Agnes
Tras una media hora de viaje, habíamos llegado a algo parecido a una granja. Timothée me apoyó para bajar de la carreta y le lancé una advertencia con la mirada que supe que él captó tras una afirmación leve con la cabeza. El seguir al hombre era más seguro que el negarnos a hacerlo en el estado en el que nos encontrábamos. Podría habernos robado la mochila, o peor, podría habernos matado ahí mismo. Los encuentros amigables en los bosques habían dejado de existir hace siglos, si es que alguna vez existió tal cosa.
Tomé la mano de Timothée, pues en cualquier era humana siempre respetaban más a las mujeres si creían que ya era "propiedad" de algún otro hombre. Inmediatamente sentí la ira expandirse por mis venas con ese pensamiento y me aferré con mayor fuerza a su mano, él me dedicó una mirada y apretó la mía de regreso: "Estamos juntos", leí en su gesto.
El hombre nos hizo pasar a una casita de madera, donde nos recibió una mujer de rostro amable con una sonrisa apenada. Me dediqué a analizarla por unos segundos, tenía moretones en el cuello y cojeaba de una pierna. Temblaba al oír hablar a su pareja y entendí la situación sin darle más vueltas. Tuve ganas de levantarme y agarrar a golpes al hombre; sin embargo, ni siquiera podía estar de pie por mi cuenta por más de unos minutos sin perder el equilibrio. Odiaba no contar con todas mis capacidades, ser tan débil, depender del apoyo de alguien más.
En unos minutos más, estábamos los tres sentados en la mesa esperando que la señora sirviera el almuerzo. El hombre parecía más interesado en charlar con Timothée que conmigo, así que adopté un papel de mujer tímida, solo los contemplaba charlar, asentir cuando era necesario y mantener silencio, este papel tenía su ventaja: me permitía centrar mi concentración en lo que sucedía a mi alrededor y lo que podría suceder en cualquier escenario. Mientras el hombre, por su parte, de rato en rato hacía bromas sobre su pareja y las mujeres en general, Timothée reía acompañándolo, pero notaba la incomodidad en la forma en la que retorcía los dedos bajo la mesa. De rato en rato me dedicaba miradas apenadas y yo le sonreía, entendía su comportamiento, estábamos en modo supervivencia y no iba a reprocharle nada de lo que hiciera en ese estado.
—¿Y... cómo se conocieron? —preguntó el hombre por fin buscando incluirme en su conversación. Yo miré a Timothée, esperando que contestara, pero él fijó su mirada en mí con una intensidad arrolladora, haciéndome olvidar por unos segundos dónde estaba y en qué circunstancia nos encontrábamos.
—Ella salvó mi vida —respondió sin dejar de mirarme y tomó mi mano entre las suyas—. Eso es lo único que importa de nuestro primer encuentro —sentenció con un apretón en mis manos.
El hombre abrió los ojos sorprendido, quizá con ansias de saber más, pero no hizo más preguntas. En cambio, se enfocó en su pareja.
—¡Lidia! ¿Ya tienes todo preparado? Estás tardando demasiado, mujer —masculló entre dientes.
—Ya voy, cariño —respondió ella desde la cocina. Hubiera querido acompañarla, hablar con ella, conocerla un poco más, pero reconocía que el peligro era él y toda mi atención debía estar enfocada en ello.
Tras unos segundos, apareció Lidia con unos platos de guiso de pollo servidos. El hombre la miró intensamente hasta que ella volteó a verlo y asintió con la cabeza, había una comunicación silenciosa ahí y no pasé por alto el detalle de una pregunta implícita en esa mirada. Volteé a ver a Timothée con el fin de saber si él también lo había notado. No se giró a verme, pero presionó mi pierna con su mano levemente bajo la mesa, fuera de la vista de nuestros anfitriones.
Mi mente empezó a maquinar de forma automática y a juntar puntos de la situación.
—Adelante, coman —nos animó el hombre de pronto—. Es de buena educación que los huéspedes den los primeros bocados.
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Entre el fuego y la guerra ▪︎ T. Chalamet
FanfictionEn un mundo que vive en una guerra constante, ella comanda una de las más grandes fuerzas y busca encaminar a su Nación a la victoria absoluta. Él, por su parte, solo busca detener el innecesario derramamiento de sangre y encontrar paz para toda la...