Capítulo 43

1.2K 107 29
                                    

Con una extraña sesión en el pecho me observe al espejo. Las gotas de agua se deslizaban por mi rostro y el temor recorría mi cuerpo.

Ya no tengo quince años, las cosas son diferentes. Pero entonces, ¿de qué me he perdido todo este tiempo? Era increíble como aún sin memoria él volvía a mí y yo caí como idiota.

Abandone el baño y subí escaleras arribas hasta mi habitación. Me tire a la cama no sin antes lanzar una mirada rápida al balcón de la casa continúa, donde se suponía que ahora vivía Debram. Las luces estaban apagadas, y aunque quisiera odiarlo con todas mis fuerzas los recuerdos volvían una y otra vez a mi mente. Se sentía como una tortura tenerlo en mi cabeza cada maldito segundo.

Era consciente y no me hacía la víctima, con lo diferente que se estaba mostrando ahora me costó seguir caminando lejos de él. Pude ser egoísta y decirle que lo olvidaría todo una vez más y le daría un una oportunidad, pero mi familia... no me importa renunciar a mi felicidad por ellos.

Oí el golpe de la puerta, haciéndome salir de mis pensamientos.

-¿Sí?

-Ashton ha venido -informó Melody.

Me levante de un brinco y caminé hacia la puerta. Una oleada de alivio me invadió cuando la vi, mi pequeña adolescente, no se que abría sido de mi familia si aún estuviera con los Russo. Pase lo que pase, no debo acercarme nunca más ellos.

Abrace a mi hermana tan fuerte como pude y me contuve todo lo que pude para no llorar. No les iba a contar que ya había recuperado la memoria para no preocuparlos, la única persona era él.

Ambas bajamos, Melody se fue a la habitación de Marcos y yo fui a la sala. Ashton me sonrío, venía un poco agitado y por supuesto, golpeado.

-¿Tengo que acostumbrarte a verte así, siempre? - bromeé.

-Perdón - sonrío tímido para acercarse a mí y darme un corto abrazo.

El recuerdo de la primera vez que lo conocí vino a mi mente y no pude evitar reír, quien diría que después de haber sido tan odioso al principio terminaríamos tan unidos.

-Siéntate -dije señalando el sofá. -Ya sabes que estas como en tu casa.

Asintió y ambos nos sentamos en el viejo sofá. Hubo silencio al comienzo hasta que él inició la conversación sobre cómo eran sus noches ahora que era boxeador.

No pude prestar atención a sus palabras con los nervios de saber como iba a reaccionar. Y realmente esperaba que este dispuesto a decirme todo.

En medio de su relato, bruscamente lo detuve.

-¿Qué pasa? -preguntó con preocupación.

-Lo he recordado todo.

Su expresión era una mezcla entre temor y asombró.

-¿P-Pero estas bien?

-Sí.

Suspiró ante mi respuesta y luego sonrío.

-Bienvenida revoltosa -dijo, revolviendo mi cabello.

-Gracias, pero necesito tu ayuda.

Levanto las cejas y luego asintió.

-Quiero saber que pasó, ¿como es que llegue aquí?

Su cuerpo se tenso y por un momento pensé que se negaría a ayudarme. Sin embargo, no lo hizo.

-Me enteré que tuviste un accidente cuando aún estaba en el hospital -su mirada se poso en la mía antes de continuar. -Cuando me dieron el alta, te busque por los diferentes hospitales hasta que di contigo y con tu madre, ella fue la que me contó todo.

¿Viva, muerta o atrapada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora