Capítulo 15

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¡Aaaah!

Veía su auto desaparecer a la misma velocidad en la que mi fastidio por él iba creciendo.

¡Que insoportable tipo!

Me di repetidas palmaditas en las mejillas para entrar razón y pensar un poco en lo que iba hacer para llegar antes que el pelinegro.

Probablemente sea algo imposible, tipos como él no saben lo que es el juego limpio, pero tenía que intentarlo de todas formas.

-Bueno - suspiré - en marcha.

Tome la bolsa como pude y comencé a caminar en dirección al metro que me llevaría a unas calles cercas del parque de diversiones. La fila era enorme, este juego estaba más que perdido.

¡Qué frustrante! 

-Lamentamos informar que el metro que estaba de retorno a la estación tuvo unos pequeños inconvenientes por lo que tardará aproximadamente una hora en llegar. Pedimos disculpas por el retraso - indicó una voz femenina a través de unos parlantes.

¡Mierda!

Esta situación me estaba volviendo loca, mi corazón palpitaba rápidamente, sentía como mi pecho se oprimía y mi respiración se tornaba difícil.

Tenía que calmarme, tenía que encontrar algún atajo, alguna solución a como de lugar.

¡Maldito hijo de puta!
¿Todo por una noche? ¿Es su forma de conseguir a las mujeres que no quieren acostarse con él?

Que asco me da.

Se que no soy tan creyente en él como lo suele ser mamá, pero... Dios... necesito el empleo, necesito el dinero y no pienso acostándome con un hombre que no conozco por su estúpido juego, por favor... ayúdame

Cerré los ojos con fuerza mientras sentía una oleada de ira mezclada con tristeza golpearme con tal brutalidad que al abrir los ojos las lágrimas comenzaban a caer sin yo si quiera poder detenerlas.

-Respira lento Gema - ¿Acaso era Dios? -Ten - al momento en que mis ojos pudieron distinguir el pañuelo y aquella mano que me lo estaba brindando sentí que estaba siendo iluminada por un ángel.

Gire en torno a quien me hablaba y por impulso me deje caer en él.

-Tranquila, todo estará bien - dijo dándome unas pequeñas palmaditas en la espalda. - Yo te ayudare a vencerlo.

-¿Puedes hacerlo?

-Por su puesto que si, fui yo quien le enseñó cada truco que sabe - su voz era tranquilizadora.

A pesar de ser aún alguien que apenas conozco puedo re afirmar que Nick es un ángel guardián.

-¿Cómo sabías que estaba aquí? - pregunté curiosa.

-Ya te había dicho que era mago - sonrío.

Me gustaba esa forma tan infantil en la que me hablaba, aunque la realidad era más que obvia.

-Vamos a ganarle al villano de este juego.

-¡Sí!

(...)

De ángel a demonio en tres segundos.

Cuando Nick puso las manos en el volante el auto no hecho a andar por lo contrario ¡Voló!

Era como estar en una especie de cohete o algo así. El hombre sonreía sin quitar la mirada de enfrente, y como si fuera un ser inmortal que además conocía muy bien las rutas no hubo ningún accidente, lo cual me dejó perpleja. Ya que en más de una ocasión parecía que íbamos a estrellarnos contra algún auto o callejón, pero mágicamente Nick encontraba la forma de salir de esos aprietos, incluso de los lugares más estrechos.

-Agárrese bien señorita, que estamos apunto de llegar. El señor Debram debe estar confiado en que ganará - río.

-¿Cómo lo sabes?

Enseñando una pequeña pantalla dijo:

-Debram Russo - y automáticamente la pantalla marcó unas líneas rojas junto a un punto azul y rojo. -El rojo es el auto del señor y este auto es el punto azul.

Osea que el pelinegro se encontraba a una esquina cerca de nosotros.

-Apresuremonos un poquito más...

Mi corazón ya retumbaba en mis odios, las manos me transpiraban y mi alma al parecer había abandonado mi cuerpo.

Mis ojos no dejaban de mirar aquel punto rojo que se acercaba cada vez más al mismo punto al que íbamos Nick y yo.

¡Joder!

Dios por favor... ayúdame

Cerré los ojos de golpe, no podía ver esto. Confiaba en el señor Nick, pero... el pelinegro probablemente termine haciendo algún tipo de trampa.

¿Cómo saldré de esto ahora?

¡Mierda!

-Ya casi... ¡Sal ahora! - grito Nick deteniendo el auto de golpe.

Con las manos temblorosas abrí la puerta y salí del auto. A pocos centímetros de nosotros se encontraba el auto del pelinegro quien también salía.

-¡Que tramposa! - exclamó con indignación.

-Mira quien habla - me cruce de brazos. -Mi bolsa.

-Que aburrida eres - inclino la cabeza en señal a sus hombres para que saquen la bolsa de su auto. -¿Qué debo hacer para poder quitarte las bragas?

No debería sorprenderme lo que me dice, pero sí.

-Eres un idiota.

-Esperaba un mejor insulto - sonrío.

-Te gané, ahora déjame en paz.

-¿Segura?

-Joder, ve a jugar con cualquier otra chica y déjame en paz.

-Tienes carácter para enfrentarte a un mafioso.

-Seas lo que seas, no te tengo miedo Dilan Russo - sonreí.

El pelinegro solo río y en un par de pasos grandes llego a mi, tomándo mis mejillas con una de sus grandes manos mientras que con la otra se aferraba fuertemente a mi cintura.

Me mantuve firme en mi expresión de enojo mientras que en sus penetrantes ojos se reflejaban enormes llamas de fuego.

-Debram - susurro para luego estrechar sus labios contra los míos, mi piel se erizó y cuando de forma involuntaria me iba a envolver en aquel beso tan erótico se separó de mí para decir - Russo. No lo olvides otra vez nena - sonrío.

Mis mejillas quemaban ¿era la vergüenza por la derrota interior que tuve hace instantes o la excitación que me provocó sentir su lengua invadir mi boca?

Negué la cabeza a lo que él tomó como respuesta.

-Bien, tendrás noticias de mí muy pronto querida - y sin más que decir se subió a su auto acompañado de sus hombres para luego abandonar el lugar.

Mordí mi labio inferior el cual se encontraba un poco húmedo.

-Déjame ayudarte con las bolsas.

¡Mierda, Nick!

Gire sobre mis talones para ver en sus ojos la complicidad de mis pensamientos.

-Ya no me mire así señorita - río fuertemente.

Resoplé.

¿Cómo pude caer tan fácilmente?

-Espéreme aquí, yo la llevare a casa.

A casa, es el último lugar al que quiero ir.

¿Viva, muerta o atrapada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora