DEBRAM
Los besos de Camila, la calidez de su lengua y su boca... ¡aaah! Su deliciosa boca solo provocaba que me corriera al instante. Es tan magnífica bajo las sábanas, su sabor y su aroma son embriagadores a tal punto de que termine de desee poseerla cuanto antes.
Desde que la conocí en un bar en Inglaterra, Camila ha sido la mejor chica con la que eh disfrutado eyacular.
Su interior y el ritmo de sus caderas se disfrutan mejor cuando todo marchó de acuerdo al plan y los negocios familiares generaron muchos más ingresos de los que esperaba.
-¡Oh Debram! - gimió a la vez que aumentaba el ritmo de mis embestidas.
Entre mis favoritas Camila es la mejor de todas. La única que me hace perder la cordura, bajo su cuerpo.
-¡S-Sí! - gritó para venirse, mojando las sábanas de sus fluidos.
Al ver como se retorcía de placer y mordía sus labios deseosos, termine viniendome dentro de ella.
-Excelente como siempre - reí.
Ella solo se limitó a sonreír.
Para ser muy buena en la cama era una mujer muy tímida. Algo que atrajo mi atención también.
-¿Cuando te iras? - pregunte a la vez que incorporaba.
-¿Ya quieres que me vaya? ¿O tu mujer no te deja verme? - pero sí, cuando abría la boca y no era para hacerme sexo oral, era para provocarme.
-¿Ariana? Ella solo cumple los caprichitos de mi abuela y no es mi mujer.
-Pero te vas a casar con ella ¿no?
-Sí, pero es solo porque la abuela está enferma y se puede morir.
-Pensé que Debram Russo no tenía sentimientos - río picaramente.
-¿Tienes cosas que hacer mañana?
-Sí.
-Entonces mejor cuida lo que dices muñequita o para mañana no podrás levantarte de esta cama.
-¿Me quieres matar con sexo? - pregunto a la vez que se acercaba y me besaba.
-No. Te mataré con un balazo en la cabeza - sonreí.
(...)
-¿Dónde estuviste anoche Debram? - y ahí estaba mi futura esposa.
-Con Camila - me encogí de hombros.
-¿Por qué Debram? ¿Por qué siempre me haces esto? - sollozo la castaña.
-¡Ash! Silencio Ariana, la pasé muy bien como para escuchar tus reproches.
-Debram, pido un mínimo de respeto ¡Por favor!
-¿Qué pasa Ariana? ¿No te basta con sabes que serás mi esposa? - sonreí.
Me acerqué a la castaña para tomarla por la cintura.
-No tienes porque comportarte así.
Las manos de Ariana subían por mi pecho hasta llegar al cuello de la camisa que traía.
-Quiero que seas solo mío Debram - reposo su frente sobre la mía a la vez que sus ojos buscaban los míos.
-Ariana, ya habíamos hablado de esto - resoplé - serás mi esposa, la esposa de un Russo. Pero eso no significa que serás la única mujer en mi vida o que yo te tengo que pertenecer.
-Hablaré de esto con tu abuela.
-¿Otra vez con tus niñerías?
-¡No son niñerías!
-Tenemos un trato aparte del que hiciste con mi abuela Ariana, así que no vengas con más estupideces - dije a la vez que la soltaba. - Aceptas las reglas o esto se acaba aquí.
-¡Debram no! ¡yo te amo!
Los brazos de Ariana se aferraban a mí, mientras que mis manos solo buscaban alejarla. Durante estos dos años en los que mi abuela pidió que por favor me casara con mi amiga de la infancia había algo que me hacía sentir muy incómodo cuando la sentía cerca.
Ariana no era mala, siempre hacía todo para complacerme.
-Haz lo que quieras Debram, pero no termines con esto por favor. No me importa si me engañas, tu eres mío ¡mío! - las lágrimas de Ariana no eran capaces siquiera de que sienta lástima por ella.
Pensé que por tener cierto aprecio por ella, verla llorar causaría algún sentimiento de pena, pero ni eso. Por lo contrario, me daba asco estar cerca de una persona tan débil en la que se había vuelto después de confesar que me amaba.
¿Acaso el amor es capaz de volver a un león feroz en un pequeño gatito?
Sí era así, agradezco ser un verdadero Russo. El amor no fue hecho para esta familia, y menos para quien está por administrar cada negocio de mi padre.
-Ya no más reproches ni berrinches.
-Sí - sollozo.
(...)
-¿Qué dijo Nick?
-Qué uno de los casinos que tenemos en Seattle se lleno de prostitutas por culpa de un grupo de universitarios que juegan a los maleantes.
-¡Joder! Eso no puede seguir así, ¿Quienes se creen?
-Te lo dije papá, tu nuevo juguete no sabe administrar nada. ¿Pero que puedes esperar de un simple ratero? - reí.
-Al menos es mucho más centrado que tú, y mis negocios en Seattle son los más importantes.
¿Un capullo de diecisiete años es más centrado que yo?
-Por favor, el ni siquiera podría ganar el juego del cazador.
-Dale una oportunidad hijo, yo sé que será de mucha utilidad cuando menos te lo esperes.
-Nada de eso, yo mismo me haré cargo de ese asunto. Se supone que pasamos desapercibidos en ese casino.
-Ordenare a Nick que le enseñe como actuar en esos casos.
-¡Joder papá! ¿¡No Confías en que haga un buen trabajo!?
Durante todo mi vida fui educado para ser el sucesor de papá, porque todo tiene que cambiar con la llegada de un simple niño.
-Los negocios en Seattle no los tocaras Debram, ya te lo advertí.
-Soy suficientemente capaz papá.
-Bien, hagamos una apuesta entonces. Si la ganas podrás hacerte cargo de los negocios en Seattle, pero si pierdes se adelantara la boda entre tú y Ariana.
Sonreí.
Era el mejor en las apuestas y una contra mi padre no la iba a perder.
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¿Viva, muerta o atrapada?
Teen FictionSí, él está devuelta, pero... ¿todo seguirá igual? Segundo libro de La esposa joven.