Debram
Jamás me había sentido tan bien como a su lado, su aroma, el fuego en sus ojos al mirarme con deseo, hambrienta con la misma intensidad que yo.
Caí una y otra vez, dejándome embriagar en el calor de su interior hasta que explote las veces que ella deseara.
Quería, deseaba ser la persona que le diera el mejor sexo de su vida. Y por supuesto que sus expresiones lo dejaron más que en claro.
-Todo tuyo -dije acercándome a ella.
Soltó un pequeño suspiro hasta de que su linda boca haga un lindo masaje a mi miembro, o tal vez algo más.
Joder, nunca estuve apunto de eyacular tan rápido como en su boca. Demonios, que bien lo hacía.
Tuve que pensar en números para no acabar tan pronto. La aleje suavemente para ponerme el preservativo e ingresar en ella nuevamente. Delicioso.
Cuando ambos terminamos, recostó su cabeza sobre mi pecho. Se veía preciosa con las gotas de sudor sobre su cuerpo, haciéndola brillar. Fue la mejor noche de todas.
(...)
Cuando abrí los ojos, ella ya no estaba. Me entró el terror ¿y si se había ido? No podía ser verdad.
Tenía que controlar mis nervios porque desaparezca de mi lado. Me levante y enrolle una toalla en mi cadera, salí de mi habitación e ingrese a la suya sin preguntar antes.
Sus ojos se encontraron con los míos, salia de la ducha. Dios, el alivio recorrió mi cuerpo. No sabía a qué santo agradecerle, pero gracias. Desde el fondo de mi corazón, muchas gracias.
-¿Qué pasa? -pregunto frunciendo el ceño.
-No te encontré y pensé que había pasado algo.
-Solo quería asearme.
-Pudiste hacerlo en mi habitación.
Parecía molesta.
-¿Qué pasa Gema?
No respondió. Solo se vistió sin más.
Me dejó ver su cuerpo completamente desnudo otra vez, sin vergüenza a lo que causaba en mí. ¿Acaso era su forma de seducirme?
-Ya casi es medio día, deberías vestirte.
¿Entonces, todo acabó anoche?
Mi mente me recordó lo que dijo en nuestro paseo. Ella no quería nada que ver con personas que eran como yo.
Resoplé y salí de la habitación para ingresar en la mía. Otra vez se me iba de las manos mi gran amor. ¿Ahora que podía hacer para enamorarla? ¿Qué hago para no perderla?
Nick, ojalá estuvieras aquí para ayudarme.
Me bañe y aun así, su aroma seguía impregnada en mi piel. Con el cuerpo temblando me vestí lo más rápido que pude y pedí que todo este preparado para el regreso a Seattle. La maleta con el dinero de Gema ya estaba lista, ya no había forma de retenerla.
Salí a paso apresurado, no quería que me viera en este estado, tan vulnerable en el que me había dejado, como hace años. Me adelante hasta el avión y la espere paciente, deseando que mi corazón no explote de dolor.
Se sentó lejos de mí.
Juro que no lo comprendía, ¿por qué se portaba así conmigo? ¿qué había hecho mal ahora? ¿Por qué no solo podía tenerla a mi lado?
-¿Por qué tan distante? - pregunté para romper el silencio.
-¿Cumplirás tu palabra y me dejaras en paz?
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¿Viva, muerta o atrapada?
Fiksi RemajaSí, él está devuelta, pero... ¿todo seguirá igual? Segundo libro de La esposa joven.