El ambiente se tenso, los ojos de la castaña dejaban en claro sus deseos de aniquilarme en ese preciso instante.
-¿Acaso no me escuchaste Ariana?
-Sí, ya te oí. Y por supuesto que hay un problema Debram.
-No me importa.
-¡Soy tu prometida!
¡¿Prometida?! Vaya, vaya de lo que me vengo a enterar. No sabía que las personas como él pelinegro se pudieran enamorar.
-Muy bien "prometida", te presento a Gema mi nueva empleada - dijo Debram mientras daba grandes pasos hacia mí. -Así que acostúmbrate a ver su cara aquí todos los días.
-¿Acaso es una de tus tantas zorras y te la trajiste para follartela en casa?
-Tal vez - la mirada del pelinegro llegó a mí, haciéndome sentir cómplice de sus palabras, como si de verdad ese fuera su propósito.
Y aunque ese fuera jamás se lo permitiría.
-¡No lo voy a tolerar!
Tomándome de la muñeca, Debram me obligó a caminar detrás de él.
-No te metas Ariana o te vas arrepentir - advirtió.
Sin más que decir, llegamos a las escaleras las cuales bajamos a gran velocidad tanto que casi tropiezo.
El agarre de Debram se intensificaba más, como si fuese a espacar.
-Ya suéltame. Me estas lastimando - me quejé.
-Ah. - me soltó.
-Yo no voy a trabajar para ti.
-No pedí tu opinión - respondió sin siquiera mirarme.
-Pues yo la creo necesaria, además no puedes obligarme.
-Gema, le debes algo a Nick y si te preocupes trabajar gratis no hay problema te pagaré. Pero Ana necesita ayuda.
No dije nada, al pensar en Nick mi voz desaparecía y mi mente se quedaba en blanco. Como defenderme si era consiente de lo que había ocurrido, así que solo seguí a Debram en silencio hasta llegar a la parte trasera de la gran mansión.
-Te harás cargo de algo en particular.
-¿De qué?
Debram dio la señal a sus hombres para que trajeran una especie de maleta con agujeros.
-Ten - me lo entregó.
Cuando lo tome sentí la calentura y un pequeño bulto moverse en el interior.
-Pero que... - me detuve al escuchar un maullido.
¡Un gato!
-Cuídalo muy bien, si lo pierdes te mato.
-¿Y porque no lo cuidas tú? - pregunte curiosa.
-Porque vendrá el primo de mi gato.
-¿Tú gato tiene primo? - reí.
-Sí y es muy grosero con noche.
-¿Noche?
-Así se llama el gato.
Sin poder evitarlo más eche una fuerte carcajada.
-¿Cuál es el chiste?
-Es que... no sé, es raro que una persona tan dura como tú sea tan ¿cuidadoso? Con sus animales - me encogí de hombros.
Era lo más extraño y tierno que vi en él.
-Bueno, puedes reírte todo lo que quieras, pero cuida muy bien de noche por favor.
Asentí y sonreí.
-¡Claro!
-Mañana te quiero aquí desde muy temprano ayudando a Ana, si logras cuidar bien de noche y no perderlo seguirás así, pero si lo pierdes tendrás que quedarte a vivir aquí - esta conversación ya se estaba convirtiendo más en un desafío.
Maldita sea, porque abre aceptado sin pensar en las trampas que soltaría este hombre.
-Ahora vete que ya es tarde.
Tomo a noche y me acompaño a la salida de la mansión, en cuando ingrese al auto con uno de sus hombres al volante agitó la mano en señal de despedida y dio la orden de llevarme a casa.
Confundida y hasta conmovida podría decir fue que llegue a casa, encontrándome a Ashton afuera con los ojos cerrados, recargado en la puerta, con las manos en los bolsillos del pantalón, con la piel palida y titiritando de frío.
Cuando vi la hora me di cuenta que ya casi era media noche.
-Ashton...¿que haces aquí? Ya es tarde y puedes... me interrumpió.
Sin abrir los ojos me rodeo con sus brazos y me abrazo.
-Estaba preocupado por ti.
-Lo siento...
-No te preocupes, me alegra que estés bien.
Rompiendo el abrazo dio un pequeño suspiro.
-Que pases una linda noche, Gema.
-Espera Ashton, ¿por que no ingresas a casa un momento? - no podía dejarlo marchar, después de todo había estado esperando.
-No hace falta Gema.
Abrí la puerta sin dejarlo continuar y lo invite a pasar, sin más remedio ingreso después de mí.
Por el rabillo del ojo note como poco a poco volvía a su tono de piel normal. Ya no parecía casi un muñeco de nieve.
Deje a noche sobre la mesa y procedí a sacarlo de su maletita.
-Ven noche - lo llame suavemente. Para mi sorpresa el gato salió ronroneando rozadose en mis manos. -Que lindo eres - sonreí.
-¿De donde lo sacaste? - pregunto Ashton con curiosidad mientras se acerca a mí.
-Es un encargo - respondí mientras acariciaba el pelaje negro del gato.
-Es muy lindo - dijo acariciando a noche, quien poco a poco se acercaba al castaño.
Tras varios minutos de cariños a noche lo dejé sobre el piso, para que explore el lugar donde se quedaría hasta que Debram quite esa idea de ir me a vivir a su mansión como empleada.
-¿Y que quería ese hombre?
-Que trabaje como empleada en su casa.
-¿Y aceptaste?
-Sí.
-¿Gema estas loca? ¿Acaso lo conoces?
-Ashton espera, no lo conozco muy bien, pero necesito el trabajo, además yo le debo algo y... - me interrumpió dando un pequeño golpe en la mesa.
-¡Gema no!
-¡¿Qué pasa?!
-Perdón, perdón, pero... no creo que sea conveniente que trabajes con alguien como él.
-¿Por qué Ashton? ¿Acaso tú si lo conoces?
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¿Viva, muerta o atrapada?
Novela JuvenilSí, él está devuelta, pero... ¿todo seguirá igual? Segundo libro de La esposa joven.