¿Qué podía hacer ahora? No tenía el dinero suficiente para la operación de mamá, pero tampoco iba a darme por vencida. Tenía que encontrar la forma de ganar dinero aunque tenga que dejar la universidad por un tiempo.
Durante estos meses los trabajos temporales están escasos, y yo necesitaría mínimos unos tres para ganar más y ahorrar el dinero lo antes posible.
-¿Señorita Campbell?
Di un pequeño respingo del susto cuando oí la voz del maestro cerca de mi oído.
-Lo siento maestro - susurre, baje la mirada con vergüenza. No podía enfrentarme a los ojos furiosos de este maestro.
-Sería tan amable de compartir con la clase eso que la tiene tan distraída.
¡Idiota!
Si iba a dejar la universidad no tenia porque seguir aguantando esto. Me levanto del pupitre, tomé mis cosas y salí rápidamente del aula, oyendo un par de burlas a mis espaldas antes de cerrar la puerta de golpe.
Caminé por los amplios pasillos con lagrimas en los ojos. Me sentía atrapada, con el tic tac del reloj sonando cada vez más fuerte, haciéndome saber que la probabilidad de ganar esta batalla con mamá era de apenas un uno porciento.
Me dolía el haber dañado tanto a mamá cuando ella siempre intento cuidarme, comprenderme, escucharme, protegerme de quien solo me lastimaba. ¿Pero como se le puede contradecir a un corazón enamorado? Si es que realmente lo era, ya que después de escuchar a aquel hombre castaño comprendí muchas cosas, lamentablemente cuando tengo a Andrew frente a mí olvido todo y me vuelvo en una clase de mascota, fiel a él, esperando un premio por ser buena chica.
No se que era lo que esperaba para huir de él. La venda que tenia en los ojos ya me lo había quitado, pero mi corazón no quería entrar en razón.
-Mierda.
Me quedé inmóvil cuando oí su voz otra vez, quería correr y abrazarlo, pero no estaba bien. Ahora no, mamá me necesitaba, él no.
Pero quizás...
-Andrew - cuando sus ojos coincidieron con los míos una punzada llegó a mi corazón. -¿Podemos hablas?
-No.
-Por favor - avance un paso hacia él.
Gema no.
-No - repitió.
-Solo...solo quiero que me ayudes.
Aunque trate de hacerme la fuerte, no podía evitar quebrarme lentamente.
-¿No le puedes decir a tus aman- le interrumpí.
-Mi mamá tiene cáncer Andrew, necesita una operación para poder salvarla - y sin darme cuenta ya está frente a él, tomándolo de las manos.
Mi cuerpo temblaba, solo quería un poco de compasión. ¿Era mucho pedir?
-¿Y yo que carajos tengo que ver?
-Ayúdame por favor.
Mirándolo detenidamente pude darme cuenta de lo muy lastimado que estaba, era obvio después se lo que había pasado anoche. Pero curarle las heridas era lo último que me importaba.
-¿Qué quieres?
¡Lo sabía! Aún en el fondo de su corazón había un poco de bondad.
-Préstame dinero para la operación.
-¿Estás loca? Yo también tengo necesidades Gema - sus manos me apartaron de él bruscamente - Pero si necesitas dinero con urgencia puedo ayudarte a conseguirlo.
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¿Viva, muerta o atrapada?
Ficção AdolescenteSí, él está devuelta, pero... ¿todo seguirá igual? Segundo libro de La esposa joven.