DEBRAM
-Aléjate de mi esposa.
-No lo haré, y no me importa si recordaste la memoria - avanzo hacia mí. -No pienso dejarla sola ¡entre las garras de alguien que solo la lastima!
-Fuiste su amigo por un día ¿y piensas que ya lo sabes todo?
-Tú familia se encargo de dejarme en claro la clase de persona que eres.
¡Mierda!
-Gema volverá a ser mi esposa - alcé mi pistola y apuntándole en la frente sonreí. -Acostúmbrate a la idea.
-Matame, adelante - levanto las manos. -Quizas con mi muerte Gema se aleje de ti para siempre.
¡Joder! Tenía razón. Aún con ella sin recordar nuestra relación, matar a su...su...."novio", solo empeoraria las cosas.
-Te perdonaré la vida por esta vez Ashton Scott, pero Gema es ¡mi esposa! Y la voy a recuperar a cualquier costo.
-¿Piensas que estará bien volviendo a ser tu esposa?
-¡Por su puesto que si!
-¿Ya te olvidaste de como perdió la memoria?
Tal vez... no soy la mejor opción para su vida ¿pero que puedo hacer con el amor que le tengo? Ese mismo que arde con intensidad indomable, amenazándome con consumirme.
-La voy a recuperar Ashton.
La voy a recuperar.
-Peleare por ella Debram Russo.
-Adelante, puedes intentarlo, pero ella se quedará conmigo.
-Déjala ser feliz, entiende que a tu lado solo tendrá desdichas.
No pude soportarlo más, y lance un disparo al aire.
¿Realmente un amor como el mio esta condenado de puras desdichas?
Confío en que mi amor protegera a Gema de cualquier desdicha que el ser lo que soy pueda atraer. La dejare en un nuevo paraíso donde solo seamos ella y yo.
(...)
-Quiero a Ariana en mi habitación - ordené mientras buscaba con la mirada a Gema, pero lamentablemente no se dejaba ver.
No me quedo de otra más que continuar con mi camino hacia mí habitación, esperando que aparezca, pero se tardo que decidí yo mismo ir a buscarla.
Abriendo la puerta de su habitación de par en par, me la encontré arreglando su cabello.
-¡Puedes tocar!
-¿Por qué te demoras tanto?
-Pues ya que seria nuestra primera noche juntos yo pensé que... - la interrumpí.
-¿Pero que mierda dices? No te llame para cogerte Ariana.
-¿Entonces? - preguntó mientras caminaba hacia mí.
-Quiero que te vayas Ariana.
Se congeló antes de que sus manos tocaran mi camisa.
-¿Qué?
-Lo que oíste.
-Debram, nos vamos a casar no puedes...
-Claro que puedo Ariana, ¿Pensaste que ya habías ganado? Por supuesto que no.
-Debram cálmate, no te entiendo.
-Ariana ¿porque crees que traje aquí a mi esposa?
Sus ojos se abrieron del asombro y llevó sus manos a la boca para ahogar un jadeo.
-No hagas esto difícil para ti, y vete en este instante. Tienes a uno de mis hombres para que te lleve a donde sea que quieras ir, pero no te quiero cerca ¡nunca más!
-¡No pienso hacerlo! ¡Tú eres mío! - grito.
Abalanzándose sobre mí, me abrazo fuertemente, enterrando sus uñas sobre mi camisa, aferrándose así a mi cuerpo.
-¿En serio no puedes amarme?
Quizás, esta era la forma en la que yo me comportaba con Gema antes de perder la memoria, en aquella terrible noche en la que me confeso lo que en realidad sentía por mí.
Aun se siente palpitante, aquella sensación de desprecio por mí. Había puesto todo de mi parte para enamorar la, me arrepiento de todo el daño que le hice.
Es momento de aprovechar esta segunda oportunidad y enamorarla de la forma correcta, pero para ello, primero tengo que sacar la mala hierva de raíz.
-No Ariana.
Con un movimiento rápido la aparte de mí y salí de su habitación dando un portazo. Saqué el móvil ordenar a mi hombres de que se cumpla mi palabra de mandar a sacar a Ariana de esta casa cuando antes.
Ahora solo tocaba esperar que amaneciera, para por fin poner en marcha mi plan.
Mi querida Gema... he vuelto.
(...)
¡¿Por qué el maldito reloj no avanzaba?! La espera me estaba matando. Si ella no salía iba yo mismo a sacarla de donde sea que este.
¿Se abría dado cuenta que la estoy esperando?
No lo creo.
Ayer se escabullo como sea para regresar a su casa. Aunque claro, de todas formas tenía que dejarla ir, si la mantenía acá iba a seguir con ese concepto que estaba creando de mí. Y definitivamente no iba a permitir que vuelva a temerme ni mucho menos odiarme.
Todo será diferente.
Tiene que serlo...
-¡Allí esta señor!
Alarmado salí del auto y me acerqué a la pequeña pelirroja que me observaba confundida.
-¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí?
-Saldremos de viaje.
-¿Y? No era necesario que vengas hasta mi casa para decírmelo - rodo los ojos.
Reí.
Aun con sus recuerdos borrados, sigue siendo la misma chiquilla rebelde de la que me enamore.
-Saldremos dije.
-Si ya te oí - resolpló - ¿Acaso la señorita Ariana te pidió algo en particular?
-Ella ya no forma parte de mi vida.
-¡¿Qué?!
Sonreí.
-Eso lo sabrás después si te da curiosidad - dije acercándome a ella - Ahora, tenemos un vuelo que tomar - tras decir eso, la levante sobre mis brazos para llevarla al auto junto conmigo.
-¡No! ¡Espera!
Sus ojos coincidieron con los míos y sus mejillas se sonrojaron, quizás su mente no me recuerda, pero su corazón sigue latiendo por mí.
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¿Viva, muerta o atrapada?
Novela JuvenilSí, él está devuelta, pero... ¿todo seguirá igual? Segundo libro de La esposa joven.