Capítulo 8

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DEBRAM

-¿Qué mierda estas pidiendo?

Era el colmo.

-Regresemos con tu padre, ¿por qué tuvimos que volver aquí? - reclamo furiosa.

-¡Cierra la maldita boca Ariana! No estabas obligada a venir conmigo - no se como esa mujer siempre consigue amargarme el puto día.

-Debram por favor.

-¡Carajo! ¡ya dije que no! - saque la pistola de mi bolsillo y lance un tiro hacia la ventana de la habitación, haciéndola añicos al instante. -¡Cierra la maldita boca perra!

Tenía que salir aquí o acabaría asesinandola.

-Si tanto odias el casino puedes quedarte el mansión Ariana, y dile a tu estúpida criada que no intente escuchar mis conversaciones o la mataré - advertí para salir de la habitación a grandes zancadas.

Tengo que calmarme y arreglar el desorden que causó el nuevo juguete de papá.

-¡Debram! - y ahí estaba otra vez.

Ignoré su llamado y continúe con mi camino hacia la entrada de la mansión.

Ni bien ingrese a mi auto los hombres de papá se subieron a los suyos, esto me recordaba mucho a cuando era adolescente. Siempre tenía a los hombre de papá vigilandome constantemente, sin embargo lograba salirme con la mía, y esta no sería la excepción.

Tan solo unos pequeños giros y sus mentes perderán mi ubicación.

Cuando mi pie piso el acelerador no me detuve y teniendo a los hombres de mi papá siguiendome e intentando rodearme mi locura iba incrementando.

Conduje y conduje hasta llegar a uno de los barrios chicos, escabullendome por un estrecho atajo para ganar tiempo. Tan solo un poco más y acabaría en una calle muy transitada donde ya no tendrían por donde ubicarme.

Solo en unos segundos el semaforo cambiaría.

-Uno - murmuré - Dos... - me aferré al volante - Y...3 - pise el acelerador y avancé hasta llegar a la otra calle dejando una interminable fila de autos impidiendo alcanzarme a los hombre de papá.

Avance hasta la próxima gran avenida, en la que gire y acelere un poco más. Esto ya estaba fuera de mis manos, la adrenalina en mi cuerpo solo quería avanzar y avanzar hasta que... ¡Mierda no! ¡no! ¡no!

Estaba obligado a detenerme, no puedes comenzar la tarde con un asesinato. Y más sino vale la pena.

Frente lo más rápido que pude, pero aun así mi auto terminó golpeando un pequeño cuerpo.

-¡Mierda! - grite para luego bajar del auto.

Me acerqué hacia la persona que se encontraba con los ojos cerrados tirada en el piso. 

¿Ahora que? ¿Cómo se le ayuda a una mujer de esa clase?

Cuando la pelirroja abrió los ojos un golpe de alivio me invadió.

-Hey tú ¿estas bien? - pregunté en lo que arqueaba una ceja.

Ella no respondió.

¿Acaso era sorda?

-¿Qué no me oíste? - pregunté con enfado.

-¿No crees que deberías ser más amable con alguien herido? Es más, alguien ¡que tú mismo atropellaste! - exclamó frunciendo el ceño.

¿Pues quien se cree que es?

-Pero si yo no te atropelle - dije en mi defensa.

-¡¿A no?!

¡No maldita loca!

-Pues claro, tú te atravezaste cuando estaba manejando tranquilamente - me aclare la garganta - ¿Acaso eres una nena para no fijarte?

Aunque a juzgar por su apariencia si parecía ser una nena y no de las que se disfruta, sino a las que tienen a mamá y a papá cuidandolos.

-Mejor callate.

Estaba desperdiciando minutos valiosos de mi tiempo con una mujer realmente desagradable. Tenía que arreglar ese pequeño bache lo antes posible, podría acabarla de un tiro en la cabeza, pero... no quiero llamar la atención tan pronto.

Era hora de llamar a Nick.

Me aleje un poco de la pelirroja para marcar al único hombre fiel en el que puedo confiar ciegamente.

-¿ señor?

-Ven de inmediato, te mandare la ubicación en donde me encuentro. Necesito que te encargues de un asunto.

-Como usted ordene señor.

Colgué y envié la ubicación.

En un abrir y cerrar de ojos el castaño apareció.

-Nick, llevate a esta mujercita al doctor. Mi padre me mantiene vigilado, así que todo se mantenga en secreto - ordené para después ingresar al auto y marcharme a gran velocidad.

(...)

-Su casino es una mierda Debram y ya no deseo seguir siento socio de ella.

No lo puedo juzgar, el niño al que papá dejó a cargo no hacia para nada bien su trabajo.

-Pero todo va a cambiar, yo estoy a cargo ahora. Ya sabes que un Russo al mando jamás te dara una decepción - sonreí.

El viejo canoso pareció dudarlo por un segundo, pero luego sonrío.

-¡Eso es maravilloso! - río a lo que yo lo acompañe - Hablaré con él "italiano" para decirles que los verdaderos Russo han regresado.

-¡Cómo debe de ser! - exclamé.

Y llegando la noche acabe de convencer a todos los socios del casino. Nada podría salir más que mejor que esto.

-Espero verlo en el casino. Ahora mismo me encargaré de sacar a esas ratas que han infestado el lugar.

-Eso espero Russo - levanto su vaso de vodka y sonrío.

Mire el reloj en lo que me dirigía a la salida de la enorme mansión del viejo.

¿Por qué Nick no se había comunicado?

Ya era momento de preparar todo para una fiesta íntima en el casino y lo necesitaba para la organización de todo.

El celular sonó. Era papá.

-¿Sí?

-Las buenas noticias vuelvan hijo - podía imaginar la sonrisa de papá.

-Un Russo siempre está un paso adelante.

-¿Abra una fiesta entonces?

-Sí - afirmé.

-¡Bien! Es perfecto para Ariana.

¿Qué?

-¿Por qué lo dices papá? - ¡mierda! ¡que tiene que ver ella aquí!

-Hable con Ariana y me dijo que le gustaría trabajar contigo en el casino - esa pequeña zorra - pero  no encontraba la forma así qué tome la decisión de que tu bella prometida sera la encargará de la organización de la fiesta de hoy.

-¡Papá no!

-Buena suerte hijo - colgó.

Ariana ¡estas muerta!

¿Viva, muerta o atrapada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora