Koh Sumai

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POV NAM

El clima en Tailandia siempre era tan caliente, a pesar de vivir toda mi vida aquí en ocasiones me sofocaba. Hoy era uno de esos días. Hace una hora había bajado de un avión para poder llegar hasta Surat Thani "La provincia de las mil islas" situada al este del golfo de Tailandia. Y después de bajar del avión habíamos conducido hasta Koh Samui.

Cuando era una niña en las vacaciones de verano había pasado días enteros en la villa de mis padres en la zona residencial de Koh Sumai. En ese tiempo no me gustaba tanto estar en esta distrito porque siempre he odiado la arena y la sensación de ella en mi piel pero eso cambió cuando descubrí que la niña pelinegra de rostro alegre visitaba a su abuelo que vivía a unas villas de la de mi familia. Nos habíamos conocido en el Kinder Garden pero Koh Sumai nos había hecho cercanas un verano.

Mientras observaba el paisaje por la ventana recordé esas tardes con Freen siendo niñas. Corríamos por la playa a pesar de mi odio a la sensación sobre mi pies. Fuimos creciendo y volvíamos cada verano. Era nuestro refugio pero desde la muerte del abuelo de Freen no había venido.

Bajé del auto que rentamos en el aeropuerto y caminé hacia  "Sumui Sin Villa" que era el nombre que aparecía en la placa a lado de la puerta automática que permitía el acceso a la villa. Inhalé y exhalé mientras el vehículo a mi espalda arrancaba y se perdía sobre la carretera. Caminé hacia la puerta y saqué de mi bolso la llave que Freen me había confiado hace años.

Caminé por el piso adoquinado hasta la entrada de la lujosa villa de paredes blancas y grandes ventanales. Entré en la casa que permanecía en silencio. Cerré los ojos para escuchar el mínimo ruido dentro de la casa. Sonrei.

Se escuchó el ruido de un vidrio romperse,  caminé a través de la sala de estar hasta un estudio que permanecía en oscuridad gracias a las cortinas cerradas sobre el ventanal.

-¿Romperás todos los vasos de esta casa? -pregunté tranquila mientras mis ojos se acoplaban para permitirme caminar en la oscuridad hasta un sillón donde se sentaba encorvaba una sombra.

-¿Qué haces aquí? - la voz entrecortada y débil hizo que mi pecho doliera y mis ojos se cristalizaran.

Aplaudí para que las luces se encendieran. Lo que me permitió ver a Freen con las palmas sobre su cara, en la mesa de centro enfrente de ella había dos botellas de whisky vacías y otra de coñac a la mitad. En la pared frente a la mesa un par de vasos rotos.

Freen tenía el cabello revuelto, usaba una playera blanca de manga corta y unos pantalones negros holgados.

-Me llegó la invitación a una fiesta loca con esta dirección. Al parecer llegué tarde- Dije mientras me sentaba en el sofá de tres plazas de piel. Y doble una pierna sobre la otra.

-¿Cómo sabías que estaría aquí? - dijo Freen levantando su rostro y mirándome. Sentí un nudo en el estómago al ver sus ojos rojos e hinchados al parecer había llorado y bebido por horas.

Tomé una bocanada de aire, desde niñas Freen siempre había sido un alma libre, tan autosuficiente y orgullosa pero en el fondo era una niña pequeña asustada de la soledad desde que su abuelo murió y con él algo dentro de Freen también lo hizo. Yo era su imán a tierra.

-Es tu lugar favorito, cuando tu abuelo murió te quédate por meses en este lugar. - modulaba mi voz para parecer lo más serena posible- venia a visitarte y siempre me corrías pero yo siempre volvía.

Freen sonrió brevemente.

-¿Has venido sola? - preguntó.

-No, Heng me ha traído pero él ha dicho que irá a recorrer la playa buscando algo interesante que hacer.

Líneas del destino. FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora