Mantener una vida atareada es un poco devastadora. Sin embargo, el propósito valía la pena completamente.
Ya habían pasado tres días desde que decidí a mi familia por encima de mi amor por Debram, aunque siendo sincera, deseaba con todo mi ser que llegará y dijera que esta todo solucionado. Que por fin su familia ya no se opondría ni mucho menos no correríamos riesgo alguno.
Quizás, era algo imposible de lograrse cumplir.
Marque una vez más el calendario, deseando que el día se acabará y pueda mantenerme lejos de la vista de las personas. Pues últimamente lo único que me mantenía con vida era hacerme un ovillo en mi cama, imaginando a Debram a mi lado, abrazándome. Incluso, si me concentraba bien, podía sentir su aroma de la forma más intensa.
Quien sabe, si él también sufre como yo. No quiero hacerme ilusiones, no quiero verme con él corazón roto otra vez.
No he visto a Ashton tampoco, mucho menos a Dann, y curiosamente los echaba de menos. Un poco de compañía no estaba mal, y no es que con Laura no podía hablar, pero ella no comprendería tan a profundidad y menos de lo que posiblemente este por pasar.
El sol estaba intenso, y en lo que salia por un helado antes de dirigirme al restaurante, mi celular sonó.
-¿Gema?
Mi corazón se detuvo al escuchar su voz.
-¿Eres tu verdad? Te extraño tanto.
Quise responder, pero cuando lo estaba por intentar una avión de papel cayó sobre mis pies. ¿Acaso era él? Claro, no hay nadie más tierno que Debram.
-Gema, déjame escucharte.
Recogí el avión y lo desdoble.
Te advertí que te alejaras de mi nieto.
-¿Gema?
Solté el celular cuando note la presencia de alguien más. Mire sobre mi hombro, para encontrarme a uno de los seres más despreciables del mundo.
Gire por completo, para encarar lo, ¿que carajos quería ahora?
-¿Qué haces aquí? -le solté con frialdad.
Andrew esbozó una sonrisa retorcida, que me causó escalofríos. En sus ojos podía ver el gran deseo de aplastarme de la misma forma en la que lo hacía cuando aún éramos novios.
-Te dije que me las ibas a pagar, corazoncito -hizo un chasquido como señal, por lo que unos hombres se comenzaron acercar.
Comencé a correr como pude, sin embargo fui atrapada por ellos.
-¿Qué crees? Ahora trabajo para los Russo -el tono que uso fue despreocupada, casi con satisfacción.
-¿Qué pasa? ¿Necesitas ayuda para poder "vengarte"?
-¡Cállate, maldita perra! -grito, abofeteandome tan fuerte que termine saboreando el sabor de mi sangre y con la mejilla ardiendome.
-¿Con eso ya te sientes más hombre? -pregunté con un tono burlón que lo hizo enfadar más.
-¿Quieres jugar? ¿Segura que eso quieres?
-Haz lo que quieras, no te tengo miedo.
-Perfecto.
Quise decir algo más, pero Andrew echo una especie de gas sobre mi rostro, haciendo que se me nuble la vista, mi cuerpo se sienta débil y mis piernas flaqueen. Y en cuestión de segundos, caí en un repentino profundo sueño.
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¿Viva, muerta o atrapada?
Novela JuvenilSí, él está devuelta, pero... ¿todo seguirá igual? Segundo libro de La esposa joven.