—Hijo me llevo a Iker a casa, en la mañana vuelvo a buscarte con Harrison el medico me dijo que debes quedarte en observación por las dudas.

—Bueno abuela, realmente estoy avergonzado por mi comportamiento y empeora la situación el que ella no quiera responderme.

—Debés darle tiempo hijo, no fue agradable las cosas que le dijiste, nadie merece ser tratado así, y no me quieras replicar por que te escuche lo suficiente como para saber el mal que causaste en esa chica. ¿Que fue lo que ocurrió?— no se a donde mirar o que excusa decir para safar de este momento.

—Es larga la historia, pero ella no era culpable de mi frustración, la pague mal con ella— niega con la cabeza, se acerca a la cama me da un beso en la frente como cuando se sentía triste por mis actitudes erroneas en mi adolescencia.

—Solo espero que logres dejar de lado el dolor del pasado y te permitas ser feliz con alguien que logre complementarte— niego con la cabeza por que eso no es para mí.

—Ese tipo de felicidad no es para alguien como yo, todos quieren algo del gran jugador Wells, no ven al auténtico ven la super estrella de Rugbi a la cual le pueden sacar provecho.

—Quiza debes de dejar de estar a la defensiva y observar a tu alrededor, te aseguro que te sorprenderías de las cosas maravillosas que te depara el destino, solo esta en voz liberarte de ese miedo, no todo el tiempo debés ser perfecto, a veces solo hay que dejar salir el yo interior— niego con la cabeza en desacuerdo.

—No lo pienso así abuela, ya sabemos como terminó hace unos años y lo mal que quedé, no quiero ilusionarme y que se den cuenta que no valgo nada, prefiero usarlas y saber que tengo todo bajo control que nadie podrá romperme nuevamente.

—Hay hijito, solo espero que no sea tarde cuando te permitas amar y dejar que te devuelvan el amor que tanto mereces, si ellos no supieron valorar el tesoro que dios les obsequió ellos se lo perdieron.

A la mañana siguiente me fue a buscar mi abuela con Harrison, debo cuidarme un poco con las comidas y tomar mucha agua, eso queda en segundo plano ya me siento bien, y tengo un nuevo proposito en mente… pedirle perdón a Joy y rogarle por qur vuelva a mi casa.

Mierda… sé que va a ser una lucha ardua para que me perdone la rubia de curvas infartables, me pone tanto que mi frustración aumenta exponencialmente. Hace apenas cinco minutos la llamé y me da el correo de voz, no soy un hombre de rogarle a nadie, pero mi hijo la quiere y puede que yo también.

El sueño de Atlas (#3 S. Amores Tercos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora