Prólogo | Tiempos desesperados, medidas desesperadas

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Alice

Mi abuela solía decir mucho que los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.

Y probablemente ella no quería que me tomara a pecho todas las cosas que decía, pues la mujer hacía uso de los refranes la mayoría del tiempo y muchos de ellos eran difíciles de seguir al pie de la letra. Sin embargo, tuve que sacar esas medidas desesperadas a la luz cuando, por culpa de una pequeña crisis económica familiar, me redujeron la paga semanal en un 80%. Paga que no solo usaba para darme caprichos como ir al cine, comprarme una pizza con mis amigas o ir un par de días a la playa, sino también para ahorrar.

Era consciente de que no todo adolescente gozaba de una paga semanal y que era una afortunada, pero... ¿Qué iba a hacer yo con solo cinco dólares con cincuenta centavos a la semana? No tenía ni idea de hasta cuándo iba a durar esa pequeña crisis, así que tuve que recurrir a esas medidas desesperadas.

Tener tres hermanos mayores podía llegar a ser un infierno (y lo había sido durante muchos años), pero dejaba de serlo cuando habían estudiado en tu mismo instituto y los profesores tenían la mala manía de repetir los exámenes de los años anteriores.

Ya lo decía la abuela, que mis ideas de bombero algún día tendrían buenos resultados.

Estudiar no, pero sacar buenos apuntes sí que se me daba muy bien. Y fotocopiar los exámenes que mis hermanos guardaban penúltimo y último año también se me daba de lujo. Venderlos a los estudiantes, todavía mejor.

El foro estudiantil del instituto había sido la vía perfecta para mi nuevo emprendimiento: la venta de apuntes y exámenes. ¿Poco legal? Probablemente. ¿Me daba el suficiente dinero como para poder ahorrar y algún día lograr ir a la universidad? Por supuesto.

Me escondía tras el usuario de W123 y el meme de la rana gustavo abrazándose las rodillas como icono de perfil.

Todo iba a pedir de boca, a pesar de que no todos los exámenes eran repetidos (mis clientes ya estaban advertidos y ellos eran los que elegían comprar o no el examen), hasta un viernes a última hora, cuando abrí la taquilla para dejar algunos libros y coger otros, y una nota cayó a mis pies. Extrañada, la levanté del suelo y la leí.

«Hola, Alice. O debería decir W123».

Y nada más.

📝📝📝

Amigasssssss💖

Aquí tenéis el prólogo, así para dejaros un pequeño adelanto antes del lunes, que es cuando publicaré el primer capítulo.

Por si os interesa, en mi Instagram (Lau154.autora) os he dejado un reel de lo que es el foro estudiantil en el que Alice vende apuntes!

Nos leemos MUY, MUY, MUY PRONTO🦋

Medidas Desesperadas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora