Líneas del destino. FreenBecky

Intromisión

POV FREEN

-Entrenador Hope - me acerqué al entrenador el miércoles por la tarde antes de iniciar la clase- siento que mi cabeza a a explotar ¿podría faltar hoy a su clase?

-Mi estrella deportiva no tiene ni que pedirlo. - dijo el entrenador golpeando mi hombro con demasiados fuerza haciéndome tambalear- te quiero al 100 para las regionales, vete ahora. - solo asentí.

Caminé hacia las gradas alejándome del entrenador, cuando vi a Nam saliendo de lo vestidores corriendo hacia mi. Me abrazo y palmeo mi espalda antes de separarse.

-¿Te vas?- preguntó

-Sí, no creo poder soportar ver a Oaey y Rebecca coquetear frente a mi un segundo más.

Oaey se había pasado los últimos dos días pegada a Rebecca como era su costumbre, en ocasiones veía como la abrazaba o besaba en la mejilla. La había visto colocando mechones del cabello de Rebecca  atrás de la oreja y me enervaba la sangre al notar a Rebecca comoda y sonriente en cada situación.

-Ya veo- dijo Nam cambiando el apoyo de su pierna, tomó mi mano y la abrió para colocar en la palma de mi mano una credencial. - Ahora depende de ti.

Me quedé mirando la credencial en la palma de mi mano, negué con la cabeza y ella me tomó del mentón para que la  mirara a lo ojos.

-Sé lo que estás pensando - acarició mi mejilla y después depositó un beso en ella- no hay marcha atrás, tienes que hacerlo.

El silbato del entrenador Hope sonó y Nam miró por encima de mi hombro.

-Me tengo que ir ahora- dijo- pero hablaremos en la noche. - terminó y salió corriendo hacia la pista.

Me quedé un momento observando el calentamiento que estaban realizando cuando los ojos de Rebecca se encontraron con los míos por una fracción de segundo girándose inmediatamente. Detrás de ella Irin me miraba entrecerrando los ojos ¿compadeciéndome? Al menos parecía que ya no me quería matar. Suspiré y caminé hacia los dormitorios.

Entré en la habitación y observé cada rincón, me senté en la cama acariciando la colcha lentamente mientras dejaba que mis pensamientos viajaran a la última vez que había besado a Rebecca.

Me recosté mirando el techo mientras abrazaba la almohada contra mi pecho, cerré mis ojos respirando una gran cantidad de aire por mi nariz mientras mi brazos se aferraban a la almohada con demasiada fuerza.

Caminé hasta el la terraza y me senté en la silla observando el cielo de Bangkok, el sol en lo más alto azotaba sin piedad su furia calurosa sobre cada centímetro bajo él. La luz del sol contrastaba con el cielo azul despejado y las montañas verdes que se alzaban a lo lejos. Quizás era una señal de que todo es como tiene que ser.

Cerré mis ojos tratando de encontrar paz y sensatez a lo que estaba sucediendo. Solo abría los ojos para mirar mis dedos pasando la yema me mis pulgares por los otros dedos y después volvía a cerrar los ojos hacia el cielo. Lo hice por casi dos horas.

Había dejado la puerta de habitación ligeramente abierta cuando entré por lo qué cuando escuché el sonido de unos pasos adentrándose en la habitación en dirección a la terraza no me sorprendió pero no puede evitar sentir el despliegue a la velocidad de la Luz de los latidos de mi corazón. 

Todo mi trabajo las últimas horas por relajarme se habían esfumado como si nunca hubieran existido. Mis manos sudaban y el nudo en mi estómago como una punzada se incrementaba.

Era el momento. Ya no había marcha atrás. Una oportunidad.

-¡¿QUÉ MIERDA HACES EN MI HABITACIÓN?! - La voz de Rebecca llena de odio y enfado me hizo abrir los ojos apretando las manos en puños llenándome de valor.