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ALICENT, LA REINA ALICENT NO PUDO ESTAR MAS CONTENTA POR LA NOTICIA que resivio apenas y se levantó y no solo a ella también a Otto Hightower y al Rey Viserys quien olvidó su mala condición física solo para visitar a su sobrina Dhaenyra.
El pueblo, el castillos, nobles y gente común celebraban por el próximo Targaryen que estaba en el vientre de la princesa Dhaenyra.
- Que maravillosa noticia - dijo el soberano entrando a la habitación acompañado por los Hightower
- Mi dulce niña - dice Alicent con una enorme sonrisa abrazando a la Targaryen
- Felicidades princesa, su primer bastago que bendición - habla un contento Otto
Ella sonrio ante las palabras de los demás para luego ver a Aemond quien sonreí feliz al igual que Halaena, hasta que la puerta fue abierta bruscamente dejando ver a Aegon algo desorientado.
《 Maldito borracho 》
Pensó Aemond al ver a su hermano entrar.
- ¡Mi bella esposa! - grita arrastrando las palabras una clara evidencia de su borraches
Todos notaron la clara falta de orientación del príncipe que se hacerco hacia la Targaryen encantada para besarla, pero fue detenido por una mano todos voltearon encontrándose al principe canalla.
- Lo siento por la demora - dijo para empujar al borracho a un lado
- Kepa (padre) ¿Qué haces aquí? Apenas hace unas horas te envié la carta - dice incrédula la princesa
- Lo siento por no llegar temprano - habla sentándose al lado
- Daemond - saluda feliz el soberano
- Mi rey - saluda con una sonrisa, pero esta se va al ver a los Hightower
- Principe - saluda Alicent
El simplemente asiente para ver con una sonrisa a su hija, no podía creerlo, su hija mayor tendría un bebé y el tendría a su primer nieto, pero le desagradaba pensar que Aegon fuese el padre del próximo Targaryen, no quería imaginarse como ese maldito había tocado a su dulce niña, le resara a todos los dioses posibles para que su primer nieto o nieta sea igual a su hija.
- Traje a nuevos sirvientes, costureras y cocineros para que te sirvan durante estas nueve lunas - comenta acariciando el cabello ahora corto de su hija
La última vez que la vio tenía su cabello hasta la cadera ahora lo tiene rozando los hombros a excepción de dos mechones delanteros que formaban unas pequeñas trenzas amarradas por detrás.
《 Que extraño 》
Pensó el canalla, no le disgustaba en absoluto de hecho creía que su hija se veía muy hermosa, pero lo que le extrañaba era que el corte, un corte tan limpio que solo una daga o espada de acero valiryo puede hacer.
- Los dejaré a solas - dice el rey para luego besar la frente de su sobrina
Todos siguieron su ejemplo comenzando a abandonar el cuarto, aunque el canalla pudo ver como el único ojo de su sobrino no dejaba de mirara a su hija y eso se volvió aún más extraño al ver como ella le sonreía.
La puesta fue cerrada dejando a padre e hija a solas.
- Lo siento - habla el hombre - Me es extraño e incluso difícil pedir disculpas, pero se que haberme exaltado y gritarte de esa manera no estuvo bien ya que al final te hice llorar, me prometí a mi mismo ser un buen padre como fue el mio y tal solo saber que te hice llorar me hace sentir que soy un terrible padre, más al saber que el puto borracho te toco dejándote encintada -
Dhaenyra agarro con suavidad la mano de su madre haciendo que el hombre la vea, observo aquel precioso brillo en los ojos violetas de su hija.
- No eres un mal padre y no es tu culpa nada de lo que estoy pasando, no dejes que aquello te atormente además no me molesta estar embarazada al final el pequeño o pequeña será un nuevo inicio además estoy segura que va a adorar a su abuelo - dice con una sonrisa
El hombre abrazo a su hija dejando que ella tenga su cabeza en su pecho mientras el acariciaba su brazo, pero observo que en su mano había una cicatriz de un corte ya casi cicatrizado, el mismo que tenia el y Rhaenyra cuando se casaron.
Las miradas, sonrisas, el embarazo todo aquello comenzó a hacer eco en la cabeza del canalla, era algo absurdo incluso descabellado ¿Aemond el tuerto y su hija? Que ridículo era una mierda esa idea no creía que su hija se podría fijar en el tuerto, aunque ambos tenían una buena amistad no podría caerle en la cabeza aquella idea, sonaba algo grotesco.
- Traje a algunas damas para que te acompañen ellas estarán atentas a ti en todo lo que necesites cuando Sir James, Lady Anastasia o yo no este - comenta tratando de despejar su mente
- Gracias - dice la menor
Fue cuando una mujer entra con rasgos casi valiryos y con un cabello negro largo.
- Majestad - saluda dando una reverencia - Venia para decirles que las damas de compañía ya están aquí-
- Gracias Misarya - habla el canalla
La mujer asintio para luego posar sus ojos en la princesa y le sonrio con dulzura. Misarya enserió no podía creer que alguien como Daemon tuviese a una hija tan dulce como lo era la princesa Dhaenyra siempre creyó que si algún día tenia un hijo seria tan parecidos, al parecer se equivoco, hubiera querido conocer a Lady Laena estaba segura que la joven compartía su personalidad encantadora con su madre.
