POV BECKY.
Freen salió dando un portazo a la puerta, me sorprendió que el cristal del que está hecho no se estrellará por la fuerza con la que lo hizo, suspiré y fruncí el ceño, quizás había actuado como una reverenda idiota.
Suspiré mientras las palmas de mis manos empezaron a cubrir mi cara subiendo desde mi mentón hasta mis ojos, dejando salir un sonoro suspiro que retumbó contra mis manos.
Llevábamos más de 6 horas sentadas en el cubículo de la biblioteca. Y siendo sincera hace dos horas que el ensayo estaba listo pero solo me quedé sentada repasándolo una y otra vez, mientras miraba de reojo a Freen.
Realmente no había hecho ninguna modificación al trabajo desde hace más de una hora, solo quería observar a Freen, tratar de leer a través de sus gestos y entenderla un poco.
Ella había coqueteado conmigo, sí, lo hizo. Pero Oaey dijo que tenía novia. ¿Qué pretendes Freen? Era la pregunta que rondaba mi mente cada vez que me sorprendía a mi misma observándola.
Guardé mis cosas y me dirigí al dormitorio, mi estómago rugió, mierda. No había comido nada todo el día, quizás cuando llegue al dormitorio pueda ordenar algo para comer.
Cuando el elevador se detuvo en el segundo piso salí de el, mientras caminaba por el pasillo vi a alguien parado afuera de mi habitación, con una bolsa de plástico blanca en la mano. Suspiré.
-¿Qué haces aquí? - dije mientras pasaba mi credencial por la banda magnética para abrir.
-Estuvimos todo el día en la biblioteca, debes de tener tanta hambre como yo- dijo Freen levantando la bolsa entre nosotras - traje la cena.
El enojo que había visto reflejado hace unos momentos en la biblioteca se había evaporado y ahora sonreía con satisfacción. Bipolar pensé.
De verdad, Freen. Estoy cansada solo quiero dormir - suspiré.
-Me lo debes, Rebecca. - dijo Freen llevándose la mano libre al cabello despeinándose ligeramente.- me tuviste 6 horas en la biblioteca, mínimo no me dejes cenar sola.
Rodé los ojos y cuando vi ya había entrado a mi habitación. Cerré la puerta negando con la cabeza. - Muy bonito, Rebecca. ¿Contrataste un decorador de interiores?
Tenía esa estúpida sonrisa en su rostro. Pero al ver que no me había parecido gracioso se puso seria de nuevo. Nos sentamos en el sillón y ella sacó varios contenedores de la bolsa blanca.
-No sé qué te gusta. Traje un poco de todo, sushi, ensalada dulce, pasta, hamburguesas y cheescake de chocolate. - dijo mirándome fijamente.
Pero yo solo levanté una ceja en su dirección, me había llamada intensa, y aunque quizás si me había pasado un poco no iba a dejar que pensara que con un poco de comida actuaría como si nada hubiera pasado.
-Lo siento, Rebecca - dijo mirando por la ventana de la terraza- me comporté como una idiota hace rato.
-Supongo que yo también, aunque no tanto como tú- aclare inmediatamente y ella sonrió levemente- Bueno comamos antes de que te mueras de hambre- dije para romper el silencio incómodo que se estaba formando.
Suspiro y tomó en sus manos un recipiente con pasta. Comimos en silencio. Era incómodo, mi enojo se había ido lentamente, dando paso a la vergüenza por mi comportamiento infantil.
-Será mejor que me vaya para que descanses- dijo después de poner la basura en el bote - guardaré esto para que comas mañana- dijo señalando los contendieres que sobraron.
-Freen - dije mientras los metía a la bolsa, ella se irguió y me miró- Gracias.
Ella sonrió de medio lado asintiendo.
-No tienes que nada que agradecer, de verdad lamento mi actitud en la biblioteca. Es solo que - negó con la cabeza- tenía hambre.
-Yo igual, y gracias porque si no hubiera sido por ti creo que me hubiera desmayado - dije tratando de sonreír.
Ella miró sus manos, jugó con sus dedos. -Gracias a ti, Rebecca.
-¿Por qué? - pregunté confundida.
-Por cenar conmigo apestar de ser una idiota.
-Olvídalo, Freen- dije cruzando mis brazos- haremos de cuenta que no pasó nada ¿ok?
Ella asintió -Será mejor que me vaya, ya es tarde- dijo mirando su reloj.
Camino hacia mi y se acercó lentamente hasta depositar un beso en mi mejilla, sentí como el calor subía de pronto a mi rostro. Ella se separó y me miró a los ojos. Sus ojos miel eran realmente hermosos.
Ella subió su mano derecho a mi mejilla acariciandola, después colocó un mechón de mi cabello atrás de mi oreja.
-Eres hermosa, Rebecca - susurró apenas audible.
-Freen - mi voz tembló.
Con su mano en mi mejilla inclinó su rostro hacia delante juntando nuestras frentes, mi corazón estaba latiendo tan rápido y tan fuerte que parecía que iba a sufrir un ataque al corazón.
Podía sentir su respiración sobre mi, el aroma de su perfume subió hasta mi cabeza, no podía moverme, no quería. Ella miraba mis labios y separó nuestras frentes mientras sus ojos se posaron en los míos buscando mi autorización. Yo solo miré sus labios y lamí los míos.
Se acerco lentamente, se mordió el labio inferior y sentí mi corazón detenerse.
Sus labios encontraron los míos, eran tan suaves y dulces como comer algodón de azúcar, presionó sus labios contra los míos, y mis labios comenzaron una danza con los de ella de manera frenética, envolví su labio entre los míos lamiendo su labio con mi lengua y la sentí estremecerse, abrió sus labios ligeramente permitiendo que nuestras lenguas se encontraran.
Joder que bien besa.
Su mano izquierda se pose en mi cintura jalándome hacia ella, su mano derecha viajo a mi nuca para profundizar el beso, su lengua húmeda se encontraba con la mía, la escuché gemir.
Nos separamos ligeramente para respirar, lo que me hizo reaccionar. Puse mis manos sobre sus hombros mientras ella buscaba el contacto de nuestros labios de nuevo.
-Para Freen- dije jadeando, mientras mis manos empujaban sus hombros hacia atrás. Ladeé mi cabeza para esquivar sus labios.
-No vuelvas a hacer eso de nuevo- le dije retrocediendo unos pasos.
-Rebecca - dijo en medio de un suspiro- me gustas mucho. De verdad eres la mujer más hermosa que mis ojos hayan tenido la dicha de apreciar.
Me giré dándole la espalda, sentía mi cabeza dar vueltas. Mi corazón quería besarla de nuevo pero mi jodida y loca cabeza solo pensaba en el daño que vendría después.
-Vete por favor- dije mirando a la pared.
-Rebecca, por favor- la escuché implorar en un tono de voz que parecía súplica.
Cerré los ojos y apreté mis brazos sobre mi pecho. Giré para verla de frente.
-Lo siento, Freen. - dije apretando los puños- esto no debió pasar. Yo no quiero que te hagas una idea equivocada.
-Rebecca, solo quiero conocerte, salir contigo. Que me conozcas. Me gustas mucho. - me miraba como un niño que mira un dulce y no se lo quieren comprar.
-Freen- cerré los ojos para que mi mente pensara correctamente- ahora no pienso en salir con nadie, me alagas pero no quiero conocerte - suspiré- ni a ti ni a nadie. Ahora por favor vete.
Freen no dijo nada, dio un paso hacia enfrente y luego uno hacia atrás, giró a la derecha y a la izquierda se llevó una mano al cabello y luego dejó caer su brazo hasta que su mano golpeó su pierna. Salió de mi habitación lo más rápido que pudo.
Caminé hasta mi cómoda y saqué el botecito de mis pastillas para la ansiedad, tomé dos de lo contrario sabía que mi mente no me dejaría dormir ésta noche haciéndome sobrepensar el que acababa de suceder.
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Líneas del destino. FreenBecky
أدب الهواةRebecca Patricia Armstrong abandona Londres tratando de olvidar su pasado reciente. Su padre la transfiere al colegio más importante en Bangkok, donde deberá aprender a lidiar con sus fantasmas y miedos. Sarocha Chankimha "Freen" nunca ha logrado es...